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La Alhambra: siglo y medio como Monumento Nacional
16July
Artículos

La Alhambra: siglo y medio como Monumento Nacional

La ciudad palatina de La Alhambra, en Granada, acaba de cumplir 150 años como Monumento Nacional. Su reconocimiento, en julio de 1870, como bien de interés cultural de todos los españoles ha permitido su conservación, el posterior título de Patrimonio de la Humanidad, en 1984, y que en la actualidad sea uno de los monumentos más visitados del mundo.

Vea también: Medina Azahara, nuevo Patrimonio Mundial de la Unesco

El conjunto de palacios, jardines y fortaleza (alcázar o al-Kazar) que engloba La Alhambra se empezó a construir en 1377, para alojar al monarca y a la corte del Reino Nazarí de Granada. Se levantó a los pies de Sierra Nevada, sobre la colina de la Sabika, desde donde se domina toda la ciudad y parte de la Vega granadina.

Se le llamó el “castillo rojo” (al-Qalá al-Hamrá) por el color de la arcilla utilizada en la factura de este rico complejo, cuyo verdadero atractivo son los interiores: su decoración está entre las cumbres del arte islámico, siendo sus palacios árabes los más bellos y mejor conservados del mundo.

Su construcción la comenzó en el siglo XIII Ben-Al-Hamar, y su hijo Mohamed II lo fortificó. Su estilo es la culminación del arte andalusí, lo que ocurrió a mediados del siglo XIV con Yusuf I, que construyó la Torre de Comares (1333) y Mohamed V, quien edificaría el Patio de los Leones (1354).

Al servicio de esta corte estaba la Medina de la Alhambra, toda una ciudad pensada para cubrir cualquier necesidad del Palacio. Durante siglos, dentro de sus inexpugnables murallas existieron todos los servicios necesarios para la población que vivía allí: mezquitas, baños públicos (hamman), comercios, industrias artesanas, escuelas, talleres, cementerio… hasta 1492, cuando Granada fue por unos meses el epicentro del mundo.

¿Un año magnifico?

1492 fue un año magnifico para los Reyes de España. Al conquistar el reino musulmán de Granada, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón pusieron fin a ocho siglos de dominación morisca en la Península, amén de extender sus dominios allende los mares, hacia el Nuevo Mundo, tras apoyar la loca empresa de Cristóbal Colón.

Luego de diez años de contienda, el 2 de enero, el rey Boabdil entregó las llaves de la ciudad de Granada y de La Alhambra. Los seguidores de Mahoma fueron expulsados de la Península y España se convirtió en la nación más poderosa e influyente de la Edad Moderna. El Cristianismo se imponía sobre el Islam y, a partir del 12 de octubre, también sobre los entonces “desconocidos” pueblos de América.

Cuenta la tradición que, desde una de las colinas que conducen a Las Alpujarras, al poner sus ojos por última vez sobre la ciudad, Boabdil suspiró, mientras su madre, la reina Ayxa, le reprochaba: “Haces bien en llorar como mujer al separarte de lo que no supiste defender como hombre”. Desde entonces el lugar se conoce como el último “Suspiro del Moro”.

La Alhambra pasa entonces a ser residencia oficial de los Reyes Católicos, quienes respetan el legado de los recién derrotados enemigos. Así conseguimos, cinco siglos después de la expulsión de los musulmanes de España y de la instauración de la Inquisición, que el monumento siga en pie, recordando a los millones de peregrinos que cada año la visitan, la magnificencia de tan renombrado Reino y de sus antiguos moradores –al igual que La Mezquita de Córdoba y El Alcázar de Sevilla.

En la era del Covid 19…

Y si La Alhambra ha sobrevivido a cientos de reyes y guerras sangrientas también lo hará a este virus que ha venido a cambiarnos la vida, en pleno siglo XXI. Tras tres meses cerrada, en junio reabrió sus puertas con un aforo del 50% y cambios en las estrictas medidas de seguridad para acceso y circulación por el recinto.

En estas circunstancias, recorrerla casi en soledad es una tentación que en Arte por Excelencias no hemos podido resistir; aun cuando el verano es la peor época del año para ir a Granada y al sur de España, en general.

La mayoría de los turistas que van a La Alhambra llegan en autobuses por carreteras que rodean la ciudad, así que se pierden el mayor encanto del monumento: subir por la Cuesta de Gomérez y atravesar el espeso bosque que la rodea (en otoño es casi mágico el olor de las castañas maduras y el corretear de las ardillas por entre los troncos).

Tras la renacentista Puerta de las Granadas, descubres esculturas de los personajes más vinculados al monumento, como el escritor norteamericano Washinton Irving, vistosas fuentes, entres ellas la de Carlos V, y hasta una puerta de la antigua muralla de la ciudad: la de Bib-Rambla, que fue desmontada ladrillo a ladrillo y ubicada nuevamente allí.

Finalmente, cuando atraviesas la Puerta de la Justicia (donde cuelga el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad), sabes que estás a punto de pisar el escenario de tantas historias y leyendas que han traspasado las barreras de las fronteras y del tiempo.

