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Arancha Goyeneche presenta "Caprichos cromáticos "en la Galería Gema Llamazares
03May
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Arancha Goyeneche presenta "Caprichos cromáticos "en la Galería Gema Llamazares

La reinterpretación de la pintura como materia artística fundamenta el estímulo creativo de Arancha Goyeneche. Para ello utiliza materiales tradicionalmente ajenos a esta disciplina, sobre todo aquellos provenientes del mundo industrial, como vinilo adhesivo, pvc, fotografía,  fluorescentes o proyecciones, entre otros. A pesar de que se cuestione el soporte pictórico, en todo su trabajo late una defensa íntima de la pintura, una dualidad entre tradición y modernidad que respeta en lo fundamental los postulados clásicos de la creación artística. En este sentido, la artista trata de mantener viva la búsqueda de los valores de la pintura tradicional de perspectiva, color, veladura, luz, volumen e ilusión de movimiento mediante la superposición sucesiva de capas de color junto con materiales de distinta naturaleza.
 
Una de las cualidades de la obra de Arancha Goyeneche es su carácter instalativo. En ocasiones, el muro  se convierte en un gran lienzo blanco donde expande todo el material fragmentado, convirtiendo la practica pictórica en un trabajo casi escultórico, pleno de relieve y movimiento. De otro modo, el uso de luz cromática mediante fluorescentes provoca que los límites físicos de la obra sean aún más imprecisos, expandiendo también el color a través de la sala, los techos, el suelo para finalmente imponerse sobre el espectador. Por todo ello podríamos hablar más de espacio pictórico que superficie pictórica.
 
Además de estudiar el concepto y la práctica pictórica fuera de sus soportes tradicionales no hay que olvidar que el trabajo de Goyeneche está íntimamente unido al paisaje vivido como una experiencia vital, básica y necesaria. Su obra está traspasada por la inspiración paisajística, por una intervención de la naturaleza basada en la abstracción, moviéndose en el terreno de las sensaciones y las emociones, hasta construir una reinterpretación vitalista de la realidad llena de evocaciones y abierta a la interpretación del espectador. Esta obra surge a partir de la experiencia directa con la naturaleza, de sus ciclos vitales, de la observación de las pequeñas cosas que pasan inadvertidas y que son invisibles a nuestra forma actual de vida tal y como estamos acostumbrados en un mundo tan artificial y tecnológico.
 


Por todo ello el título de la muestra, Caprichos cromáticos, está cargado de sentido. La artista presenta en la galería Gema Llamazares una selección de trabajos realizados en los últimos años hasta la actualidad. Podremos ver la obra Sticked  painting que comenzó a trabajar en 2012 y que todavía sigue en proceso de desarrollo. Se trata de una pieza cuyo origen se encuentra en el estudio de la azulejería mudéjar, concretamente la que se encuentra en la casa Pilatos en Sevilla. La artista no pretende hacer ninguna reproducción fiel del azulejado, de sus formas y geometría, ni tampoco utilizar la misma técnica cerámica con la han sido realizados. Lo que le interesa es construir e interpretar una visión contemporánea del conjunto, de las sensaciones que producen, y todo ello trasladarlo a un lenguaje plástico y coherente con su propia trayectoria artística.

 


En este sentido, el propio título, Sticked painting, alude a la técnica empleada. Se trata de pequeños recortes de vinilo autoadhesivo a modo de stickers o pegatinas de colores mates, brillantes o reflectantes pegados  sobre una superficie de pvc de 10 x 10 cm. Con estos pequeños elementos, unidades o módulos, que obviamente tienen un paralelo con la fragmentación propia del alicatado, realiza distintas composiciones mediante paneles que adapta, según las necesidades, al espacio expositivo o, lo que es lo mismo, al espacio arquitectónico. En el presente caso presenta 6 paneles que forman un mural de 180 x 540 cm.

 


Muchas de estas unidades modulares, que ya de por sí son pequeñas obras pictóricas en miniatura, las ha sacado del contexto en las que fueron concebidas, llevándolas a otra escala, dándoles otro significado y adaptándolas a otras soluciones técnicas. De ahí surgió la serie Pequeños paisajes, piezas de 30 x 30 x 6 cm, que llevan por subtítulo Maquetas para piezas imposibles. Se trata en este caso de pequeños apuntes o bocetos que posiblemente serán el germen de obras futuras.

 


En la exposición también se puede contemplar la serie Paisajes fragmentados cuyo protagonista indiscutible es la luz mediante el uso de fluorescentes de colores. Se puede decir que son estructuras esculto-pictóricas realizadas con vinilos autoadhesivos sobre PVC y fluorescentes. A través de la suma de un terminaciones filo-industriales, de luz artificial y de abstracción, la artista procura recuperar sensaciones propias de una Naturaleza siempre cambiante. Se trata de un recorrido meteorológico y temporal que apela a lo que son experiencias comunes y compartidas.
 


Según palabras de la artista: “Mi experiencia personal me ha enseñado que las obras, o las líneas de trabajo, muchas veces surgen de forma casual e inesperada. Procuro no tirar nada”. A este respecto una simple caja de zapatos se ha convertido en un contenedor perfecto para el almacenaje de los pequeños residuos que genera su propio trabajo. Cualquier recorte de material por nimio que parezca puede ser el detonante para dar paso a una primera idea que servirá para afrontar una nueva obra. Así surge la serie Juegos cromáticos donde las pequeñas formas amorfas que consigue con el material sobrante  y, que tal vez  debería de haber tirado le sirven para experimentar con el volumen. Como consecuencia de ello ha elaborado  unas pequeñas obras escultóricas que presenta por primera vez al público en la galería Gema Llamazares.

 

5 Mayo. - 30 Junio. 2017