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SUSTENTAR BIENALES
20April
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SUSTENTAR BIENALES

ENCUENTRO DE PROFESIONALES EN ARCOMADRID 2015

La más reciente edición de ARCOmadrid, celebrada entre el 25 de febrero y el 1ro. de marzo de 2015, y dedicada este año a Colombia, presentó alrededor de 218 galerías, destacando, además de la muestra #ArcoColombia, los SoloProjects —reservados a galerías latinoamericanas— y el apartado de Oppening, espacio de representación de aquellas que no excedieran los siete años de trabajo.

Además de la presencia de prestigiosas publicaciones especializadas, ARCOmadrid 2015 contó con un amplio programa de exhibiciones paralelas que involucró a las más importantes colecciones e instituciones culturales de la ciudad. Independientemente de estas variadas opciones, uno de los mayores aciertos del evento fue el interesante programa teórico que promovió durante la semana de trabajo: charlas sobre temas medulares del coleccionismo, presentación de curadurías que conformaron la muestra principal e intercambio del público con curadores y artistas participantes.

Asimismo se produjeron diversos encuentros de profesionales, reuniones de trabajo con un carácter más íntimo, sin la presencia de público, donde especialistas de todo el mundo —artistas, curadores, críticos de arte, coleccionistas, directores de museos…— generaron y compartieron ideas en torno a las más disímiles problemáticas del medio, muchas de las cuales constituyen hoy el centro de polémicos y enardecidos debates. En estos espacios de intercambio fueron analizados temas como el legado de las vanguardias latinoamericanas, el desarrollo cultural entre Oriente y Occidente, las nuevas tendencias del arte contemporáneo, con especial atención en el performance y las cuestiones de género, y el papel del artista y del público en su relación con otros agentes de la institución arte. También fueron objeto de análisis, dadas las circunstancias del contexto en el que se realizan las nuevas producciones, las transformaciones introducidas por las nuevas tecnologías y las redes sociales en el medio y el giro educativo en las prácticas artísticas contemporáneas.

Especial atención brindaron también estos encuentros al desarrollo de las bienales, enfatizando en los diferentes mecanismos, vías y soluciones que se emplean para sustentarlas. La reflexión no solo giró alrededor de los aspectos conceptuales del modelo, sino que fue dirigida especialmente a analizar el componente ético que implica el sustento económico de esta clase de eventos y las diferentes variantes que pueden implementarse para garantizar su supervivencia.

Con el objetivo de intercambiar experiencias en este sentido tuvo lugar, en el marco de la Feria, el encuentro «Sustentar Bienales a través de asociaciones comunitarias y empresariales». Esta sesión de trabajo fue organizada y dirigida por la directora ejecutiva de Prospect New Orleans, Brooke Davis Anderson, quien reunió alrededor del tema a representantes de distintas bienales —en su mayoría de reciente creación—, que se presentan en el panorama artístico internacional como una alternativa al modelo económico y organizativo de la Bienal de Venecia.

Además de la representación de la Bienal de La Habana —evento que destacó como modelo de referencia de algunos de los participantes en dicha cita profesional—, participaron en el encuentro Natalia Bonilla, directora de la Fundación Biaci (Bienal Internacional de Arte de Cartagena de Indias); Sylvie Fortin, directora general de la Bienal de Montreal; Marieke van Hal, directora de la Biennial Fundation, y Marcelo Rezende, director de la 3ra. Bienal de Bahía.

Es notable la acertada selección de los proyectos asistentes, con más de un punto en contacto y mucho que aportarse los unos a los otros. Es evidente que estas bienales comparten su condición alternativa, sobre todo por desarrollarse en ciudades que no se reconocen como centros artísticos internacionales o cuya infraestructura institucional no cumple las expectativas de las nuevas producciones contemporáneas que en ellas tienen lugar. Son entonces eventos que prestan particular atención a las potencialidades de los contextos en los que se desarrollan, respondiendo en consecuencia a sus necesidades, cubriendo sus carencias y/o ajustándose a las características que los definen. En este sentido, vale señalar la experiencia de la primera edición de la Bienal de Cartagena de Indias, donde además de las obras presentadas cobraron especial protagonismo los espacios urbanos de carácter histórico y patrimonial empleados como sedes de las exposiciones. Estas ideas son una muestra de las intenciones de esta clase de eventos, los cuales enfatizan en los valores locales de sus contextos, empleando las prácticas artísticas como un medio y no como un fin. En esa misma cuerda destaca la iniciativa desarrollada por la Bienal de Bahía, cuyo programa se propuso traer de vuelta referentes importantes de la historia del arte regional e internacional que tuvieran especial significado para los habitantes de la ciudad.

