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La princesa Mononoke y su reivindicación ambientalista
12August
Artículos

La princesa Mononoke y su reivindicación ambientalista

El reestreno en la gran pantalla de la obra maestra de Hayao Miyazaki, La Princesa Mononoke, a finales del mes pasado ha coincidido con una devastadora ola de incendios a nivel global, que muestra la preocupante situación a la que nos enfrentamos todos los veranos. Las temperaturas son cada año más extremas, y esto, unido a desatención y a la falta de planes de contingencia en espacios naturales, hace que en verano ya sea habitual ver miles de hectáreas quemadas.

La fecha para la vuelta del filme a los cines parecía elegida a conciencia, aunque estaba justificada en el 25 aniversario de su nacimiento. La mayoría de las películas del aclamado director japonés versan, de alguna forma u otra, sobre el espacio esencial que ocupa la naturaleza en nuestro día a día y sobre la conservación del medio ambiente, y esto se observa claramente en obras como Mi vecino Totoro o Nausicaä del Valle del Viento.

Pero es en La princesa Mononoke donde encontramos quizás ese mensaje ecologista y ambientalista en mayor medida. La trama gira en torno a la lucha de Ashitaka, un joven guerrero que trata de evitar el enfrentamiento entre los humanos, que pretenden acabar con los habitantes del bosque con el propósito de poder explotar los recursos naturales, contra los animales mágicos que allí habitan, liderados por Shan, ‘la princesa Mononoke’, quien se niega a permitir la destrucción de su bosque. Sin la intención de querer explicar el final, la película en general muestra la fuerza de la naturaleza y las consecuencias de no cuidarla y respetarla.

La comparación con la situación que se lleva viviendo estos últimos meses en nuestro país es inevitable. Nuestros bosques arden sin control, y cada verano contamos por miles las hectáreas calcinadas en nuestro territorio. Los datos de este 2022 son especialmente preocupantes ya que, según los datos sobre incendios forestales publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), son ya 37 los incendios forestales que afectan a más de 500 hectáreas en lo que va de año, lo que supone una cifra cuatro veces mayor que la de la media de los últimos 10 años. En cuanto a hectáreas quemadas, el dato también es esclarecedor: 162.000 hectáreas forestales calcinadas en lo que va de año, lo que representa la cifra más alta de la década.

 

imagen de avión sofocando incendio
Agencia EFE – Incendio en Santa Cruz del Valle, Ávila (España).

 

Muchas de las personas que viven en zonas rurales apuntan a una de las razones por las que los incendios arrasan cada vez con más hectáreas: la despreocupación o la mala gestión de los parques naturales y otras zonas rurales. Si bien el efecto del cambio climático, que provoca el aumento de temperaturas y la escasez de precipitaciones, afecta indudablemente a la salud de los bosques, otros factores relacionados con la intervención humana también tienen peso a la hora de explicar el porqué de este aumento significativo de los incendios.

Una de las reivindicaciones que se ha hecho viral en estos últimos días es la de Roberto López, un ganadero gallego que explicaba para Telecinco que “antes, cuando había gente en el campo y manteníamos el monte limpio sin que se nadie nos pagase, (…), el monte no se quemaba. Ahora, gastamos un dineral y se está quemando. Nadie se puede imaginar el coste de apagar un incendio, y antes, que lo hacíamos gratis, nos echaron.” Estas declaraciones van dirigidas, principalmente, a denunciar el hecho de que se han prohibido muchas acciones que llevaban a cabo los habitantes de zonas rurales, las cuales iban dirigidas a preparar el entorno rural para que en verano no ardiesen los bosques fácilmente.

Otro de los factores que nos ha llevado a tal situación es el enfoque eminentemente industrial del bosque. Nos referimos a la plantación de ciertas especies madereras que, si bien es crecen rápidamente, lo cual es beneficioso para la obtención de recursos, también poseen menos resistencia al fuego y prenden fácilmente, como es el caso de los pinos y los eucaliptos.

Así, como ocurría en el filme de ‘Studio Ghibli’, la acción humana está afectando indudablemente en la salud de nuestros bosques, lo que supone tanto para los propios espacios naturales como para todo lo que nace alrededor de ellos. Campos devastados, poblaciones obligadas a ser evacuadas, esfuerzos titánicos de bomberos, que pasan hasta varios días sin dormir en esa lucha por contener las llamas…, esas son las consecuencias de descuidar los bosques y de no establecer medidas urgentes de contención de incendios. ¿Será necesario la aparición de nuestra ‘princesa Mononoke’ particular para que nos demos cuenta?