 

Vista de La Alcazaba desde el Patio de los Aljibes
Vista de La Alcazaba desde el Patio de los Aljibes

 

Vamos directamente al Patio de los Aljibes (donde, en 1922, Manuel de Falla y Federico García Lorca organizaron el Concurso de Cante Jondo) frente al antiguo alcázar, de forma triangular, en cuya Plaza de Armas existió un pequeño barrio árabe de cuyas casas solo quedan cimientos.

 

La Alcazaba. Plaza de Armas
La Alcazaba. Plaza de Armas

 

Varias torres defensivas coronan sus murallas, especialmente la de la Vela, desde donde se domina toda Granada, principalmente los barrios de El Sacromonte y El Albaycín (también Patrimonio de la Humanidad). Allí acuden las mujeres casamenteras cada 2 de enero a tañer las campanas… se supone que les ayudará a conseguir esposo antes de que acabe el año.

 

Torre de la Vela
Torre de la Vela 

 

Vista La alcazaba, la Puerta del Vino nos conduce a la intervención española más polémica de la ciudadela: el palacio de Carlos V, pues para su construcción se derribó un pabellón colindante con los palacios nazaríes. Sin embrago, el resultado es el más puro edificio renacentista del país y una maravilla de la arquitectura del siglo XVI.

 

Palacio de Carlos V. Patio interior circular
Palacio de Carlos V. Patio interior circular 

 

De planta cuadrada, con patio central circular, fue trazado por Pedro Machuca en 1527. Posee columnas dóricas en el primer piso, jónicas en el segundo y friso con cabezas de toro de tradición grecorromana. La fachada es totalmente renacentista, con numerosos detalles y frisos.

El Palacio alberga actualmente el Museo de La Alhambra y el de Bellas Artes, y su patio es sede de presentaciones de libros (Fernando Aramburu estuvo magistral con su Patria), espectáculos y eventos como el Festival de Música y Danza o el de Cines del Sur, donde hace unos años vimos a Alexis Díaz Pimienta hacer de maestro de ceremonia.

Los Palacios nazaríes

Pero la verdadera joya de La Alhambra son estos palacios, construidos en el primer tercio del siglo XIV por los reyes musulmanes. Aquí siempre ha habido limitaciones de aforo, y no son pocos los que se han ido de Granada sin poder visitarlos. Así que en estas nuevas condiciones, recorrer los patios de los Arrayanes y de los Leones será doblemente reconfortante…

 

Patio de Los Arrayanes
Patio de Los Arrayanes

 

El primero recibe su nombre por el seto de este arbusto que flanquea la alberca alargada, situada en su parte central. Destaca aquí la Torre de Comares, que se levanta sobre el Valle del río Darro, y donde se halla el Salón de Embajadores, cuyas ventanas están extraordinariamente trabajadas. Era, además, el Salón del Trono en la época de los nazaríes y en él se recibía a los emisarios de otros reinos.

 

Detalle de los palacios nazaries
Detalle de los palacios nazaríes 

 

Mientras que el Patio de los Leones es el eje de las residencias de invierno, un palacio independiente del de Comares. A él se abren las Sala de los Reyes, la de las Dos Hermanas y la de los Abencerrajes, donde una mancha rojiza en el piso aun recuerda la masacre de 36 miembros de ese importante linaje, ordenada por Boabdil.

De planta rectangular, el patio recrea la idea musulmana del Paraíso: jardines y cuatro arroyos que fluyen al centro (al igual que en el Edén), además de dos templetes que recuerdan las carpas de un beduino. Fue construido en tiempos de Mohamed V y está rodeado por 124 delgadas columnas, que sostienen arcos con yeserías.

En su centro se encuentra la renombrada fuente de los Leones (siglo XI), con doce estatuas de felinos sedentes sobre las que descansa el recipiente, representación de las doce tribus de Israel. Tras una década en restauración, en 2018 el conjunto recuperó su impresionante belleza y ahora, además de poder verse la fuente más de cerca, un suelo de mármol blanco cubre la superficie entre las acequias que transportan el agua.

 

 

Fuente de los Leones
Fuente de los Leones

 

 

Más adelante se encuentra el Cuarto del Emperador, construido para que el rey Carlos habitase mientras estaba en Granada, en su viaje de bodas; en la siguiente habitación hay una placa en memoria de Washington Irving, que residió aquí mientras escribía sus celebérrimos Cuentos de La Alhambra, en 1829.

Las dependencias árabes terminan en la Torre de las Damas y en los Jardines y el estanque del Partal, lo único que queda de lo que fuera otro de los palacios, el de Yusuf III (1408-1417). Esta es la imagen más conocida del interior de La Alhambra.

 

Pórtico de la Torre de las Damas reflejado en el estanque del Partal
Pórtico de la Torre de las Damas reflejado en el estanque del Partal 

 

Desde sus balcones sobre el Darro vemos caer la tarde… Y aunque todavía tenemos que ir al Generalife, la antigua finca de recreo de los monarcas nazaríes, los versos del poeta amigo José Luis Moreno del Toro, que habitó en Granada durante una temporada, acuden a sellar esta visita:  

…deja fatigada huella, embruja,

tu espina que llevo dentro, Granada.

Fotos: @yricardo