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Collage Habana: La ciudad vista por sus artistas llega a Art Madrid
24February
Semana de Arte en Madrid

Collage Habana: La ciudad vista por sus artistas llega a Art Madrid

Como cada año, Arte por Excelencias regresa como media partners a Art Madrid. Y es bueno el reencuentro con los amigos. Una de las galerías a la que siempre visitamos es Collage Habana perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales. Los visitantes también se detienen antes sus propuestas expositivas, que son realmente admirables.

En esta oportunidad conversamos con la galerista Sandra García Herrera, que nos detalla las obras que han escogido para mostrar en esta decimoséptima edición de la feria de arte contemporáneo que ocupa la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles madrileño.

Sois habituales en la feria, ¿verdad?

Collage Habana es la galería cubana que más tiempo lleva participando en Art Madrid. Están participando desde la segunda edición, o sea, durante 15 años. Tuvimos una frecuencia ininterrumpida hasta el 2021 por el virus, incluso iniciando la pandemia, en el 2020, asistimos. Para nosotros es habitual estar en Art Madrid con arte cubano de diferentes generaciones.

Cuéntanos ¿qué artistas y qué propuestas traen en esta ocasión?

Cuando nos piden presentar un proyecto para participar en la feria nos gusta idearlo como una exposición. Aunque sea concepto de feria preferimos que el stand tenga la apariencia de una exposición en la que hay una curaduría y una coherencia entre las obras.

Este año hemos traído 4 artistas: 3 representantes del arte emergente - artistas menores de 35 años-, y un artista de media carrera, camino a ser consagrado, que es Luis Enrique Camejo, pintor cubano muy reconocido.

Entre ellos 4 hay una especie de conexión entre el tema de la ciudad, de La Habana específicamente, y, sobre todo, con el rescate o la nostalgia por La Habana antigua, en la que había una especie de esplendor en la arquitectura. Las piezas de Camejo sí son contemporáneas, de La Habana actual, pero la idea era conectarlos. Aunque cada uno lo hace desde su perspectiva, todos están un poco unidos por el tema de La Habana, de la ciudad antigua, de conservar.

Gabriel Cisneros es el que se desmarca un poco de este tema porque él trabaja la escultura de una manera muy particular. Pero como tiene esta especie de monumentos descontextualizados - maquetas de esculturas mayores hechas para una exposición en el Museo de Bellas Artes- pero es como un monumento que no está completo: al jinete le falta el caballo, personajes que constituyen alegorías… No está como ves la escultura habitualmente en su manera de presentarla, y esto también tiene que ver con La Habana, con los monumentos, con la transición de esa Habana antigua, de esa Cuba antigua a la Cuba que está hoy.

Frank González, por su parte, trabaja con resinas. Son unas piezas muy particulares, imágenes congeladas en el tiempo de esa ciudad de los años 40 – 50. Las trabaja con resina como una especie de conservación -es graduado de arte, pero también de restauración y conservación-,    recuerdan el ámbar que conserva los insectos. Es la misma idea de conservar esa ciudad.

Y Yohy Suárez, por su parte, toma fragmentos, por ejemplo, del interior del Capitolio de La Habana. Usa fragmentos de épocas, de estampas cubanas y los mezcla con ideas que se le ocurren como una competencia de carros dentro del Capitolio.

Están como nucleados y ese fue el proyecto a manera de mini exposición -y no como feria-, independientemente del carácter comercial que tiene el evento en sí.

Me gustaría recuperar un concepto del que has hablado, y que se puede ver en las obras, que es el de nostalgia…

Estamos en épocas de transición, de cambios incluso generacionales y hay un punto de regreso sobre todo a la arquitectura, a retomar cosas que funcionaron o que fueron emblemas y es hablar de ese pasado para también poder reescribir el futuro.

Además, los tonos todos son muy cálidos, muy fríos, como tratando de hablar de ese pasado, pero también en vistas al futuro. Aquí vemos incluso contraste con el resto de la feria en la que hay mucha obra futurista, de lo que está pasando, de la cultura pop. Y nos preguntábamos si estaría bien, porque resultamos más bien sobrios, pero es que el concepto es ese, del rescate, de la nostalgia, por ahí va el tema.

Puede ser uno de los stands que dista más del resto de los que hay en Art Madrid…

Pienso que sí, no para resaltarlo por encima de nada, simplemente diferenciarlo. Y te das cuenta tras un recorrido por la feria por los tratamientos de los temas, los colores, …

También Cuba es un país muy específico. Aquí hay obras mayormente de Europa, salvo galerías asiáticas, y por supuesto, las problemáticas son afines. Cuba tiene otros temas, otras problemáticas y también por eso se resalta. Y creo que es también por la idea de trabajarlo como exposición -que lo hacemos casi siempre-.

Hay varios stands así, pero por lo general distan en el sentido de que no es poner todo lo que traemos para tratar de mostrar más, sino que se vea más este concepto de curaduría.

¿Qué le aporta el arte a Cuba?  

El arte siempre ha sido expresión de su tiempo. Los artistas son seres humanos que no hay que ver distantes, como si fueran dioses. Son seres humanos, personas que sienten, que se preocupan por los mismos temas, que se enferman… y si hay tiempos de cambios, de transiciones, pues el arte también va a acompañarlos.

Se vio con la pandemia. Al principio uno se planteaba, ¿para qué podemos servir si ahora mismo lo que se necesita es salud y economía? Y no, el arte demostró que servía para evadirse de lo que estaba ocurriendo, para sentirse mejor, incluso proliferaron exposiciones virtuales, y los artistas trabajaron muchísimo en ese tiempo de encierro. Pienso que es necesario y la feria al final es una gran exposición y eso hace falta.

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