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Rodar con Arte. Bullitt, el Ford Mustang de Steve McQueen
10June
Artículos

Rodar con Arte. Bullitt, el Ford Mustang de Steve McQueen

Entre las películas “para recordar”, está Bullitt (1968), especialmente ahora que aquel Ford Mustang conducido por Steve McQueen en el filme, se vendió por 3,4 millones de dólares. Si bien Steve McQueen interpretó en varias de sus películas a conductores valientes e intrépidos, como en La Gran Evasión (1963) con la motocicleta Triumph o en Le Mans (1971) con autos de carrera, ninguno tan mediático como el teniente Frank Bullitt en su Ford Mustang.

La película, dirigida por Peter Yates y el guion de Alan Trustman y Harry Kleiner, se apoya en la novela de Robert L. Pike Mute Witness (Testimonio Mudo) de 1963. Para el personaje de Frank Bullitt, Steve McQueen se basó en el Inspector de Homicidios Dave Toschi, quien fue conocido por su trabajo en el caso de “los asesinatos del Zodiaco”. La trama del filme se desarrolla en la ciudad de San Francisco, California.

Hoy, el Ford Mustang es uno más de los deportivos americanos que ofertan las automotrices, pero a fines de los 60, era el “auto de sueños” para los soldados que regresaban de la guerra en Vietnam y para la proliferación de hippies de esa época. Por lo cual, fue un acierto escoger este auto para la película. Si a Steve McQueen le encantó la selección, no ocurrió lo mismo a Ford, que no aportó los autos para la película. 

 

Mustang

 

Es por eso que los logotipos de los Ford Mustang, no aparecen en los dos autos utilizados en el filme, cuentan que McQueen, también productor de la película, los quitó. Sin embargo, al cabo del tiempo Ford Motor Company quiso reconocer la enorme publicidad que la película le había hecho a su modelo deportivo y, más de 20 años después del fallecimiento de Steve McQueen, la automotriz sacó series especiales del modelo (2001 y 2008) utilizado en el filme.

E hizo más, en 2018, presentó el Ford Mustang Bullitt en el Salón del Automóvil de Detroit por el 50 Aniversario de la película. Se exhibieron escenas de la persecución durante un evento con toque nostálgico, presidido por Molly McQueen, la nieta de Steve McQueen. A propósito, en la lista de autos deportivos más vendidos del mundo, en 2019, que salió recientemente, Ford Mustang ocupa el primer lugar.

 

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Este modelo de Ford se crea al descender las ventas de otro deportivo de la marca que, antes, había sido un éxito, el Thunderbird. A inicios de los 60, Lee Iacocca, entonces director general de Ford Motor Company, le pidió a Gene Bordinat el diseño de un auto compacto y deportivo, cuyo prototipo estuvo listo en 1962. Bueno, aunque demasiado futurista. Al año siguiente, Joe Oros presentó otro prototipo: pequeño, ligero, con palanca de cambios que salía del piso… una imagen que transmitía fuerza y deportividad.

El abril de 1964, Ford presentó en el Salón del Automóvil de New York, su modelo Mustang. Y ¡sorpresa! El primer día se vendieron 20 mil unidades, el primer año más de 417 mil y, 2 años después, en 1966, ya se había comercializado un millón. Estaba disponible en dos versiones: la Hardtop y el Convertible. Su precio de salida fue de 2 368.00 dólares. El del filme lo compró un agente de seguros de New Jersey, Robert Kiernan, por 3 500.00 dólares a mediados de los años 70. Era la cuarta persona que lo tenía tras concluir la película.

 

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Steve McQueen, quien quedó enamorado del Mustang, exigía al director Peter Yates que, en la escena de persecución, de 11 minutos de duración, saliera él al timón, para lo cual se pegaba a la ventanilla. Luego se interesó por el auto original, propiedad ya de Robert Kiernan, quien no quería venderlo. McQueen insistió, incluso le envió una carta, pero Kiernan nunca accedió. ¿Y el otro Mustang? Porque eran dos. Desapareció.

Más de cuatro décadas después, apareció en un depósito de chatarra de Baja California. Fue el dueño del lugar quien lo reconoció, pero lo mantuvo en secreto hasta asegurarse. Lo confirmó el especialista en autos clásicos de Ford, Kevin Martí, que viajó allá, lo examinó y descubrió las modificaciones en la suspensión para efectuar los saltos en la persecución, así como restos de la pintura verde del segundo Ford Mustang Fastback GT 390 de 1968, utilizado en la película Bullitt.

 

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Hoy Bullitt hubiera sido una película más del manido tema de la corrupción entre los políticos y la mafia, con testigos claves asesinados antes de declarar en el tribunal. Dicha trama se quedó opacada por aquella fantástica persecución en poderosos autos de los buenos contra los malos y, por supuesto, la actuación de Steve McQueen, secundado por un reparto de lujo, integrado por Jacqueline Bisset, Robert Vaughn y Don Gordon, entre otros.

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