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El barroco desde la perspectiva contemporánea
03April
Artículos

El barroco desde la perspectiva contemporánea

Del 28 de enero al 2 de febrero de 2019 tuvo lugar en la ciudad de Matanzas un evento de especial significación para la enseñanza artística: el Festival Invierno Barroco. Auspiciado por la Dirección Provincial de Cultura y presidido por la reconocida cellista y profesora Felipa Moncada, el Festival celebró su tercera edición en la Sala de Conciertos José White, sede principal. Incluyó actividades colaterales en la Ermita de Monserrate, la Escuela Vocacional de Arte Alfonso Pérez Isaac, la Escuela Provincial de Arte, la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, la Sala Pepe Camejo de Teatro Las Estaciones, el Paseo de la calle Narváez, la Casa de Abuelos de la Calle Río y la recién restaurada Sala Joseíto White, sede de la Banda Provincial de Conciertos.

Su objetivo esencial es brindar una visión unitaria del arte barroco que sirva de complemento a la formación académica de los estudiantes de la enseñanza artística en Cuba. En consonancia, se fusionaron música, danza, artes plásticas y teatro en varias de las presentaciones y se propiciaron diversos espacios de diálogo.

Interpretaciones históricamente informadas

El concierto de apertura Barroco al alba, a cargo de la agrupación Ensemble Cantabile, trajo al presente una parte del repertorio del denominado barroco temprano, que comprende las obras compuestas entre 1600 y 1650. Se seleccionaron composiciones de algunos de sus exponentes: Andrea Falconieri (1585/6-1656), Claudio Monteverdi (1567-1643), Giovanni Felice Sances (1600-1679) y Dario Castello (1590-1630).

Las ejecuciones evidenciaron la transición de la estética musical renacentista hacia la expresión en ciernes del barroco italiano, y fueron fieles a sus formas originales de interpretación, de acuerdo a las combinaciones vocal-instrumentales empleadas y al uso de los recursos técnico-estilísticos.

 

Grupo Ensemble Cantabile
Grupo Ensemble Cantabile

 

Proyecciones desde y para la enseñanza artística

El estilo barroco adquiere importancia sustancial en la formación de artistas. Su contenido histórico-social y estético lo convierte en referente obligatorio para comprender la relación del hombre con el hecho artístico y la sociedad en general. Por ello, abrir su espectro a todas las formas posibles de acercamiento a los más jóvenes es atinado y oportuno.

En la finalizada edición, se logró reunir a estudiantes de los tres niveles de enseñanza musical en el país (elemental, medio y superior) y motivarlos al experimentar de primera mano los géneros que hasta entonces conocían solo en teoría, como la ópera, la suite, la folía y el pasacalle.

Destacaron las clases magistrales ofrecidas por Yasek Manzano y Alejandro Falcón para las especialidades de trompeta y piano respectivamente. Asimismo, es de señalar la labor desempeñada por los integrantes de Ensemble Cantabile, quienes desarrollaron talleres de canto, violín, cello y guitarra, adentrándose en las peculiaridades del barroco latinoamericano mediante el montaje de fragmentos del Códice, de Baltazar Martínez Compañón. Además, se sentaron las bases para el aprendizaje del órgano en la provincia, para lo cual se realizan las coordinaciones pertinentes en la Catedral de Matanzas, institución a la cual fue donado recientemente un órgano en perfectas condiciones.

Los fragmentos del Códice interpretados por los estudiantes se llevaron a escena con excelentes resultados. En la misma noche, músicos matanceros que han desarrollado una tarea de peso en la docencia ejecutaron un repertorio de alta complejidad que incluyó el ciclo de Arias para soprano, trompeta y órgano de Alessandro Scarlatti —estreno en Matanzas— por Vanessa Herrera (soprano), María de los Ángeles Horta (pianista) y Rodolfo Horta (trompetista).

Las escuelas de nivel elemental y medio de Matanzas compartieron concierto bajo la asesoría de los expertos José Antonio Méndez Valencia, Ileana Patricia Pinedo Navia y Vanessa Herrera Álvaro. Por su parte, los alumnos de la Academia de Artes Plásticas de Matanzas estuvieron representados por César Alejandro Martínez Guerrero y Sergio Rufín Ramos, con la exposición del tríptico Invierno-primavera-otoño en alusión a Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi.

