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La arquitectura, el huevo y la gallina
09March

La arquitectura, el huevo y la gallina

El escritor y guionista cubano Senel Paz (Fomento, Sancti Spíritus, 1950), autor, entre otros títulos, de En el cielo con diamantes y El rey en el jardín; Premio Juan Rulfo con el cuento El bosque, el lobo y el hombre nuevo (que inspiró el guión de su filme Fresa y chocolate), expone aquí sus puntos de vista acerca de la arquitectura cubana.

¿Cree ud. que en el ámbito social cubano existe una verdadera conciencia sobre el significado de la arquitectura?
Creo que la mayoría no tenemos conciencia del significado de la arquitectura para uno y la sociedad; para la historia y la cultura del país; para la memoria y el futuro. Pero ella está ahí, en el exterior y en el interior; es la “naturaleza” creada por el hombre, y convives con ella, vives en ella tranquilamente sin saber a veces que ella –la arquitectura– es responsable de que seas como eres, y que tú de que ella sea como es.

La arquitectura duele poco cuando su presencia es un festejo. En cambio, su ausencia o enfermedad duelen mucho. Como la naturaleza. Es ahora que nos estamos poniendo las manos en la cabeza por la naturaleza. Los cubanos debemos ponérnosla, además, por la arquitectura. Hemos vivido el gran silencio de la arquitectura y, por supuesto, lo estamos pagando.

¿En su criterio qué papel debería, entonces, desempeñar la arquitectura actual?
Yo tal vez no entiendo la pregunta o no tengo muy claro el concepto de arquitectura, por más que acabo de revisarlo. ¿La arquitectura actual? ¿Y la que no es actual? ¿Qué papel desempeña la que no es actual en nuestras vidas, en nuestro futuro, y cuánto debemos preocuparnos y ocuparnos de ella? Porque la arquitectura, de modo más explícito que otras artes, es tangible como memoria, un acumulado de la vida material y espiritual del hombre, es el diario abierto de una sociedad. En este sentido, no hay arquitectura que no sea actual porque basta que la vivamos, apreciemos, disfrutemos y necesitemos hoy para que lo sea. Basta con que nos cuente historias y nos brinde información, incluso aquella que ya no está y que sólo podemos conocer por documentos. En fin, entiendo toda arquitectura como actual.

A propósito, ¿considera actualizada la arquitectura cubana?
Los que son “actuales” son los arquitectos de hoy, y nosotros con ellos. Nuestros arquitectos, con sus ideas, con sus búsquedas y proyectos, con sus angustias. Y necesitamos que ellos se expresen, y al expresarse, nos expresen. Necesitamos que termine el silencio de la arquitectura y poder manifestarnos a través de esa forma de la cultura “material”. Que la no-arquitectura deje el espacio a la arquitectura. Espero que no se entienda que hablo de monumentos, fuentes, fachadas impresionantes, grandes edificios, edificios imposibles... No los excluyo, pero hoy la arquitectura es demasiado inteligente y omnipresente, está tanto en lo grande como en lo pequeño, en lo único como en lo seriado, como para que la podamos confundir o reducir a puntos de interés en un mapa turístico o a sus momentos más relevantes o estridentes. Lo que echamos de menos es la falta de oportunidad de nuestra arquitectura para manifestarse como ejercicio de inteligencia, imaginación y belleza permanentes, como expresión cotidiana, externa e íntima, del alma del cubano. Como la “naturaleza material” que construimos para insertarnos en ella, en el paisaje humano que creamos y nos crea, y con el cual establecer la lógica del huevo y la gallina.
Cuestionario: José Antonio Choy y David Mateo