Si La Habana no existiera, yo la inventaría: El Floridita

En los calurosos meses de julio y agosto, para nada es inusual que el habanero se llegue hasta la cafetería que le quede más cercana para tomar algún jugo o refresco, pero que se encuentre bien frío, bebidas estas más apetecibles en ese momento, que un plato de comida.

Sin embargo, los capitalinos del siglo XIX, tuvieron que esperar hasta principios de 1805 para que arribara a nuestras costas el buque Favorito con las primeras 240 toneladas de hielo que fueron guardadas en depósitos especiales.

Pero en realidad, fue Federico Tudor, conocido como El Rey del Hielo, quien desde 1810 se hace cargo del monopolio del hielo en la ciudad al aparecer la primera navería de La Habana, la de Juan Antonio Montes, ubicada en Oficios y Acosta.

La presencia habitual del hielo entre los capitalinos del siglo XIX, motivó que, en la esquina de Obispo y Monserrate, se abriera un bodegón nombrado La Piña de Plata, lugar que con el transcurrir de los años se convertiría en el famoso restaurante El Floridita.

También fue el momento propicio para refrescarnos con un frío vaso de guarapo en Obispo 41 o con una zambumbia, refresco a base de miel de caña y agua helada, en la primera cuadra de la calle Cuba. Por supuesto, no pasaría mucho tiempo para que naciera nuestra emblemática coctelería con tragos como el Jaibol y el Daiquirí.