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Memoria de Pichón: examen teatral de masculinidad
30December
Artículos

Memoria de Pichón: examen teatral de masculinidad

Andy Gamboa es un joven actor costarricense, creador de un espectáculo que, más allá de su hermosa realización y su brillante desempeño, resulta un acto de exorcismo y un alegato de defensa de una masculinidad alternativa. El unipersonal nace del malestar de la memoria, a causa de una relación tortuosa y de violencia con el padre que el actor necesita procesar en medio de sentimientos encontrados, porque con la incomprensión o los golpes infligidos también contra la madre o el hermano menor que ya no está, el artista recuerda hermosos gestos de su progenitor entre una y otra borrachera, la acción de traerle un pequeño animalito de regalo, o de forrarle los cuadernos escolares, siempre ejercida por el padre con esmero y cariño, que hacía que los suyos fueran los más hermosos del colegio.

Andy crea Memoria de Pichón a partir de reconstruir la atmósfera de relación con el otro, comparte las canciones que le gustaba oír, se pone sus ropas e incorpora sus ademanes, su risa amplia y su poderosa energía, a veces desfachatada y a veces tierna. La suya es una mezcla de biodrama, teatro testimonio y exploración autorreferencial, en la que la sincera entrega del actor y su cabal manejo de la técnica nos atrapan, a pesar del minimalismo escénico. El artista narra sus recuerdos y sensaciones, se vuelve niño o se trasmuta en el otro; mima y dobla una pelea conyugal entre los padres, desde la vaguedad de sus huellas, y confiesa sus inquietudes creativas y de hombre gay asumido, feliz por compartir la vida con otro artista extraordinario. Si fuera poco, también anima muñecos en un pequeño retablo.

Estrenada a fines de 2018, Memoria de Pichón formó parte de la selección del Encuentro Nacional de Teatro, en octubre de 2019, y allí pude disfrutarla. Antes de comenzar la obra, cuando entramos al teatro por el acceso de artistas, un joven nos instó a escribir alguna frase sobre nuestro padre en una pared negra. Había tizas disponibles y una escalera para elegir libremente el lugar en el muro. Una señora de mediana edad y aspecto sencillo nos invitó a degustar una taza de café que ella misma sirve. Luego supimos que el joven es su compañero bailarín y su par en la dupla Fabio Pérez & Andy Gamboa Arte Escénico, con quien ha creado numerosos espectáculos de danza y teatro en los últimos cinco años, entre ellos Cuerpos ausentes o ensayo para mi muerte, Si nos dejan y El último recuerdo. Y la señora es su madre, acompañante del exorcismo.

Desde su impulso de confrontar y afirmar una masculinidad «disidente», Andy Gamboa consigue crear belleza, emoción y nos pone a pensar.