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La historia no contada de Bailando
04June
Artículos

La historia no contada de Bailando

Por: Ivón Peñalver / Fotos: Roberto Ruiz

La segunda edición del popular espacio Bailando en Cuba sigue generando expectativas, y lo mejor, nuevos modos de entretenimiento que trascienden la pequeña pantalla. En esta oportunidad fue el Teatro Karl Marx el escenario donde se representó el espectáculo humorístico-danzario y musical: Bailando en Cuba, la Historia no contada.

Todo quedó previsto para el último fin de semana del mes de mayo, días a los que le precedieron lamentables noticias por hechos vividos en el país, además de persistir los días de función una lluvia caprichosa que no impidió que el público, paragua en mano, decidiera vivir su propia historia, sin permitir que le fuera contada por las continuas noticias que radio y TV mostraban del espectáculo. El Teatro Karl Marx se repletó.

De ese modo el espectáculo Bailando en Cuba, la Historia no contada, se extendió hasta el fin de semana siguiente; los días 1, 2, y 3 de junio, fueron testigo de otra explosión de seguidores, ya sin lluvia y, esencialmente, con la presencia de un público que confió desde la primera semana y repitió la segunda, unido a todos aquellos vencedores que apostaron porque como afirma el slogan del programa: segundas partes sí pueden ser buenas.

El éxito de taquilla así lo confirmó. Desde los  inicios la pronta aparición de Rubiera con un parte, no meteorológico precisamente, nos adelanta lo que ofrecerá el espectáculo.

 

Humoristas en escena
Humoristas en escena

 

El pretexto de editar la final del espacio televisivo Bailando en Cuba permitió que se unieran en escena, el elenco de Vivir del cuento, de ellos como jurado fungieron los personajes de Pánfilo (Luis Silva) y Bienvenido (Andy Vásquez), y para completar ese rol fue invitado el muy reconocido personaje de Mariconchi (Orlando Manrrulfo). Los conductores oficiales del programa, Camila Arteche, Carlos Solar y Marlon Pijuán, mostrando un carisma a toda prueba, fueron los mediadores entre las aspiraciones y comentarios de otros humoristas como Chequera (Mario Sardiñas), Ruperto (Omar Franco), con su pareja Cachita (Irela Bravo), Chacón (Wilmer Rodríguez), y Edith Massola (Rosalinda), por cierto siempre sorprendiendo con un bis cómica, aun poco explotada.

Estas escenas, donde la hilaridad mantuvo el sello del respeto y la armonía, fueron complementadas con la presentación de coreografías representativas de las parejas finalistas del programa: Maydelis y Eduard (pareja 15, que mostró a una bailarina que además canta muy bien); Zayda y Jorge Luis (pareja 13 y Premio de la Popularidad), y Daniela y Gleyner (pareja 9, ganadores de la pasada edición).

Y para bailar la música tiene que estar a punto. La orquesta del Maestro Gaytán lo logró y para ello acompañó a los intérpretes Rosa Moré, Duany Ramos y  Alcibíades Durruty, rostros muy conocidos de la segunda edición del otro proyecto de RTV Comercial, Sonando en Cuba, e hizo posible que todas las coreografías brillaran. En ese sentido, Roclan, al frente del Ballet Revolution, no dejó espacio a dudas de que entretener exige, igualmente, una alta factura estética. Con un notable nivel de interpretación y lograda empatía para ganarse al público, alcanzó dos significativos momentos de clímax en la dramaturgia del espectáculo.

Mención aparte merece la actuación de los músicos invitados. Marcada cubanía liderada por Alain Pérez y su orquesta, fue el precedente para que luego, Diván en la primera semana, Alex Duval en la segunda, fueran rostros más que agradecidos por los más jóvenes. Fue la vitalidad de la Charanga Latina quien selló un espectáculo en la que dos horas y un poco más, transcurren sin sentirlo.

Nostalgias por los años ochenta son traídas desde la peculiar sonrisa que genera Omar Franco con su personaje de Ruperto, al recordar un programa emblemático de la televisión como lo fue Para Bailar. A partir de ahí se impone un presente con las miras puestas en ser feliz. Por eso el colorido del vestuario, la iluminación que incentiva las emociones, y sobre todo esa armonía que se respira entre todas las manifestaciones artísticas que componen el espectáculo, son cualidades a destacar cuando se hable de aciertos en escena.

Manolito Ortega, al frente de su equipo de trabajo, vuelve a tener la responsabilidad de hacer disfrutar desde una propuesta televisiva, ahora llevada al teatro con el propósito de seguir creciendo, porque más allá de danzar, Bailando.... es, igualmente, una propuesta para la vida, en la que se promueven valores éticos, sensibilidad humana y sobre todo, disposición de unir generaciones para reír, bailar,  y agradecer esas pequeñas cosas que mejoran la  existencia; y es por ellas que en el Karl Marx se disfrutó  bailando una historia no contada.

 

Bailarines

 

Tal vez haya  buenas nuevas del espectáculo... de ser así  seguiremos dando noticias desde el Karl Marx sobre esta otra  historia.

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