Estas similitudes, apenas esbozadas, hacen que eventos como estos, que se producen en circunstancias muy específicas y en latitudes muy diferentes, compartan además de sus intereses y aspiraciones más generales, sus problemas y preocupaciones. Así quedó demostrado en dicha reunión, donde afloraron conflictos relacionados, por ejemplo, con las supuestas contradicciones entre los públicos a los que una Bienal de esta índole debería estar dirigida: el local, el especializado, patrocinadores, artistas, etc. ¿Cómo conciliar los intereses de estos diferentes públicos para garantizar la supervivencia de las bienales? ¿Cómo flexibilizar el modelo para garantizar la continuidad de las bienales?¿Cómo sustentar económicamente esta clase de eventos cuyos objetivos se alejan, cada vez más, de los principios que originaron el modelo clásico implantado por Venecia? ¿Cuál es el destino de esta clase de eventos? ¿Cuáles los retos y desafíos que impone? ¿Cómo las obras que se presentan en ellos definen el carácter de los mismos? ¿Cómo garantizar que los esfuerzos realizados por sus organizadores no deriven en un suceso temporal, sino que redunden en la producción de valores culturales y referentes históricos? Todas estas son solo algunas de las preguntas que fueron planteadas en esa reunión y cuyas respuestas —muchas veces tamizadas por anécdotas, ideas ingeniosas, soluciones pocos convencionales, etc.—, más que dar solución absoluta a estas cuestiones, generaron una certeza aún más satisfactoria: las bienales aún tienen mucho que contar.

Quizás lo más significativo de todo haya sido el hecho de que este fructífero intercambio de ideas se produjera justamente al calor de una de las más importantes ferias de arte del mundo y por iniciativa de los organizadores. Tal vez sea una manera de hacernos desistir de una vez de esos esquemas que satanizan los procesos económicos, un aviso de que el mundo y el arte han cambiado, las bienales han evolucionado hacia otras formas de representación, y las ferias de arte también. A la luz de estas reflexiones, ARCOmadrid se presentó, más allá de las transacciones económicas y las compraventas de objetos simbólicos, como un excelente espacio de interacción, una herramienta útil para realizar conexiones profesionales, conceptuales y emotivas, un lugar para conocer y reconocerse en otros proyectos e iniciativas.

Mucho se ha especulado en los últimos años sobre la crisis del arte y la incompetencia de los distintos agentes de la institución para acoger y representar las más novedosas manifestaciones que dentro de este campo se producen. Algunos insisten en depositar parte de la responsabilidad sobre los hombros del mercado, erigido en catalizador de procesos legitimadores no siempre convincentes —pero sin duda, efectivos—, que han derivado en el tan llevado y traído efecto burbuja. En este contexto, en el que aún no quedan definidos los roles de cada uno de los segmentos que componen el sistema, se ha producido una proliferación de las ferias, eventos internacionales en torno a los cuales ha comenzado a girar, también, el medio artístico contemporáneo.

Si bien estos eventos ponderan los intereses comerciales por encima de los de otra índole, es válido señalar que generan al mismo tiempo otra clase de intercambios, incorporando en sus dinámicas diferentes instancias —privadas o institucionales— que valorizan sus acciones, legitimándolas. Por ello, cada vez es más frecuente encontrar, además de la exhibición principal, un conjunto de muestras colaterales y actividades teóricas que poco o nada tienen que ver con la propuesta ferial, pero que atraen igualmente a artistas, críticos, coleccionistas, curadores e interesados en general.