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Pulse Contemporary Art Fair. Rostro cubano en la muchedumbre
11December
Art Basel Miami

Pulse Contemporary Art Fair. Rostro cubano en la muchedumbre

Miami.- Haciendo un símil con la famosa película de Orson Welles, en el título de este trabajo, el encuentro con el artista cubano Armando Mariño (Santiago de Cuba, 1968) en plena Pulse Contemporary Art Fair de Miami Beach, fue como recibir un aire de frescura, colorido y de cubanía por el camino de esta otra importante feria de la Semana del Arte.

El artista llegó representado por la galería Coates&Scarry de Londres (Inglaterra) donde surgió un pedazo de Cuba, pues él estudió en la Escuela de Arte de su ciudad natal, entre 1987 y 1992, y sus trabajos se caracterizan en estos tiempos por la luminosidad del color, que surgen desde sus pinturas. El dibujo, base de su creatividad y que lo caracterizó en etapas anteriores sigue presente edulcorando o silueteando las figuras. Precisamente dentro del cuadro se siguen moviendo figuras, que en algunos casos nos recuerdan el niño que fue desandando la geografía hermosa del Oriente del país: retozando en ríos, escalando montañas, respirando en esa vegetación intrincada repleta de verdes, amarillos - por la fuerza de nuestro sol-, el azul del mar y del cielo que lo acompaña en sus aventuras pictóricas y en su vida adondequiera que vaya. La impronta de cubanía es muy fuerte. Y los temas sociales siguen animando su creatividad.

No cabe dudas que el paisaje ha influenciado su obra que siempre ha sido reflexiva, de fuerte proyección interna, donde no puede faltar la figura dentro del ambiente natural que exhalan sus piezas que han sido exhibidas por el mundo: Paris, Ontario, Copenhague, Madrid, Ámsterdam..., y en Cuba. Todo aquello que pasó o cruzó en un momento ante sus retinas artísticas está vivo en la imaginería personal del creador que está cercana a lo social, la ecología, crisis económicas, todo ello enlazado y respirando de una manera muy personal en su obra.

Pinta al óleo y con acuarela, realiza siempre bocetos en el papel - un medio que lo caracterizó como diestro y excelente dibujante en sus primeras etapas-, para después llevarlos a esas inmensa telas que traen las huellas de la cubanía donde surgen también nuestras palmas y otros símbolos que adondequiera que vaya vibran con él, como parte de un ADN muy fuerte que atrapa las miradas -como aquí en estos días- donde suma y multiplica admiradores que se acercan por las simbólicas imágenes, la factura, la creatividad y ese colorido que llega de nuestro Sol y la naturaleza que se ilumina con una intensidad singular y nos hace especiales. Así es su pintura, cubana como él.

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