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DES-CANSO en azul
08December
Artículos

DES-CANSO en azul

“Llévese una silla, utilícela como debe ser utilizada y devuélvala”
Franz West

Desde los años ochenta muchos artistas y diseñadores[i] apelaron al recurso de crear muebles escultóricos o esculturas que podían considerarse muebles. Adentrarse nuevamente en estas experimentaciones constructivas, y plantearse la posibilidad de la belleza e incluso del confort desde la pauta de la precariedad, fue el punto de partida de Fran Piloto; quien propone con el conjunto de asientos que conforman la colección azul una reinterpretación del contexto de materiales, gustos estéticos y necesidades –en lo que a mobiliario se refiere– en la cotidianidad actual de Cuba.

Los antecedentes más cercanos podrían buscarse en las investigaciones sobre la “arquitectura de la necesidad” documentadas por Ernesto Oroza,[ii] y que también señalan las soluciones populares ante las carencias de materiales u objetos, que no de inventiva y capacidad de solución. Sin pretender acuñar el fenómeno de “arte de la precariedad” o –más cercano a mis criterios personales– “diseño de la precariedad”, puede afirmarse que la intención de convertir y transformar objetos prediseñados o creados para ser utilizados con otra función, o simplemente que se hallan en desuso y se refuncionalizan nuevamente; es una preocupación de muchos de los diseñadores cubanos.

Quizás no sea una coincidencia que en el propio ambiente expositivo de La Habana Vieja, y con menos de un mes de diferencia, el equipo de Plan C y Piloto[iii] tengan en común el interés por reciclar materiales y conceptos, en ambos casos para exponer no solo objetos de uso funcional, sino también un conjunto de ideas sobre las funciones y ética del diseño; apropiándose para ello de expresiones visuales consideradas dentro del discurso del arte contemporáneo, ya sea la fotografía en el caso de Piloto, o de las lúdicas construcciones escultóricas e instalativas de Plan C.

Fran Piloto propone aprovechar la superposición de niveles de lectura: primero la que ofrece el asiento mismo y su capacidad expresiva como objeto, una segunda línea –también de carácter visual– representada por la fotografía que inspira el diseño del mueble; una tercera posibilidad de interpretación a partir del nombre con que los “bautiza” y la sugerencia a partir del significado de este y el diálogo entre la acepción del patronímico y la simbología del color de la silla. Finalmente un sentido de lectura total, donde la inspiración fotografiada se materializa en un mueble que se expresa a través de su nombre, color y combinación de materiales y detalles, los cuales se incorporan partir de fragmentos de objetos ubicados estratégicamente sobre el soporte de tuberías metálicas, véanse las terminaciones de las patas delanteras de Julio para mejor comprensión del valor expresivo de los detalles.

azul privilegia la recuperación de materiales y la refuncionalización de piezas en desuso, proyecto que se hace posible luego de la metódica observación del material empleado, el estudio de sus posibilidades funcionales y expresivas, no en un taller, ni en la industria que los produce, sino a partir del ingenio popular y la utilización a nivel casi empírico que los creadores cotidianos hacen de estos.

Documentar la búsqueda de soluciones a nivel urbano, la sobrevivencia ante la precariedad material, la enmienda a la destrucción y la decadencia citadina, fue una obsesión para el fotógrafo; crear una colección de mobiliario que expresara su respeto por la ciudad en la que habita y graficara sus paradigmas en cuanto al diseño de muebles, fue la respuesta como diseñador a esa obsesión. Por ello la transparencia ética del conjunto, si bien no pretende ser la solución a las carencias de diseño y las necesidades cotidianas, síinsiste en el valor espiritual del objeto, que pudiera devenir prototipo de futuras producciones industriales o artesanales, a partir de una nueva interpretación de sus componentes y materiales.

Aunque las piezas están a mitad de camino entre mueble funcional y escultura, no debe olvidarse que han sido producidas por un diseñador, por ello ha insistido en la objetividad y la usabilidad. Este punto de vista penetra las piezas, influenciado por muchos de los principios vitales del diseño contemporáneo.

A partir del ensamblaje de tuberías, utiliza el significado de la conducción del agua como conducción de ideas y de sus preocupaciones sobre el entorno urbano, de modo que el conjunto de sillas representa un anuncio del país, de su economía, de la posibilidad de los segmentos más populares de acceder al desarrollo tecnológico y de la educación de la población, en cuanto a la protección de los espacios habitados y la convivencia entre el hombre y su contexto citadino.

El mobiliario es un testimonio de la manera en que vive cada individuo, y refleja a su vez la historia de una sociedad. Aunque las piezas que conforman la colección de sillas de Piloto no son, propiamente, artículos para el consumo público, si ofrecen una sagaz apreciación de la vida objetual en el presente cubano.

