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Defendamos a Chavela Vargas
17April
Artículos

Defendamos a Chavela Vargas

                                        Cuando pedí justicia, no me la dieron / Cuando quise querer, a mi no me quisieron /

                                  Cuando un nido formé, con traición lo quemaron / Cuando al Cristo recé, ni mis rezos llegaron.

                                                             (Fragmento del tema «Hacia la vida», interpretado por Chavela Vargas)

El mundo de la canción en habla hispana necesitaba una Chavela Vargas. Hasta hoy, con la variedad de artistas que existen a nivel mundial, ella sigue siendo un punto y aparte. Pero la injusticia persigue a La Vargas y a cien años de su nacimiento hay quienes pretenden resumir su vida entre el alcohol y el romance, desconociendo los valores que tuvo como cantante, como mujer sabia y voz de los diferentes.

Chavela fue y es una incomprendida y hasta cierto punto eso sazonó su existencia. Hay quienes se tejen una tragedia para tener espacio permanente en las revistas y programas de farándula. Sin embargo, Vargas no tuvo que recurrir a ningún personaje ficticio para que el mundo pusiera los ojos sobre ella. Los prejuicios de familias aristócratas y la sociedad eternamente asfixiante aceleraron el crecimiento de la joven que nació en Costa Rica el 17 de abril de 1919 y con el tiempo se nacionalizó mexicana.

Chavela supo que su oportunidad llegaría, aunque no por esa certeza se mantuvo inmóvil. Dicen que cantó por las calles, realizó diez mil labores para sobrevivir hasta que su  nombre se hizo popular. Si creemos que siempre existieron hombres con un oído especial para apreciar lo diferente y mercaderes capaces de sacarle partido hasta una débil golondrina, comprenderemos entonces que Chavela caminó sobre esas aguas por un buen tiempo.

Cuentan que encontró aceptación entre quienes les parecía «cómico» que una homosexual cantara «a lo macho» y recibió aplausos de los que valoraron su arte a plenitud.  Después de tantos éxitos y reconocimientos en su carrera—que nunca fueron suficiente— hay quien dice todavía que Chavela Vargas no cantaba, que era solamente un personaje atractivo, con suficientes matices para hacer de ella una película. Todo esto y más dicen los falsos eruditos de la creación que no tienen una propuesta digna. Recordemos que Chavela Vargas hacía con un instrumento lo que no pueden hacer ciertos cantantes acompañados de una sinfónica.

Chavela con guitarra fue lo mismo que Ignacio Villa con un piano.

La coherencia entre su vida y su carrera se ve reflejada en la selección del repertorio—así lo podemos comprobar en el reciente documental de las estadounidenses Catherine Gund y Darseha Kyl—. Ella no renunció jamás a la poesía, reverenció a los autores de Latinoamérica, trajo al presente temas olvidados, despojó a México de canciones huecas, bajó el ritmo del mariachi, descubrió el fado portugués, consolidó su amistad con el bolero cubano… Todo esto cara a cara con el público, dispuesta a ser juzgada o aplaudida. Chavela Vargas fue, probablemente, la precursora del minimalismo musical.

La Vargas anduvo con cuidado por los senderos de la política. Otro paso en falso y jamás la recordarían ni los perros. Pero cuando le preguntaron, ¿cómo aprendiste la palabra revolución, cómo te la enseñaron?, respondió:

Creo que la llevo en el alma desde que nací porque no soy conformista. Soy, como dicen, yegua sin potrero, rebelde sin bozal. Busco siempre el no agacharme ante nada ni ante nadie. (…) La misma vida te enseña que hay que rebelarse a veces.[1]

No por gusto una de las mentes más lúcidas de México como Carlos Monsiváis, defendió con total maestría la autenticidad de Chavela en momentos cuando se le marginó. Existieron otros amigos fieles como Frida Kahlo, Diego Rivera, Gabriel García Márquez y posteriormente el director de cine español Pedro Almodóvar, responsable de la resurrección de la Vargas cuando ya todos la daban por muerta, seguramente harta de tequila en algún rincón.

Los frívolos de la farándula, los productores mercantilizados hasta el cuello…comenzaron a mirar a Chavela ya de una manera distinta. Con más de 70 años llegó el aluvión de reseñas, la reedición de sus materiales, fotos…Pero Chavela sabía que todo ello formaba parte de la nada. Les escupía la cara a todos en las entrevistas con respuestas cargadas de sabiduría y honestidad. Había sufrido mucho como para creerse el cuento de que el mundo es un pedazo de pan. Ese «despojo» empezó cuando gozaba de una belleza espectacular y así se deshizo de prendas, trajes y maquillaje. Abrió más el alma como clara señal de irreverencia hasta que llegó la Chavela llena de canas y vestida con ropa de varón la imagen que más perdura en la memoria colectiva.

Hay motivos y razones suficientes—a cien años de su natalicio—para salir a la calle y defender su valor en la música, recolocar su figura como símbolo de los derechos de las mujeres lesbianas y la artista integral que fue. Es labor de musicólogos, periodistas…investigar cómo una cantante sin voz angelical (¿?) erizaba la piel de cualquiera. Escapemos de esa leyenda embriagadora con la que siempre nos la presentan y escuchemos lo que Chavela Vargas todavía nos tiene que decir.

 


[1] Entrevista con Ana Cristina Navarro. Disponible en Youtube en: https://www.youtube.com/watch?v=_9lqbVwVSsg