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Manuel Porto: un hombre íntegro
04October
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Manuel Porto: un hombre íntegro

Manuel Porto: Ha muerto un grande de la escena cubana

Un ciclo de vida que se inició y culminó un 28 de septiembre, fue el del gran actor cubano, Manuel Porto, un hombre íntegro que quiso y pudo ser fiel a su padre y a Fidel. Un alma sensible que llegó a la Ciénaga de Zapata a grabar la telenovela Cuando el agua regresa a la tierra y tras la urgencia del Comandante Faustino Pérez, creó el proyecto artístico-comunitario experimental Ciénaga de Zapata, devenido Korimakao.

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A este hombre amante de los animales, especialmente de los perros, y enemigo absoluto de la mentira y el descreimiento, era fácil sorprenderlo en su casa y junto a su ángel de vida, su esposa  Lila. Era posible además compartir - sin etiquetas- ese universo de entrega: desde el exquisito café, acompañado de jugo, hasta el obligado almuerzo o comida que como parte del encuentro había que degustar en familia.

Visitar a Porto era, sencillamente, un especial acontecimiento. Todo ello sin esfuerzo alguno, era una de esas costumbres que sin ensayo previo, formaban parte de la escena cotidiana de un hombre para quien asomarse a la puerta o dejarla entrejunta significaba recibir saludos tras otros, y una alegría contagiosa de su “gente de a pie”.

Supo del rigor del teatro y el cine pero, sin dudas, la televisión con esa capacidad de atraer a la mayoría de los públicos con gran rapidez lo recuerda en las series, Alguien me habló de los naufragios, Algo más que soñar;  La frontera del deber; telenovelas  como Sol de batey y las más recientes Entrega y Vuelve a mirar, entre otras. 

Para cada una de esas propuestas asumió voces que nunca una recordó a la precedente; todo lo contrario, el único denominador común entre todas, fue el alto nivel  actoral de este habanero, de pura honra cubana para quien los imposibles eran solo términos alejados de su decisión de ir siempre hacia adelante.

Hoy que la vida impuso su despedida física, es difícil verlo interpretar el personaje de Toñín en la actual telenovela Volver a mirar sin esa nostalgia que va más allá de no saberle más cerca. Esta telenovela ha sido la gran oportunidad de que un actor de su valía representase a tantas personas de la tercera edad con la que nos cruzamos sin siquiera imaginar que tras su sonrisa o sonrojo se tejen extraordinarias historias de vida.

Al respecto el propio Porto nos comentó el pasado mes de agosto acerca del personaje que es uno de esos roles que sin ser protagónico, no necesita serlo en aras de ofrecer múltiples mensajes de incuestionable valor ético, porque: “Toñín, dijo, es un hombre de mi edad, de mi generación, tenemos muchos puntos de contacto porque al triunfar la Revolución yo tenía trece años, y esa o un poquito más sería la edad que tendría este personaje, lo cual significa que se incorporó a ese movimiento extraordinario que es la Revolución cubana, y gracias a ello se pudo convertir en técnico, fue de los hombres de Girón, de la Crisis de Octubre…y todos esos fueron procesos que yo viví y en los que pude aportar mi granito de arena y de principios…"

Por otra parte el personaje portando boina verde olivo, cual miliciano, fue el homenaje que Porto quiso hacer a otro gran actor cubano Salvador Wood, un detalle más que hablan del Porto amigo y compañero, quien parafraseando a Joan Manuel Serrat, esas pequeñas cosas, aun no dejando tiempos de rosas, significaron una respuesta ética en su presente y en su idea de futuro.

Manuel Porto no alcanzó a grabar la próxima telenovela a producirse. Se encontraba en el proceso de lectura del guion, pero sí se llevó esa alta estima de cuantos vibramos con sus actuaciones y de los que junto a él degustamos una taza de café como brindis eterno por otras tantas pequeñas cosas.