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Riviera: hotel de grandes privilegios
15January

Riviera: hotel de grandes privilegios

Como si no le bastara con la distinción que significa pertenecer al grupo empresarial Gran Caribe, lo que en Cuba se traduce en formar parte de la selecta nómina de hoteles de ganado prestigio, el Habana Riviera cuenta, además, con el privilegio de poder lucir en todo su esplendor y majestuosidad algunas de las piezas escultóricas más afamadas del ilustre José Florencio Gelabert Pérez, un verdadero tesoro del arte nacional que de seguro llenaría de orgullo a las más exigentes galerías del mundo si pudieran mostrar estas relevantes obras dentro de su colección. 

Aunque su vista al azulísimo mar —gracias a su proximidad con el popular Malecón habanero— le otorga un punto a su favor, el Habana Riviera no destaca por estar situado en medio de hermosas y cálidas playas, o en cayos vírgenes en contacto íntimo con la naturaleza, porque no es el caso. Lo que lo hace sobresalir definitivamente es su connotada historia y su gran influencia cultural. No en vano posee la categoría de Monumento Nacional, un honor que comparte con instalaciones insignias de Gran Caribe como el Hotel Nacional de Cuba y el Inglaterra.

Cuatro estrellas tiene el Habana Riviera que le han servido para posicionarse en los diferentes mercados por su capacidad para satisfacer los más variados intereses de sus clientes, cuando optan por cualquiera de sus 352 habitaciones, lo cual le otorga un sello de calidad.

Ideal para la celebración de eventos e incentivos, con sus habitaciones climatizadas, magníficos restaurantes, amplias y ventiladas áreas comunes…, al Habana Riviera, como ya se ha expresado, también lo hacen muy especial, desde el punto de vista histórico y cultural, tanto las esculturas que reciben al visitante en la entrada del hotel como el resto de las fabulosas decoraciones que desde 1957 llevan la firma de Gelabert. El Caballito de Mar, la Ninfa, el Tiburón, el conjunto escultórico en bronce que indica el camino hacia el cabaret, llenos de elegancia, ritmo y movimiento, constituyen un regalo para los ojos de quienes tienen la sabiduría de saber elegir bien.