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Ricardo Reymena: 70 años de un creador de mundos
06April

Ricardo Reymena: 70 años de un creador de mundos

Por  Miguel Darío García Porto

 

 

Por la obra del genio Ricardo Reymena visitamos los predios de Verona, constatando la magia de una noche iluminada por la luna mientras los cisnes bailan en el lago y también disfrutamos la majestuosidad de un castillo medieval.

 


Este pintor, diseñador de vestuario y escenografía nació el 6 de abril de 1946 y cumple este miércoles 70 años con la satisfacción de haber logrado grandes éxitos profesionales.

 


Reymena se formó como diseñador gráfico con maestros como Orlando Oráa, César Massola y Humberto Peña. Lo de diseñador escénico vino después, pues su historia se inició en el Departamento de Divulgación del Consejo Nacional de Cultura, continuó en el Ballet de Camagüey, para terminar en la compañía danzaria más prestigiosa de Cuba. 

 


Vinculado al Ballet Nacional de Cuba (BNC) desde la década del 70, cuenta con modestia el maestro escenógrafo que su génesis en esta especialidad fue un experimento de la dirección de esa compañía a ver qué sucedía.

 


De esa posibilidad surgieron emblemáticas piezas del BNC que cuentan con sus diseños escenográficos; loable ha sido su labor en clásicos como El lago de los cisnes, Coppelia, Shakespeare y sus máscaras, La bella durmiente del bosque, por solo citar algunas u obras más contemporáneas como Dionaea del coreógrafo Gustavo Herrera, A la luz de tus canciones obra en homenaje a Esther Borja en su centenario, entre otras.

 


Sin lugar a dudas, la escenografía y el vestuario resultan trascendentales para que un espectáculo como el ballet conforme el hechizo supremo del arte de la danza. 

 


Repasemos en ese sentido algunas de las obras trascendentales de Reymena. Por ejemplo, 

 

 

Electra Garrigó inspirada en la obra homónima de Virgilio Piñera, no solo es memorable por la coherente coreografía de Gustavo Herrera sino por la notable escenografía y vestuario de Reymena. 

 



La obra encuentra perfecto equilibrio dramatúrgico en el diseño pues esa enorme frutabomba coronada -símbolo erótico y trágico a la vez-, apoya la acción de la escena final donde Clitemnestra desaparece tragada literalmente por la fruta, pero además destacan en la puesta los diseños individuales de Electra y la propia Clitemnestra. 

 


Otra escenografía que tuvo como artífice a Reymena es Shakespeare y sus máscaras, una moderna, estilizada, colorida y majestuosa versión de la forma concreta que lucen las almenas de las murallas de la ciudad italiana donde ocurrieron los sucesos inspiradores de Romeo y Julieta e igualmente estimulados por el teatro isabelina, elementos que han colaborado -en conjunción con la coreografía de Alicia Alonso-, de manera considerable al éxito del espectáculo.

 



En una entrevista titulada “Ricardo Reymena: los atuendos del arte”, recogida en el libro De la semilla al fruto: la compañía, de la autoría del colega José Luis Estrada Betancourt, el autor declara sobre las particularidad necesarias para el buen desempeño profesional: 

 



“Es vital poseer una considerable base cultural. Beber del propio teatro, del cine, de la literatura, de la música..., y, por supuesto, de las artes plásticas, porque a fin de cuentas de eso se trata. Es imprescindible estar muy al tanto de lo que se hace en el país e internacionalmente. Todo es necesario, todo es importante, porque lo que no utilices te queda como sedimento”.

 



Y ese bagaje de Ricardo Reymena ha sido reconocido en disímiles partes del mundo. Sobresale su quehacer en la producción de El lago de los cisnes del Teatro Estable de Colón, Argentina; en la versión de Dionaea, de la Compañía Nacional de México; o en la mítica el Diario perdido, de Alberto Alonso, protagonizado por Alicia Alonso y montado en 1987 para la Ópera de Roma; u otras creaciones que integran el repertorio del BNC.

 



El maestro Reymena ha recibido varios premios por la calidad de sus puestas en escena y ostenta la Distinción por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier, pero el más grato de los galardones ha sido el reconocimiento de bailarines, coreógrafos, la crítica especializada, colegas, amigos y el público en general.