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La armonía de Mery
03June
Noticias

La armonía de Mery

Durante los pasados 30 y 31 de mayo, la Casa-Museo de Asia (Mercaderes 111 entre Obispo y Obrapía, Habana Vieja), de la Oficina del Historiador de la Ciudad, acogió la Jornada Asiática en La Habana, un evento científico «con amplio intercambio de estudios del oriente por intelectuales, artistas, expertos y seguidores de las culturas asiáticas».

La directora de la institución, Yamir Macías Aguiar, abundó para Arte por Excelencias que en los intensos debates que se sucedieron se pudo constatar el inmenso interés que despierta y seguirán despertando los hilos inconfundibles que unen a las tradiciones de esa lejana región del globo terráqueo con nuestra identidad, que pasan por temas netamente artísticos, como el coleccionismo asiático en Cuba, hasta otros que hoy ocupan titulares de la prensa mundial: los conflictos surgidos a raíz del empoderamiento de China como segunda potencia económica mundial.

El colofón del evento estuvo relacionado precisamente con el gigante asiático, y fue la inauguración de Armonía de los elementos, una exposición personal de pintura tradicional china de la artista María E. González Toledo (Mery), que estará abierta hasta el viernes 21 de junio, en la que se abordan los tres grandes temas de ese arte milenario: el paisaje, la pintura de flores y pájaros y la figura humana. De ahí los títulos de los cuadros con cristal —El agua fluye en la meditación, La muralla se vislumbra como una serpiente de piedra, El canto del gallo despierta los crisantemos, La naturaleza, sugerente y reflexiva— y de los rollos colgantes —Fluye la naturaleza y la buena fortuna, En las montañas, el placer del silencio y la paz, A la cascada llegan las aves de su largo viaje, El río fluye y acaricia los pies de la montaña, Entre ríos y montañas, larga vida en un mar de felicidad—. Por otra parte, los apaisados tratan el tema Los cuatro caballeros de la pintura tradicional —la orquídea, el bambú, el crisantemo y el ciruelo en flor—, encarnación en ese orden de las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno.

«Son técnicas muy diferentes al concepto de cultura occidental —nos explica Mery—, y parten de los calígrafos chinos desde hace miles de años. Los cuatro caballeros son las cuatro formas que se emplean para enseñar las técnicas básicas. Ello conlleva mucho entrenamiento, pues la posición del pincel no es usualmente la que estamos acostumbrados a ver. Se pinta de pie, y hay una intención de sacar algo de ti para dejarlo en el papel».

Como bien apuntan las palabras al catálogo de Armonía de los elementos, «la pintura china refleja los conceptos filosóficos y estéticos de la China tradicional en su observación, creación de imagen y expresión. En su observación de la realidad, adopta el método de ver lo que es pequeño con respecto a lo grande y viceversa».

Tras la aparente ingenuidad de los paisajes y el reposo visual a que nos lleva la contemplación de las escenas, se esconde una filosofía y un pensamiento muy profundo sobre la sicología humana: «Las culturas china y japonesa —manifiesta la artista— tienen muchas enseñanzas y proyección de vida. Trabajan la autodisciplina, la paciencia, y eso de alguna manera comienza a ser parte de ti y se lo vas adicionando a las obras que haces. Para ellos, paisaje es montaña y agua, dos elementos que se integran siempre a su pintura. La montaña es la fortaleza, el poder, y el agua es lo que fluye. Ambas, unidas son la esencia de la vida duradera y la felicidad».