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De cómo los Contadores llegaron a Cícera y siguen su andanza
28August
Artículos

De cómo los Contadores llegaron a Cícera y siguen su andanza

En la ciudad brasileña de Suzano —con poco más de un cuarto de millón de habitantes y a cincuenta minutos de São Paulo— radica el grupo teatral Contadores de Mentira, creado en 1995 y dirigido por Cleiton Pereira, que practica una escena sustentada en la formación artística y la investigación, la militancia cultural vinculada con las luchas sociales, la construcción de redes, y la maduración y difusión de su cultura teatral. Hurgan en sus raíces y en la realidad latinoamericana con las armas de la antropología teatral y defienden el teatro de grupo.

Entre los montajes de los Contadores de Mentira están Don Quijote, visto a través de la investigación en torno a los brincantes populares de la tradición brasileña; Curra-temperos sobre Medeia, recreación del mito griego que celebra la fuerza de esa gran mujer y la revive a través del candomblé y una mezcla creativa de danza y música, olores y sabores, comidas y bebidas. O Incrível homem pelo avesso rescata la cultura sertaneja y la guerra de canudos, cuando a fines del siglo xix Antonio Conselheiro constituyó una república de igualdad y justicia, seguida por veinticinco mil personas y aniquilada por el Gobierno. En Coma-me: O Estado de Revolta denuncian la opresión contra mujeres y negros a través de la relación con la comida y reflexionan acerca de lo que digieren, en un acto antropofágico que recuerda el concepto de Oswald de Andrade.

Múltiples referentes teatrales los guían: Martinez Correia, Boal, Suassuna, Artaud, Grotowski, Stanislavski, Barba y Julia Varley, esta última incorporada a partir de tomar conciencia de la hegemonía masculina en el relato del pensamiento y la práctica teatral.

Su estreno más reciente es Cícera, unipersonal de Daniele Santana, que recorre la vida de una mujer nordestina, migrante que se trasladó a las ciudades del sudeste en busca de trabajo y de una vida con mayores oportunidades. Cícera condensa la impronta de muchas mujeres, pero también encarna a la madre de la actriz, una mujer negra, pobre y luchadora por su familia y por la vida que Daniele trae al presente para sacar a la luz injusticias que se cometen hoy en su país y sacudir la memoria de los espectadores, en un contexto que parece haber olvidado la crueldad del hambre, la extrema pobreza, las dificultades para acceder a la enseñanza y a la atención médica.

Cícera opta por la lucha en contra del lamento, y en su saga cotidiana rescata importantes tradiciones populares que le sirven para mutar en variados personajes. Rodeada de iconos de la cultura popular —altares, composiciones domésticas— y de mucho color, y bajo un cielo plagado de círculos de primoroso crochet y parches, la actriz canta, baila y nos transporta a un estado de empatía por sus ideas y contra la injusticia.

Fieles a su vocación latinoamericanista, los Contadores investigaron la Guerra de la Triple Alianza en el Paraguay, y ahora se disponen a sumergirse en la cultura de origen africano en Cuba. Su creación no se detiene.

En portada: Daniele Santana en el espectáculo "Cícera" Contadores de mentira - foto de Jacquelline Angelo