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La magia de un proyector de domingo
04July

La magia de un proyector de domingo

Por Elizabeth Bello Expósito (Especial para Arte por Excelencias

Rueda la cinta y el proyector de 1972 arroja una nítida imagen sepia sobre una de las paredes cercanas al Jiba. Poco a poco comienzan a paralizarse los transeúntes y se arma una pila alrededor...en la era de las nuevas tecnologías, Internet, smart phones, nexfit...un aparato de esos, funcionando a la perfección, se vuelve celebridad, acontecimiento.

He ahí la magia y detrás de ese “artefacto” el mago que lo mantiene funcionando. William Domingo Leyva, se aferra a su proyector de 16 mm como si en él le fuera la vida al cine. Enamorado del audiovisual, las cámaras y las salas oscuras, este gibareño de 68 años, es uno de esos sencillos pero incansables protagonistas del cine en Gibara con un puesto de honor en esta XIV edición del Festival Internacional de Cine de Gibara.

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“En una época donde lo único que hace falta para ver un vídeo es una memoria y un televisor o acceder a Internet. A menudo olvidamos la proeza técnica y el maravilloso ejercicio de ingeniería que suponían los antiguos proyectores de cine”, advierte Domingo.

¿Cómo es un proyector de cine clásico?

Es un 16 mm, Ucranian número 5, de origen ruso, fabricado desde la década del 70. Para los que no lo conocen, la máquina proyecta, a intervalos regulares de pocas centésimas de segundo, un haz de luz sobre los fotogramas de una película; ese haz de luz viene aumentado e invertido por una lente que enfoca la imagen resultante sobre una pantalla.

¿Dónde ha proyectado sus películas?         

Con mi proyector he recorrido el municipio de Gibara casi por completo y otros disímiles sitios de la provincia de Holguín, incluyendo la urbe cabecera. Mi proyector ha sido protagonista en eventos de carácter internacional como las Romerías de Mayo.

La máquina tiene más de 50 años ¿Cuál es la clave para mantenerla en buenas condiciones?

Trabajar con el proyector es la clave para mantenerlo funcionando y conservado. La energía es el amor del ser humano. Una arista compleja del proceso es encontrar y conservar las cintas para proyectar. Poseo varias películas que cuido como tesoros, entre ellas las tres Lucías, Manuela, también infantiles e internacionales, pero las personas e incluso instituciones han desechado cientos de estos materiales que pueden y deben ser conservados, preservados. Las personas conocen muy poco sobre la necesidad de conservar el patrimonio audiovisual, el cine es historia, tiempo. Siempre he tenido la ilusión de compartir con alguien mis saberes, la experiencia que tengo en el cuidado y conservación de las películas.

El cine es parte de la vida de Domingo desde muy pequeñito. No estudié en la Universidad. Aprendí con la práctica y las ansias de saber. El cine es una forma de cultura.

¿Qué sucede con el público cuando ve el proyector?

La reacción de las personas cuando ven el proyector es de asombro, alegría, emoción, interés. Es bella. Incluso los turistas se sorprenden, sobre todo el público con mayor nivel intelectual: periodistas, cineastas, realizadores. Las personas hacen preguntas, conversan. He dialogado hasta con profesores de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños.

¿Cómo recuerda a Humberto Solás?

A Solás lo conocí en la terminal y se convirtió en un gran amigo. Fui su mano derecha durante muchos Festivales de Cine Pobre hoy conocido como Festival Internacional de Cine de Gibara. Era una persona muy humana, sencilla, culta, muy activa, seria y comprometida con su trabajo.

Humberto se enamoró de Gibara por sus valores patrimoniales, porque es un pueblo pequeño, donde todo queda cerca, una ciudad muy humilde, servicial.

¿El Festival de Cine?

El Festival de Cine es lo más grande que ha podido pasarle a un pueblo costero y de pescadores como Gibara. El cine es parte de la cotidianidad de la Villa Blanca.

Domingo es una incansable alma joven, por eso además de andar para arriba y para abajo por todo Holguín con su proyector, con una hermosa terquedad y persistencia colecciona todo lo que sirve para captar imágenes en movimiento y muchos se empeñan en olvidar: cámaras antiguas.

No obstante, luego de tantos años de aprender y enseñar de cine, tras el intercambio con numerosos directores, cineastas y cinéfilos confiesa que su sueño es hacer su propia película, algo suyo, de su propia idea y que además, otra de sus grandes ilusiones es fundar el Museo del Séptimo Arte en su querida Villa Blanca de los Cangrejos.

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