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Place-ness: habitar el Pompidou Málaga
12December
Artículos

Place-ness: habitar el Pompidou Málaga

A última hora del domingo todavía había largas filas en el Centre Pompidou Málaga para ver su nueva exposición semipermanente: “Place-ness. Habitar un lugar”; una propuesta que va más allá del antagonismo ciudad-campo y explora las diferentes realidades territoriales a las que se enfrenta la sociedad.

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Inaugurada oficialmente el viernes 1 de diciembre, el programa de bienvenida incluyó dos jornadas de puertas abiertas durante el fin de semana, así como un encuentro con la comisaria, Valentina Moimas, conservadora y jefa del servicio de Arquitectura del Centre Pompidou de París.

Junto a ella pudimos comprobar que esta es una muestra realmente ambiciosa en cuanto a tema y carga semántica, y que, de alguna manera, da continuidad a la anterior (Un tiempo propio), pues al igual que aquella, surge de los cambios y  reflexiones que dejó en la sociedad la pandemia de coronavirus:

“Los últimos acontecimientos han despertado el deseo de volver a una vida tranquila, lejos del estrés y la falta de espacio que impone la ciudad. Con la generalización del teletrabajo, muchas personas, sobre todo jóvenes trabajadores de clase media y alta, han decidido «retirarse al campo». Esta ola de entusiasmo por un «estilo de vida rural», amplificada por la sensación de asfixia que genera la vida urbana, revela en realidad la persistencia de los tópicos y la visión idealizada del campo construida por la imaginación de los habitantes de las ciudades”.

 

Place-ness: habitar el Pompidou Málaga

 

Aunque como se puede comprobar en el recorrido por las seis salas del Pompidou malagueño, los temas aquí tratados no son nuevos y han estado en la agenda de los artistas contemporáneos durante muchas décadas: la invasión del espacio rural, la especulación inmobiliaria y la gentrificación de las ciudades, la contaminación causada por la industria y la fabricación en serie de objetos que de seguro ni necesitamos (consumo irresponsable)… el cambio climático.

El origen de esta relación parte, quizás, del Land art, manifestación surgida en los Estados Unidos, y en la que el propio paisaje se convierte en herramienta. Así, un “Círculo de pizarras de Cornualles” (1981) de Richard Long nos dan la bienvenida, justo antes de enfrentarnos a “Deconstruir los clichés”: escenas de trabajo agrícola, vistas campestres o desviaciones del género paisajístico… que pretenden ir más allá de esta dicotomía entre ciudad y campo al presentar diversos puntos de vista sobre la vida rural y urbana.

 

Círculo de pizarras de Cornualles, Richard Long (1981)
Círculo de pizarras de Cornualles, Richard Long (1981) 

 

Resaltan aquí el óleo “Dos mariposas amarillas en una escalera”, de Fernand Léger (1951), y la mesa “Almuerzo sobre el árbol”, de Gianni Arnaudo (2004), homenaje en verde a Monet, quien a su vez se rendía ante Manet, dando así inicio al Impresionismo… también hay un Chagall (“Maternidad”, 1925) y una muestra de cómo los artistas pueden ayudar a la sociedad: las pequeñas lámparas solares de Olafur Eliasson, quien junto al ingeniero Frederiz Ottesen lleva sus “Little Sun” a comunidades sin acceso a la electricidad, principalmente en el África subsahariana.

 

Dos mariposas amarillas en una escalera”, Fernand Léger (1951)
Dos mariposas amarillas en una escalera”, Fernand Léger (1951)

 

Almuerzo sobre el árbol, de Gianni Arnaudo (2004)
Almuerzo sobre el árbol, de Gianni Arnaudo (2004)

 

Más adelante, tras pasar por una serie de maquetas de “ciudades soñadas” llegamos a la periferia, a esos suburbios formados por urbanizaciones impersonales y zonas de actividad económica, de las que no se escapa ni siquiera La Meca, como vemos en una de las fotografías de la sala.

