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Manuel López Oliva. Las máscaras de la vida
24May
Artículos

Manuel López Oliva. Las máscaras de la vida

Acercarse a Manuel López Oliva es encontrarse con un patrimonio vivo de las artes plásticas en Cuba y acceder a recuerdos bien atesorados desde hace más de cinco décadas de vida artística. López Oliva es filólogo, artista plástico, periodista, crítico de arte y fundador de todo lo que lleve el sello artístico. Su obra abarca innumerables exposiciones en Austria, Brasil, Suiza y otros países. 

Y la lista de galardones es vasta: Premio Adam Montparnarsse, Salón de Mayo de París, Francia (1968); Premio de reconocimiento de la Casa de la Prensa, Feria Internacional de las Artes, Museo de Lund, Suecia (1972); Segundo Premio International Art Exhibition, Royal Gallery, Edimburg, Escocia (1974); y Mención Salón Nacional Carlos Enríquez, La Habana, Cuba (1980).

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En su casa-galería, situada en Leonor Pérez esquina a Habana, pinta desde 2009, año en que el historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler, lo trajera a esa sede. Nos cuenta que la casa de su padre, en Manzanillo, era la casa del pintor del pueblo. López Oliva pintó héroes, catedrales, hasta que llegó a las máscaras, con una depurada técnica de acrílico sobre lienzo, que nos devela paraísos estéticos sensuales, provistos de intensidad formal, cromática, ideográfica y textural. Hoy confiesa que su quehacer no podría tildarse ni vanguardista ni impresionista: es sencillamente su obra, su estilo. 

 

Manuel López Oliva junto a su catálogo y la revista Arte por Excelencias con una obra suya de portada.
Manuel López Oliva junto a su catálogo y la revista Arte por Excelencias con una obra suya de portada. Foto: 
Dailys Rodríguez León

 

Arte por Excelencias se acercó al artista, quien también es uno de sus asiduos colaboradores. Su pieza "Never more" engalana la portada del número 35 de la revista. Fuimos en busca de detalles de la presentación del catálogo Pintura y performance, a cargo de Collage Ediciones, del Fondo Cubano de Bienes Culturales, presentado por Jorge Fernández, director del Museo Nacional de Bellas Artes.

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Pintura y performance surgió a raíz de la exposición "Mímesis" en 2012, e incluye fragmentos publicados de autores cubanos y norteamericanos: Nelson Herrera Ysla, Hortensia Montero, Lillian Guerra, Rufo Caballero, Donna Gold, Jorge Bermúdez, Kirenia Rodríguez-Puerto, Carina Pino Santos, Virginia Alberdi y Deney Terry. Se escogieron obras realizadas desde el 2000 hasta el 2017, aunque también se incluyeron algunas de años anteriores. Entre las escogidas figuran El ventrílocuo, El placer y la máscara, El vértigo y la máscara y El tramoyista. 

«Todas tienen título, es como un puente de comunicación con el espectador. Necesito que de alguna manera se dialogue con mi obra. No me interesa que el espectador interactúe mecánicamente, porque creo en la democracia espiritual. Trato de que mi obra sea sensualmente atractiva, incluso cuando hay fealdad también intento que sea atractiva. 

»Mi obra es un gran teatro, como la sociedad y la vida. La máscara no siempre es negativa. Puede ser un rol, una actitud de un actor. Esa actitud la adopté en el carnaval de Venecia en 1990. Era tradición llevar máscaras durante el carnaval e incluso tener otras relaciones amorosas siempre con máscara, aunque pintaba las también conocidas como caretas desde pequeño para el carnaval de Manzanillo». 

Galería de imágenes: Máscaras. Manuel López Oliva

Para el artista, la sociedad humana se compone de dioses, semidioses y mortales, tal como la estructuraron los griegos. «Los mortales no llevan máscaras —puntualiza—. Cada obra tiene una vida independiente, cada obra nace de una necesidad intelectual, emocional». En sus lienzos analiza la relación hombre-sociedad. «La mayoría de las veces —alega— somos hombres oreja, porque solo tenemos la posibilidad de escuchar y casi nunca podemos opinar, de eso dialogo en El ventrílocuo. Pero son las interpretaciones del espectador las que enriquecen mi obra». 

Como fiel discípulo de Antonia Eiriz y otros grandes profesores, López Oliva aborda en sus lienzos el trasfondo social y la lucha de contrarios de la dialéctica marxista. Para él, la vida es como un gran baile de máscaras y la máscara es símbolo de la teatralidad de la vida. De esta forma, se conjugan en una misma persona las artes plásticas y el teatro, para dar paso a una singular y sensual producción artística.

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