Un momento memorable dentro del programa general fue el debut de la Orquesta de Cámara de la Escuela Nacional de Arte bajo la batuta de Alice Jane Guerra, junto a Carolina Baños y Melissa Rivero del Río como solistas invitadas. La orquesta tuvo el privilegio de compartir escenario con Yasek Manzano para la interpretación del Concierto para trompeta piccolo en Re mayor de Giuseppe Tartini. Dicho elenco realizó además una presentación en la Ermita de Monserrate y otra en la Universidad de Matanzas, que resultaron una experiencia educativa en extremo enriquecedora.

En otra de las jornadas se disfrutó la puesta en escena de Cleopatra, sobre la original de Ubail Zamora, con la dirección artística de Inima D’Fuentes y la dirección musical de Cesar Eduardo Ramos. Este pasticcio de la ópera Giulio Cessare in Egitto de Georg Friedrich Händel fue interpretado por la Orquesta de Cámara del Instituto Superior de Arte y estudiantes de la cátedra de Canto Lírico, y constituyó un valioso referente de la ópera de cámara.

 

Alejandro Falcón
Alejandro Falcón

 

Una pincelada martiana ligada al barroco

En el marco del festival se celebró el tercer aniversario de reapertura de la Sala de Conciertos José White. También se homenajeó el aniversario 166 del natalicio de José Martí mediante la reposición de la obra de teatro Los dos príncipes, de María Laura Germán, con la dirección artística de Rubén Darío Salazar. Esta puesta fue ambientada con música de los compositores barrocos Tomaso G. Albinoni (1671-1751), Georg Philipp Telemann (1681-1767), Benedetto G. Marcello (1686-1739), entre otros.

La huella barroca en el contexto matancero actual

La jornada de clausura respondió a la premisa «El barroco desde la perspectiva contemporánea». Dio cabida a obras barrocas con arreglos modernos y a otras compuestas en el siglo xx o xxi con marcada influencia del estilo. Ambos enfoques caracterizaron el concierto del cuarteto de cuerdas Amadeo Roldán, en el que sobresalieron obras y arreglos de su director Leonardo Pérez.

La ocasión fue propicia para sugerir debates en torno a la relación entre Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi y Las cuatro estaciones porteñas de Astor Piazzolla, interpretadas magistralmente por el Dúo Ondina y el cellista invitado Adriel David Rodríguez Laza. Además, se abordaron los puntos de contacto entre la suite Water music de Georg Friedrich Händel y la que escribiera Alejandro Falcón inspirada en la anterior, con el título Entre las dos aguas. Dicha suite para piano y orquesta de cuerdas, dedicada a Matanzas, culminó el Festival en la interpretación de la Camerata José White, que dirige el maestro Bienvenido Quintana, y del propio Falcón al piano. La obra conjuga los patrones formales, rítmicos y de fraseo propios de la música popular matancera y sus antecedentes de origen yoruba, empleando un concepto armónico de vanguardia y constantes reminiscencias barrocas.

Como preámbulo al estreno mundial de Entre las dos aguas, la bailarina y coreógrafa Lilian Padrón, directora artística del evento, concibió un pasacalle a modo de enlace entre el estilo barroco y el sincretismo cultural matancero al que refiere la suite en sus cinco danzas: Preludio a Ochún, Danzón, Minuet-zapateo, Allegro-rumba (canto a Yemayá) y Allegro-mambo. El trayecto contempló varias presentaciones artísticas en el paseo de la calle Narváez que bordea el Río San Juan hasta su desembocadura, conduciendo al público desde el parque de La Libertad hasta la Sala Joseíto White, donde se estrenó la obra. El teatro El Mirón Cubano, la Compañía Danza Espiral, el quinteto de viento metal Atenas Brass Ensemble, alumnas de quinto año de danza de la Escuela Vocacional de Arte, estudiantes del nivel medio y las excepcionales bailarinas de Afrocuba representando las deidades Ochún y Yemayá fueron los artífices de ese hermoso y genuino espectáculo de clausura.

El Festival Invierno Barroco, en su tercera edición, se reafirmó como una propuesta válida para enaltecer la riqueza cultural del período estilístico barroco y fomentar valores estéticos en los estudiantes y en la sociedad. Así lo demostró la concurrencia de un público diverso, en su mayoría joven, que abarrotó las locaciones durante las sucesivas jornadas de conciertos.