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COLOMBIA, invitado de honor de Arcomadrid
20April
Artículos

COLOMBIA, invitado de honor de Arcomadrid

Juan Manuel Santos, presidente colombiano, en las palabras de clausura de Arco Colombia en Madrid.

Más allá de la designación de Colombia como país invitado de honor a Arcomadrid está el proyecto liderado por el Ministerio de Cultura, la Cancillería de Colombia y la Embajada de España, que por primera vez moviliza la obra de más de sesenta artistas colombianos, tanto jóvenes como consagrados, que expusieron en espacios alternativos de la feria.

Es la primera ocasión en que los madrileños pueden apreciar obras que han sido relevantes en Colombia en los últimos cuarenta años. Artistas como Antonio Caro, Óscar Muñoz, José Antonio Suárez y Miguel Ángel Rojas tuvieron exposiciones individuales en espacios como La Casa Encendida, La Tabacalera, el Museo Nacional de Artes Decorativas y el Espacio Trapézio.

La Custodia de la Iglesia de San Ignacio de Bogotá, conocida como «La lechuga» por el verde de sus esmeraldas, abandonó por primera vez Colombia para exhibirse en el Museo del Prado coincidiendo con la visita del presidente Juan Manuel Santos.

El tesoro del arte barroco fue realizado en oro de 18 quilates en la entonces Nueva Granada por el orfebre José Galaz, quien utilizó 1 485 esmeraldas, un zafiro, 13 rubíes, 28 diamantes, 62 perlas barrocas y 168 amatistas. Considerada una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica, la custodia fue realizada entre 1700 y 1707 y es una de las piezas más valiosas y singulares de la Colección de Arte del Banco de la República de Colombia.

Los artistas plásticos colombianos se tomaron Madrid, la capital española, y una de las vitrinas más importantes para el arte en Europa. Arcomadrid es un espacio de visibilidad muy importante. Asistieron más de 100 000 visitantes y 150 directores de instituciones de 31 países.

Diez galerías colombianas y veinte artistas plásticos fueron los invitados de honor de la feria de arte contemporáneo Arcomadrid, una de las más reconocidas en el Viejo Continente. La invitación a Colombia simboliza el creciente interés por su arte.

«El país tiene una escena muy interesante, con una generación de artistas jóvenes muy preparados, aparte de dos generaciones de artistas que han hecho carreras internacionales, desde Doris Salcedo o Fernando Botero hasta otros más jóvenes», dijo Carlos Urroz, director de la Feria.

A esto se agrega la mayor oferta de exposiciones dentro de Colombia, así como la apertura de galerías, espacios independientes, eventos como los encuentros de Medellín, el Salón (inter) Nacional de Artistas, la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Cartagena y Artbo.

Más de cien mil visitantes registró IFEMA.

ASISTIERON MAS DE cincuenta GALERÍAS DE LATINOAMÉRICA

En el Prado, «La lechuga» se exhibe en una urna rodeada de obras de Claudio Coello, Herrera el Mozo y Antolínez, autores de pinturas «dinámicas, coloristas y arrebatadas» en las que, al igual que en «La lechuga», riqueza, cromatismo y esplendor se pusieron al servicio del culto católico, en opinión de Javier Portús.

Conservador del Prado y comisario científico de esta exposición, Portús destacó el valor económico y simbólico de esta «obra maestra de la historia del arte colombiano y la única que se conoce de su autor».

No se trata solo de una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica, sino del testimonio de lo que sucedió durante el Barroco en tierra de orfebres, y de cómo este estilo encontró nuevas dimensiones en un territorio rico en oro y esmeraldas, «y en el que estaba aún viva la cultura indígena de los más destacados orfebres del continente».

Se dice que estuvo oculta durante todos esos años y que nunca salió del país a pesar de las expulsiones. Solo hasta finales del siglo xix, cuando los bienes confiscados les fueron devueltos a los jesuitas, la custodia volvió a aparecer en la iglesia de San Ignacio de Bogotá.

En 1985 el Banco de la República de Colombia compró la custodia directamente a la Compañía de Jesús y desde entonces ha sido pieza fundamental de la Colección de Arte del Banco y se exhibe de forma permanente en el Museo de Arte del Banco de la República en Bogotá.