“Habitar un espacio indefinido” es llegar a esos “no-lugares”, sitios meramente funcionales característicos de la «sobremodernidad»: aeropuertos, estaciones de tren, intercambiadores viales, centros comerciales o incluso campos de refugiados. Una estandarización y una deshumanización cada vez mayores, que tiene que ver también con “Existir en el espacio público” y que se reflejan en obras como “La sala de espera”, de Serban Savu (2016) y “Medidas de incertidumbre XIV”, de Jawad Al Malhi (2014) (él sabe de lo que pinta: nació y, ¿vive?, en un campo de refugiados de Jerusalén).

 

La sala de espera, Serban Savu (2016)
La sala de espera, Serban Savu (2016)

 

Medidas de incertidumbre XIV, Jawad Al Malhi (2014)
Medidas de incertidumbre XIV, Jawad Al Malhi (2014)

 

Por su parte, en “Repensar las dinámicas territoriales”, algunos artistas abordan la sobreproducción y el consumismo excesivo, mientras que otros se apoderan de objetos banales de los que está saturada nuestra sociedad para revelar su poder simbólico o transformarlos en remanentes absurdos del consumo de masas.

 

Place-ness: habitar el Pompidou Málaga

 

Así, el diseñador italiano Andrea Branzi nos ofrece una estantería-árbol (“Estantería tree 5”, 2010) que “no para de crecer”, aunque el abedul este cortado, para hacernos reflexionar sobre la cantidad de arboles que se talan para hacer muebles… o una metálica “Bota grande acostada” de Jim Dine (1965), que habla, quizás, de las relaciones de poder que históricamente han tenido los hombres sobre las mujeres (no creo ser el único que ha visto como la esposa le quita los zapatos al marido al llegar a casa y, lamentablemente, no hablo de 1970).

 

Estantería tree 5, Andrea Branzi (2010)
Estantería tree 5, Andrea Branzi (2010)

 

Bota grande acostada, Jim Dine (1965)
Bota grande acostada, Jim Dine (1965)

 

Y como aquí todo parece estar conectado, en “Transformar la materia: homenajes y huellas”, vemos una silla rescatada de la basura por el colectivo Estudio 5.5, dándole una nueva vida, o la escultura “Herencia”, de Gloria Friedman (1988) en la que la naturaleza es madera en bruto; la cultura, hierro oxidado; y la civilización, tierra seca.

 

Chaise soignée avec béquille, Studio 5.5 (2004)
Chaise soignée avec béquille, Studio 5.5 (2004)

 

Herencia, de Gloria Friedman (1988)
Herencia, de Gloria Friedman (1988)

 

Finalmente, “Recomponer sueños y realidades”, nos invita a comprender la complejidad de nuestro mundo globalizado, donde hay paisajes idílicos… pero también dramas como la emigración, que cada año se lleva por delante miles de vidas; los que finalmente consiguen llegar “a tierras de libertad”, dígase Europa o Estados Unidos, llevan unas cargas emocionales y de desarraigo que pesan más que los pocos bártulos que le acompañan en la travesía. 

 

Bolsillo que pica, Mircea Cantor (2007)
Bolsillo que pica, Mircea Cantor (2007)

 

Así lo ha visto el franco-camerunés Barthélémy Toguo en su instalación “Redención” (2012-2014). Dos inmensas sillas enfrentadas con las que examina las relaciones Norte-Sur, exilio-burocracia: en una, varios pares de zapatos desgastados, arriba bolsas de plástico o simples hatillos de ropa… en la otra, sellos que podrían ser la puerta a una nueva vida.

 

Redención, Barthélémy Toguo (2012-2014)
Redención, Barthélémy Toguo (2012-2014)

 

Hasta el 28 de marzo de 2025 se podrá disfrutar de esta quinta exposición semipermanente que el Centre Pompidou Málaga organiza desde su inauguración en 2015, y que vuelve a poner de relieve el carácter multidisciplinar y temático de las colecciones del Pompidou parisino.

Fotos: @yricardopupo