La 42ª edición la Feria Internacional de Arte Contemporáneo cerraba sus puertas el pasado domingo, en el que se puede definir como el año de la moderación. Más allá de propuestas muy llamativas como el “cadáver” de Picasso – Eugenio Merino, en ADN Galería –, y del Guernica convertido en refugio – Eugenio Ampudia, en la Galería Max Estrella – las propuestas han destacado por su moderación y por la madurez y calidad de los trabajos.
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Pero también ha sido el año de la recuperación de las cifras de público propias de ediciones prepandemia, y es que desde la organización estiman que han sido 95.000 personas las que han recorrido los pasillos de ARCO durante la pasada semana. Desde la primera jornada, los galeristas destacaban el buen ritmo de ventas que se estaba viendo, aunque esto no es extraño en la feria. “Para las galerías españolas, ARCO suele ser bastante estable”, explicaba Belén Valbuena, de la galería madrileña Maisterravalbuena.
La pintura ha vuelto a ser la gran protagonista de la feria, y es que como dice la propia galerista, “siempre la pintura es más fácil de colocar en casa, por ejemplo”, formato que acostumbra imponerse a la escultura o la fotografía en cuanto a ventas. De cualquier forma, también se han podido encontrar interesantísimas obras dentro de esos otros formatos, como las citadas obras de Ampudia y Merino, las esculturas de Juan Muñoz o las de piezas de Jacobo Castellano – que presiden el stand de la Galería Maisterravalbuena –.
38.000 profesionales de alrededor del mundo se han dado cita en la 42ª edición de la feria, además de 211 galerías de 36 países, lo que da cuenta de la magnitud e importancia de ARCO. Consecuencia de ello, se han producido importantes adquisiciones institucionales y corporativas en el marco de la feria.
Por ejemplo, el Museo Reina Sofía ha reforzado su colección con hasta 26 obras de 18 artistas – Ana Esteve Reig, Anaïs Florin, Marisa González, entre otros – por un valor total de 400.000 euros. Lo propio han hecho el Ayuntamiento de Madrid, que ha comprado seis obras de los artistas María Moreno, Manuel Barbadillo, Nacho Criado, Eusebio Sempere, Concha Jerez y Asunción Molinos, por un valor total de 226.000 euros, y la Comunidad de Madrid, que concedía su premio ARCO 2023 a Sahatsa Jauregi, por Aizkora y Jone, así como a Eva Fàbregas, por su obra Crecimiento, trabajos que formarán parte de los fondos de la Colección del Museo Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles.
Como es habitual, varias instituciones han reconocido el trabajo de múltiples artistas en ARCO. La novena edición del Premio Opening by Allianz recaló en la galería paulista HOA, reconociendo el trabajo así de los artistas Ayrson Heráclito y Lais Amaral, mientras que la mención del jurado era para la galería rumana ZINA y la valenciana The Liminal.
Por su parte, el fascinante stand de la galería portuguesa Monitor recibía el Premio Lexus al Mejor Stand y contenido artístico, la obra del artista emergente Alberto Odériz se alzaba con el Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente, al igual que lo ha hacía el talento naciente de Cristina Mejías, que era galardonado con el XVI Premio illy SustainArt.
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