Antonio López se encuentra con la ciudad de Getafe

Antonio López es uno de los pintores más famosos de las últimas décadas. El pasado viernes 27 de octubre el artista se subió al escenario del teatro Federico García Lorca, en Getafe, para mostrar a todos aquellos que se sentaban en las butacas -mayores de 14 años y con entrada de invitación- su lado más humano.

Encuentro con Antonio López comenzó a las siete de la tarde. Sara Hernández, alcaldesa de Getafe, introdujo al artista y le agradeció su presencia en el acto. “Su obra es digna de ser recordada, consultada y, por supuesto, enseñada”. Subió al escenario además Sergio Delgado, también pintor, profesor y experto en arte contemporáneo que dirigió la entrevista y, al día siguiente, un taller en torno a la obra del pintor. Una larga ovación recibió a López cuando entró en escena.

Habló el artista de la mujer de Coslada. A partir de encontrarse con una chica en la Facultad de Bellas Artes, nació una escultura modelada a tamaño natural y que se convirtió en dos versiones: el coloso de cinco metros y medio de altura y una en madera policromada. “A mí me gusta verla porque no es mía, no está en un sitio público, es de un coleccionista privado catalán. La habré visto tres o cuatro veces”, contó sobre la última. “Cuando te alejas de la pieza, coge muy bien la luz” comentaron los dos pintores. “Con la mujer de Coslada, o con la escultura de los Reyes, vi por primera vez algo agrandarse. Hay obras que sí crecen bien y otras que no. Las mías crecen bien”, añadió López con humor.

Estas son obras del siglo XXI. Pero regresemos al origen, al Antonio López que aprendió desde pequeño lo que era un pincel gracias a la presencia de su tío, también Antonio, también López, pero Torres y no García. Su infancia en Tomelloso, el pueblo que le vio nacer, fue el inicio de todo. Cuenta que la primera vez que visitó el Museo del Prado no lo comprendió, que el Barroco era muy grande para él en ese momento. López entendía la luz desde la pintura de su tío. Más tarde, los espectadores pudieron preguntar. Alguien le dijo que había visitado Tomelloso y que pensó que el museo Antonio López se refería a él, pero que cuando llegó se encontró con obras de su tío. Ante la pregunta de si le gustaría en un futuro ver un museo dedicado solo a él, el artista contestó que no, que no le gustaría estar solo.

Antonio López también habló de los problemas a los que se enfrenta el arte en la actualidad. Contó que “el crítico es demasiado teórico”, que para poder enseñar arte hay que saber la parte práctica. Además, mencionó que cada vez se sale menos a la calle. “En la calle siempre he encontrado un gesto, una palabra, algo. A mí me parece muy bonito salir a pintar al mundo. Eso hicieron los impresionistas. Son los maestros, ellos nos han enseñado. Aunque haya poca gente que lo haga ahora, se ha hecho mucho. Se pusieron a pintar todo lo que estaba fuera de su control”.

Para López, el arte se ha convertido en algo muy individual. “En la antigüedad las obras estaban en los templos, en los lugares dónde se podía entrar, en la calle. La calle de Roma hace 2000 años estaba llena de esculturas maravillosas. Ahora todo está dentro. Cuando lo sacas fuera da miedo, porque a lo mejor no se merece la calle. Ahora se expresan sentimientos muy privados”.

El artista, sin embargo, sigue buscando los sentimientos en la calle. Los septiembres en la Puerta del Sol continúan creando un cuadro, la luz sigue entrando en el lienzo. Así le seguiremos viendo, sea en el Teatro García Lorca o en una ventana abierta que conecte con el cielo de Madrid.