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Diálogos urbanos
20April

Diálogos urbanos

El escultor Eladio de Mora (Toledo, 1960), conocido por dEmo, transita por un período importante de su consolidación internacional.

En esta entrevista para Arte por Excelencias, dEmo ofrece detalles sobre sus concepciones escultóricas y los proyectos internacionales en los que trabaja.

He sido siempre un artista, desde chiquito, desde que me enseñaron las monjas en un colegio teresiano con un baldosín en el suelo a poner la a, la i, y la u. Cuando descubrí que apretabas la tiza en el suelo y salía lo que te ponían en la pizarra, eso fue deslumbrador… Creo que siempre he tenido esa sensibilidad para el arte.

Aunque empecé a tomármelo en serio hace unos veintitantos años. Siempre he pintado, he dibujado, he dado clases de dibujo con otros artistas, pero al fin di el salto. Mis padres tenían negocio de zapatería y tenía que tirar también el carro con ellos, hasta que pude hace unos veintitantos años como te dije dar el salto. Ahora tengo mis talleres y no paro de trabajar.

¿Desde un primer momento a Ud. le interesó la escultura?
No, descubro las tres dimensiones cuando hago un primer hombrecito de tuercas y lo sueldo. Hasta ese momento siempre había dibujado, hacía retratos a los profesores, pero la escultura como tal la descubrí más tarde y me apasionó.

Cuando llegaba un artista a un Museo, le decían que tenían toda la programación hecha hasta por un plazo de diez años, que dejara su currículum, o sea, no te permitían empezar a exponer. Entonces se me ocurrió que lo que no tenían programados los Museos eran los espacios exteriores, las fachadas, y desde entonces se me abrió el campo. Empecé en el IVAM, les llevé un viernes un proyecto y me dijeron que me contestarían. El lunes me llamaron a las diez de la mañana diciéndome que aprobaban los buzos. Al exponer en exteriores enseguida la gente te conoce, enseguida hablan de ti, eso me ha ayudado mucho.

Veo que dentro de sus esculturas hay una tendencia a integrarse al medio, hay una vertiente escultórica instalativa. ¿Es algo que seguirá haciendo?
Sí, yo creo en los exteriores de los Museos, en las casas culturales, y en las ciudades sobre todo, en ellas se desarrolla todo, es donde mejor respiran las esculturas. Mis esculturas tienen doble lenguaje. Por ejemplo, expuse los patos en todas las fuentes de La Castellana, era una vía pecuaria, en el lugar había sequía, el único reducto que quedaba de agua eran las fuentes. Me interesa el medio ambiente, la ecología, y cómo se comporta el ser humano. La repetición de las figuras de los patos era para hacer énfasis en la idea de que ya no teníamos animales en las ciudades, que había sequía. Pienso además que si uno repite veinte veces la misma pieza está reiterando el mensaje, esa es mi filosofía de la creación.

También vemos en sus obras no sólo un diálogo entre lo urbano, las personas y su arte, sino también un gusto por la sátira, por buscar el asombro en las personas, sobre todo con figuras que te recuerdan mucho la niñez, la infancia. Hábleme un poco sobre esto.
Si alguien entiende el doble mensaje de mis esculturas pues bien, y si no entonces quiero que les sean agradables. Por ejemplo, los buzos en el IVAM y en otros sitios donde los he puesto, con un toque surrealista, hacen referencia al ser humano: hay buzos blancos, negros, están con las gafas leyendo las pacas y con el tubo que parece que les falta la respiración, tienen aletas puestas, van caminando... Se trata de ofrecer una impresión de hacia donde vamos, hasta donde llega el ser humano. Me muevo por observación, me gusta sacarle el doble sentido a las piezas: el patito que todo el mundo ha tenido, los toros que ahora quieren prohibir en España, los ositos en IFEMA… Ese creo que es el animal de Europa.

Me llama mucho la atención en sus obras el uso cromático, el empleo de colores vivos contradictorios con el clima y a las tendencias Europeas de colores grises, ocres…
Sí, el color es muy importante en mi obra, aunque utilizo también el negro y el blanco. Hago series blancas enteras y ahora los payasos que tienen mucho más color. Estoy probando cosas, neones con luces… Por ejemplo, repetir los toros en colores representa para mí la diversidad, que somos iguales, es la misma figura, pero distintos, cada ser humano tiene sus matices. He reproducido siempre la misma pieza en las instalaciones que he hecho, en los osos que he puesto en la calle… Pero el Consejero de Andorra, por ejemplo, me dijo una vez que su hijo le pedía que lo llevara todos los días a ver una pieza distinta, quería verlas con los distintos colores con los que estaban ubicadas por toda la ciudad. O sea, era la misma pieza, pero para el niño era diferente, le daba otra simbología.

¿Cuales han sido sus maestros o influencias más cercanas?
Soy español, nacido en Toledo, de allí me vine a Madrid con tres añitos. Tener aquí el Museo del Prado ha sido para mí impactante. Mi familia tiene una colección muy grande de obras de arte, de cuadros, de esculturas, de fotografías. Tengo un hermano pequeño que es fotógrafo. He conocido a Barceló, a Fernando Botero; pero sobre todo creo que en el interior tenemos a Velázquez, a Goya, Picasso, Tapies… Cuando uno está por Europa, Estados Unidos, y explica que es español te dicen entonces: “Oye, ése sí que es artista”, se nos da eso de la categoría de forma más fácil, pero es por la tradición, por la historia del arte que tenemos. Me siento orgulloso que todos ellos y creo que más me fijo en los artistas nuestros, aunque estoy en el mundo e informado.

¿Cuál es su criterio sobre el mercado contemporáneo del arte y la inserción de su obra dentro de esos mercados y eventos internacionales?
Es muy importante estar. El arte hoy día es más mundial, enseguida estás en todo el mundo, con los medios y las revistas que tenemos ahora; internet ha revolucionado todo. El mercado es también muy importante para el desarrollo del arte. Yo tengo cinco talleres, para hacer una instalación necesito treinta personas, camiones, grúas, tráiler, hay una cantidad de movimiento que genera riqueza. Tuve la suerte hace siete años de estar en Art Basel, había disisiete ferias en la misma semana, ahora hay veintitantas. Tuve la oportunidad de ir con distintos galeristas que iban en el avión, y cené dos noches con el alcalde de Miami de entonces. Él me hablaba que seguían teniendo un buen turismo de sol y playa, pero que el arte les había revolucionado la ciudad, había contribuido a mejorar los barrios, a crear talleres de artistas, las galerías se habían instalado en barrios más baratos y que estaban degradados. En fin, tenían mucho que agradecer al arte. Yo venía de Madrid donde estaba Arco nada más y empezaba Art Madrid.

Ellos tenían pelas, rivalidades entre ellos, era una especie de competencia. Yo creo que no hay competencia ni en los artistas ni en el arte, cada uno lleva su historia. Este año ya se han hecho tres ferias, he tenido la oportunidad de visitar las tres y estaban llenas de gentes, entonces eso es lo que genera riqueza. Sin el dinero yo no puedo hacer proyectos.

¿Cuáles son las proyecciones para el resto del año?
En junio, en Art Basel, tengo prevista una instalación grande, exterior; estoy preparando un proyecto de veinte gallos para colocar en París. Acabo de instalar tres rinocerontes. Estoy trabajando con grandes marcas, a Frank Muller, le he hecho treinta diseños de relojes, en junio creo que se presenta el primero de una serie limitada; con Omega estoy trabajando también, en fin, tengo muchos proyectos.