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Puyo, también es una ciudad que lee
02October

Puyo, también es una ciudad que lee

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges, escritor argentino (1899-1986).

Primer maratón del cuento en la amazonia ecuatoriana

Fue una bella iniciativa que responde a la necesidad de que el hábito de la lectura en niños y adolescentes prenda de una vez en la sociedad moderna contemporánea, donde los adelantos de la Tecnologías de las Información y las Comunicaciones (TIC) imponen un importante reto. Un buen libro, incluso en sus nuevos formatos digitales, se coloca frente a un juego electrónico, las redes sociales, un serial, un selfie, que no tienen necesariamente que ser contrarios ni excluyentes: pueden convivir y ejercer sus roles sin ningún tipo de contradicciones.

Tal vez por la añoranza de aquellas épocas en que nuestros padres y abuelos tenían por costumbre leernos cuentos en la cama, este maratón de cuentos, buscó esencias y vías para recuperar esa complicidad que media entre el lector y un texto, entre la más sorprendente fantasía y esperanzas.

La ciudad Puyo, de la provincia Pastaza, la mayor del Ecuador y en el epicentro de la amazonia conserva siete comunidades indígenas originarias, y quizás por estar un tanto alejada de la capital de la nación sudamericana, el desarrollo cultural y social requiere todavía de mayores esfuerzos y resultados:  no existe una sala de cine ni un teatro, bibliotecas ni librerías públicas, de ahí que esta iniciativa fuera necesaria y muy bien acogida.

Por primera vez esta faena aquí. Antes se dieron eventos similares en Quito - en 12 ocasiones-, Ibarra, Esmeralda y fue la Unidad Educativa San Vicente Ferrer (denominada el Vicentino), colegio religioso y fiscomisional del Puyo, la inmejorable sede anfitriona que a su vez invitó a decenas de centros educativos de la localidad y constituyó una avalancha de niñas y niños que aplaudieron y vitorearon las distintas representaciones expuestas.

“Puyo, una ciudad que lee”, fue el slogan de la jornada liderada por Girándula, la asociación ecuatoriana del libro infantil y juvenil, que sin fines de lucro es la representante de la International Board on Books for Young People (IBBY), que fuera fundada en Zurich, Suiza, en 1953 y que cuenta con más de sesenta países miembros. Girándula agrupa a escritores, ilustradores, libreros, bibliotecarios, librerías, editoriales y promotores de la lectura en ámbitos infantiles y juveniles, presidida por Ana Carlota González, quien, junto a casi dos decenas de sus miembros y la colaboración de unos voluntarios, estudiantes de la Universidad Estatal Amazónica de la región, dieron el disparo de arrancada del maratón.

Pero Girándula, no estuvo sola, sino acompañada también por miembros del Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra que debe su nombre a quien fuera un escritor guayaquileño de los principales cuentistas del país e iniciador de la corriente del realismo mágico. La iniciativa perteneciente al Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, con sede en Quito, incorporó otros emprendimientos como el proyecto Pájara Pinta, de la Campaña Provincial de Lectura de Tungurahua. También se contó con el apoyo de las autoridades locales del Puyo, como los Ministerios de Cultura y Educación, este último con su programa Yo leo, y personalidades políticas y de la cultura y la máxima representación del centro anfitrión, el hermano religioso Daniel Zúñiga, Rector del Vicentino.

“El gusto por la lectura se adquiere casi siempre en la niñez, y me sorprende que parezca tan difícil inculcarlo”. – Esther Tusquets, editora, escritora y ensayista española (1936 -2012).

En un auditorio se concentraron los estudiantes con sus profesores y en el escenario diversos autores  y promotores de libros leyeron fragmentos de sus obras o de otros creadores coterráneos, entre ellos Juana Neira, Alba Castillo,  Ana Carlota González, Alicia Ovalle, Mariana Falconi,  Silvia Araucó, Marcela Holguín. También se hicieron representaciones teatrales de cuentos y monólogos. Uno muy aceptado por su simpatía y sui géneris tema  “El cuento de la caca” fue interpretado magistralmente por el promotor Hugo Palacios; en tanto en las afueras funcionaron la Giratoteca, experiencia práctica, donde se expusieron libros que los usuarios pudieron leer bajo el lema "está prohibido no tocar". Se hicieron además, juegos de participación, competencias de dibujos, completar frases de refranes,  lecturas colectivas y talleres especializados en temas literarios y de promoción. En la sesión de la tarde funcionó abierto al público y con entrada libre.

El auditorio quedó conforme y percatado de la necesidad de continuar trabajando con todos, pero en especial con las nuevas generaciones de ecuatorianos para que la lectura sea parte también de la vida cotidiana y pueda sobrevivir a la avalancha tecnológica y al alcance de los teléfonos móviles; para que el viejo libro de papel sepa que todavía no tiene que correr la suerte de los Dinosaurios.

Por cierto, la prueba olímpica del atletismo del maratón de 42 kilómetros y 195 metros, rinde tributo al mensajero Filípides, quien en 490 (a de C) recorrió similar distancia para anunciar el triunfo de su ejército sobre los persas y llegando a su destino y con el grito de victoria, cayó muerto. Hoy los trayectos y más con las autopistas de las informaciones son relativos, esperemos entonces que el Puyo, retome desde ya la iniciativa y emprenda sus propios maratones de la lectura que tanto bien hará a todos y en especial a las generaciones por venir. 

Por Antonio F. Medina, colaborador desde Ecuador