Por Jorge Fernández Era
Como parte del proyecto conjunto del Centro de Arte Continua y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas que trae a La Habana a tres importantes iconos del arte mundial —Anish Kapoor, Jannis Kounellis y Michelangelo Pistoletto— la muestra Nido sin árbol fue inaugurada en la sede de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba, en Infanta y Humbolt, en la zona de La Rampa del céntrico barrio habanero de El Vedado.
Nido sin árbol reúne obras de doce artistas cubanos y rinde homenaje al arquitecto Francisco Bedoya (1959-2002) y «a la generosidad como virtud». De Bedoya se exhiben dibujos de su serie La Habana desaparecida, conjunto de imágenes de edificios habaneros de la época colonial ya desaparecidos que el arquitecto realizó tras años de investigación y observación.
«El Centro de Arte Continua —tal y como reza el catálogo de la muestra— invita a artistas y público a completar una imagen, brindando a un nido la trama que la sustenta: el árbol. Más que de certezas, esta exposición, desde el propio título, se nutre del cuestionamiento y la ruptura con la organicidad natural y enajenante de las cosas».
A los seis artistas de la nómina inicial se sumaron con obras afines otros creadores, para completar el total de doce que forman parte del proyecto: Alejandro Campins, Celia-Yunior, Elizabet Cerviño, Susana Pilar Delahante Matienzo, Leandro Feal, Carlos Garaicoa, Osvaldo González Aguiar, Luis Enrique López-Chávez, Yornel Martínez, José Manuel Mesías, Reynier Leyva Novo y José Yaque.
En Nido sin árbol el público interactúa con obras que van desde los peldaños del Agujero de gusano de José Yaque, «testigos de los esfuerzos de cientos de hombres»; las fotografías de Parten los Cadillac: de la reforma a la contrarreforma, de Leandro Feal, evocadoras de «la más reciente fascinación mediática en torno a Cuba»; el muro de diferentes materiales constructivos con que Reynier Leyva Novo en sus Palabras de piedra cubre la pared para «citar a varios de los edificios de poder»; los rascacielos de Carlos Garaicoa, contenidos en probetas de cristal en Una metáfora simple; hasta las tizas o suvenires que en La educación sentimental de Luis Enrique López-Chávez «personifican físicamente la relación entre necesidad y creatividad».
