Skip to main content
La esmeralda, una obra de arte sacada de las montañas
02April
Artículos

La esmeralda, una obra de arte sacada de las montañas

Si hay algo fascinante para algunas mujeres son las joyas, el brillo, el diseño y la belleza de una joya. Pueden dar pie a una cercana relación por parte de quien la obsequia, en especial si esta es una esmeralda, una piedra que no solo inspira el deseo de obtenerla, sino de lucirla; un banal momento que no solo es de mujeres, sino que también seduce a los hombres. 

La leyenda de Fura y Tena relata a dos amantes unidos por el dios Are. Por la infidelidad de Fura, su esposo Tena se suicida, y ella, de remordimiento, envejece y llora desconsoladamente. Sus lágrimas, al caer, se convierten en joyas. Y esas joyas son las encontrados en los municipios de Muzo, Pauna, Otanche, Buenavista…, que fueron los territorios de los indígenas muzo, desplegados por los conquistadores en toda la cordillera oriental.

En las montañas que llevan el nombre de la leyenda, de 840 metros y 500 metros de altura respectivamente, ubicadas en el departamento de Boyacá, Colombia, y separadas por el río minero, rodeadas con un majestuoso verdor en sus bosques, se halla una exuberante belleza de fauna y flora, en la que se encuentra una gran variedad de mariposas, características de la región.

Las lágrimas convertidas en joyas, hoy conocidas como esmeraldas, han sido y son uno de los minerales más apetecidos por extranjeros y propios. La gema es de un gran valor comercial, en ocasiones más que el diamante. Este mineral de la familia del berilio es una variedad verde, en la que también se encuentra el berilio color rosa o morganita, azul (aguamarina), el helidoro (amarillo), goshenita (incoloro) y bixbita (rojo). Sus quilates varían de acuerdo a la piedra y a las características de la talla. Para Ronald Ringsrud, gemólogo norteamericano y autor del libro Esmeraldas, una guía apasionada, las esmeraldas colombianas son las más hermosas, y han sido bendecidas por una química del color casi perfecta. «En el caso de la esmeralda colombiana la fluorescencia es roja bajo luz normal, pero al ojo humano se presenta con un verdor especial, algo encantador para los coleccionistas», afirma.

Una obra de arte de talla internacional

Para Oscar Camilo Sánchez, experto comerciante de esmeraldas que durante veinticinco años ha dedicado su vida al comercio de esta gema, esta maravilla de la naturaleza posee su propio ADN. «La esmeralda colombiana es mágica, y en la noche tiene vida propia, posee un brillo que no lo tiene ninguna otra esmeralda». El valor comercial que tiene es un agregado más al aporte intrínseco que le dan los comisionistas, mineros, talladores y joyeros. Su composición química es exclusiva y en su concepto menciona que es importante que el gobierno nacional legisle de manera especial para la comercialización de este mineral. Según el experto, la esmeralda colombiana se diferencia por su tamaño con respecto a otras piedras, como las encontradas en Brasil, Afganistán o Zambia, y su brillo es característico. La trazabilidad (origen y recorrido de la piedra) de la esmeralda colombiana está garantizada.

Según expresa Oscar C. Sánchez, los trabajadores de las minas están registrados en las alcaldías y municipios, en cuyas regiones se encuentra este precioso mineral. Están debidamente protegidos ellos y sus familias por las normas que así lo regulan. La compra de estas piedras es de fácil acceso para los extranjeros interesados, puesto que pueden visitar nuestro país y adquirir de manera directa una piedra en las joyerías, mientras que en el exterior la comercialización se realiza a través de oficinas autorizadas por el gobierno colombiano. Existen laboratorios especializados que garantizan la autenticidad de las piedras.

Su experticia y conocimiento en la comercialización de la esmeralda pueden descubrir fácilmente cuándo hay una leve interrupción en el paso de la luz a través de la gema, cuyo efecto es tan apreciado por los conocedores. En este punto el color de la piedra se concentra y sus reflejos internos se difuminan y generan visualmente una textura liquida, lo que los esmeralderos denominan «gota de aceite», un efecto de saturación perfecta que se puede apreciar especialmente en las esmeraldas de origen colombiano, y que según los expertos califica la alta calidad de este mineral. En Colombia se promueve la comercialización legal de esta gema que ostenta la realeza y las figuras del cine, la televisión y el deporte, a través de empresas legalmente constituidas que reconocen que la esmeralda es una obra de arte natural de talla internacional. Los artesanos y joyeros hacen de ella piezas exclusivas para exportar.

Tecnologia al servicio del arte

Colombia entra en la era de la inteligencia artificial, y adapta sus procesos y procedimientos comerciales de la mano de la tecnología. Para Juan Francisco Gaitán Botero, experto financista y conocedor de joyas preciosas, el uso de la tecnología en el tema de la comercialización de gemas y de obras de arte a través de las redes es de gran importancia. Según Gaitán Botero, en un tiempo muy cercano y a través de la inteligencia artificial se podrá con un innovador sistema, por medio de un teléfono android de uso común, verificar que una esmeralda, en especial la colombiana, es auténtica. Se podrá además aprovechar esta tecnología para impulsar las obras de artistas colombianos en el exterior.

Este proyecto tecnológico se implementará mediante una novedosa plataforma tecnológica. A través de las redes y bajo la asesoría de IBM se podrá garantizar la autenticidad de piedras preciosas halladas y comercializadas en Colombia. Si una piedra adquirida es robada, y se retalle, con esta tecnología, que guarda la identidad de la joya y retiene su parte microscópica y espectroscópica, sus características son archivadas en una base de datos donde se garantiza al comprador su autenticidad, y esta no puede ser revendida, debido a que cada piedra es única e irrepetible y posee unas características especiales dadas por la naturaleza que no se repiten en otra piedra. Estos sistemas computacionales graban las especificidades de la esmeralda que se comercializa, garantizando al comprador la autenticidad de la piedra, mediante un código que se le envía a través de una fotografía. Al momento de recibir el producto puede verificarse su autenticidad.

La transacción se realiza por medio de los bancos más importantes del mundo, en procesos de data center y blockchain, respaldado por un complejo cifrado informático con un permiso especial, para asegurar al comprador de joyas y arte la confidencialidad y seguridad que se requiere, todo a través de una plataforma 5G. 

Más que una valiosa joya, la esmeralda hace parte de la historia, la cultura y el contexto social de Boyacá, departamento productor de esmeraldas por excelencia. El verdor de sus tierras se refleja en cada piedra que se extrae de las minas de Muzo, Coscuez, Gachala y Chivor. A pesar de su riqueza, sus habitantes no obtienen todas las regalías del valioso mineral, puesto que su explotación y en algunos casos su comercialización se ha adjudicado a compañías extranjeras que comercializan esta valiosa piedra a un mayor costo que el inicialmente adquirido. Aunque existen asociaciones que regulan su comercialización, las esmeraldas colombianas son exportadas a China, Hong Kong, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, donde el valor por quilate supera tres veces más el costo inicial pagado en Colombia.

Actualmente se encuentra en curso un proyecto de ley en el Congreso por medio del cual esta maravillosa gema será declarada piedra nacional, lo que posicionará su valor a gran escala en el mercado mundial.