Pasar al contenido principal
Irene Rodríguez abre puertas en Festival Internacional de Ballet
29October

Irene Rodríguez abre puertas en Festival Internacional de Ballet

Por: Martha Sánchez (Para CND)

 

Irene Rodríguez, foto de Nancy Reyes
 

Cuando baila no es ella misma. Probablemente el corazón de Irene Rodríguez palpite más rápido que sus tacones, pero sus rostros en escena no denotan nervio sino osadía, unas veces inocencia, otras sensualidad, maldad, embrujo, engaño, herida, traición, sufrimiento, agonía. “Yo siempre he sido muy apasionada, me entrego desde pequeña. Siempre supe lo que quería hacer y lo que quería lograr”, asevera la bailarina cuya personalidad escénica cautiva.

 

   “Transmitan, proyecten esa luz que sale del pecho”, exige como maestra. “¡En la clase se baila!” y ella no solo lo dice, lo demuestra y proyecta auténtica luz en escena. Irene impresiona por su capacidad de transmutarse en muchos seres. Sobre el escenario, en el personaje que le pidan, dentro de la historia más adversa, y en la vida real diseñadora de luces, vestuario y escenografía, relaciones públicas, maestra y directora de su propia compañía de danza española en Cuba. 

 

   La ganadora del Premio Iberoamericano de Coreografía 2012 estrenará su más reciente creación en el 24 Festival Internacional de Ballet de La Habana y asegura que empleará a toda su compañía en Aldabal, un término que enuncia a un lugar con muchas aldabas y por tanto con numerosas puertas.

 

   En declaraciones a Excelencias, la creadora manifestó su agrado porque cada espectador en el teatro interprete a gusto el uso de las puertas, pues ella no desea imponer  lecturas obligatorias. Solo puede asegurar que esta seguiriya dejará a los bailarines sin aliento por su intensidad rítmica y la tremenda demanda de virtuosismo.   

 

   Rodríguez se encargó además del diseño de vestuario y escenografía, mientras el guitarrista Noel Gutiérrez compuso la música electroacústica.

 

   El estreno está previsto para el 4 de noviembre en el Teatro Mella de la capital dentro de un programa concierto en el que participarán además el Ballet Nacional de China, el New York City Ballet, de Estados Unidos, y el Ballet Nacional de Cuba.

 

   Recientemente, la Compañía Irene Rodríguez recibió un reconocimiento en Estados Unidos por su actuación en el Museo Latinoamericano de Arte de Los Ángeles.

 

   La placa concedida al conjunto que dirige la bailarina agradece por acercar al público del sur de California a una experiencia única de danza cubana y española, y estrechar lazos amistosos mediante la cultura.

 

   Según consta en el certificado, la pasión de la artista por el arte enriquece la vida de sus audiencias. En escena, Rodríguez resalta por un empleo muy virtuoso de técnicas como las del ballet clásico, la escuela bolera y el flamenco.

 

   Además de bailar en el Museo, Rodríguez impartió dos clases magistrales en el Ballet San José, de California, a solicitud de su director, el cubano José Manuel Carreño.

 

   La Master en Danza ofreció una conferencia en el West Valley College, de Saratoga, California, para estudiantes especializados en arte, y realizó una presentación en el Carrige House Theater del Montalvo Arts Center, emplazado en esa misma ciudad.

 

   Personalidades como la prima ballerina assoluta Alicia Alonso y el gran pianista Frank Fernández han compartido proyectos con Rodríguez, quien culmina un doctorado en el Instituto Superior de Arte (ISA).

 

   “Quítenle a la danza tensiones para que parezca natural, háganla ver menos difícil”, sugiere a sus estudiantes Irene, sin miedo a revelar secretos, incluso los que ha aprendido por sudor y creatividad propia sobre los escenarios. Para nadie es un enigma su talento, pulido a diario con altas dosis de trabajo constante y entrega. Pudiera parecer que no se cansa, pues luego de dar clases y ensayos a los miembros de su compañía, la artista dedica horas a formar nuevas generaciones de danzantes, muchos con escasa experiencia en alguna carrera artística.

 

   El Taller de Danzas Españolas que dirige con el auspicio de la Escuela Nacional de Ballet reúne alumnos de distintas partes de la geografía cubana, pues cuando lanzó la convocatoria se presentaron 300 adolescentes y la maestra no tuvo más remedio que seleccionar 42 para no exceder el espacio de un salón prestado.

 

   “Piensen que están ponchando un papel con el pie”, señala Irene. Todos los zapatos de las chicas tienen elásticos o tiras abrazadas al empeine de cada pie pues los taconeos deben ser fuertes, sin riesgos. El repaso de castañuela y pies dura 40 minutos. Luego el público solo ve elegancia y fluidez sobre las tablas de los teatros. Elegancia y riesgo,  elegancia y pasión.

 

Fuente: Caribbean News Digital