Como piezas de diseño se anclan en dos recursos fundamentales: la calidad de los materiales –resistentes incluso al paso y las inclemencias del tiempo– y la capacidad expresiva de estos. En este sentido, puede decirse que logra desde elementos comunes (metal y madera) una reinterpretación que escapa de la tradicionalidad de su uso. Consigue aprovechar la repetida dependencia de la forma escultórica y la cita a la tradición del diseño de mobiliario de los últimos ochentaaños parailustrar su libertad de creación, puesto que no son el “pedido” de ningún cliente, ni tributan a ninguna industria. Sus propuestas pueden permitirse el derecho que instauró el diseño postmoderno en el pasado siglo, y responder esencialmente a la identidad estética del creador.

Por otra parte, tampoco esconde el homenaje a la forma artefáctica del racionalismo bauhasiano, ni la preferencia por los valores expresivos de los materiales industriales, pues Piloto cita, a través de las populares tuberías metálicas pintadas con precisión exquisita, los tubos de acero, el chapado en cromo o el acero inoxidable, que han devenido materiales fundamentales del diseño contemporáneo.

El valor expresivo y ético de las piezas no coloca en segundo plano sus virtudes formales, en cada silla ha pretendido dibujar el espacio, al diseñar un contrapunteo entre los ocupados por el metal y la madera y el vacío. Este es dibujado a partir de la combinación de tuberías y los fragmentos de madera, creando zonas de transparencia que construyen formas geométricas. Es pertinente insistir en la importancia del espacio vacío, pues se le concede tanta dedicación a la expresión del material como al espacio abierto.

La forma artefáctica no desvirtúa la posibilidad de pensar en muebles “flexibles”, no por los materiales ni por la forma, sino por la infinita posibilidad de soluciones de ensamblajes que brindan las tuberías y la yuxtaposición de elementos muy diferentes en cuanto a textura (madera y metal), sensación que se percibe a través del tacto y la visión.

Es perceptible la calidad de la construcción, interiorizada como una condición creativa a partir de sus estudios de historia del diseño y el descubrimiento de la importancia que el Art Decó, el Art Nouveau o el Movimiento Arts and Crafts, concedían a este aspecto. Piloto es un consumidor consecuente de la “cultura objetual” producida por artistas y diseñadores desde el sigloxix hasta la fecha –y un ávido coleccionista de imágenes–; su capacidad de apreciación de la forma le permite expresar sus referentes culturales a través de los objetos que diseña: así puede crear secciones voladizas que se colocan sobre las tuberías como signo de inocencia y ligereza en Romea y Julieto o proponer un diseño funcional, “rígido”, artefáctico, a la manera de la poética del racionalismo geométrico de la vanguardia alemana (bauhasiana) o del diseño soviético en Blas, para compensar con el color que actúa como decoración, suavizando o acentuando las secciones rígidas que dibujan los fragmentos de madera.

También se apropia de la compleja visualidad del diseño postmoderno de los años ochenta del pasado siglo: el material de las tuberías alude a la solidez, pero esta sensación es alterada por el efecto de vulnerabilidad e inseguridad propiciado por la engorrosa percepción de equilibrio, producto de las combinaciones “enredadas” de las tuberías; lo cual sugiere el estado de “estática milagrosa” de muchos de los ambientes retratados.

Las superficies pintadas, pulidas y los acabados lisos de las tuberías, combinados con la precariedad de los fragmentos de madera enmascarados con una aparente terminación preciosista, citan la combinación entre artesanía y escultura, sin dejar de ser funcionales y prácticas. Estos rompecabezas de tuberías metálicas sugieren el equilibrio entre agresividad y poesía escultórica, remiten a la consciencia espacial de un objeto dinámico y enérgico que no por artefáctico y geométrico es minimalista.

Más cercano a la reinterpretación del efecto barroco que prima en las preferencias nacionales incorpora la fuerza de los soportes metálicos, la organicidad de la madera, la expresión simbólica del color y la riqueza de las combinaciones geométricas junto a la vitalidad poética de una sociedad conformada por individuos dispuestos a RESOLVER a pesar de todas las negaciones.



[i] Los artistas y diseñadores, desde la segunda mitad del siglo xx, procuraron borrar los límites que estrechaban la producción de objetos culturales. Formas creativas que apelan a su expresión particular a partir de sus propios valores visuales, y no a su definición como arte o como diseño, que pueden incluso ser el resultado de producciones colectivas, de emplazamientos públicos o de llevar a la producción industrial piezas de inspiración puramente artística. La obra de Franz West, sillas para emplazamientos públicos que ha llamado esculturas-muebles; las propuestas de Tobías Rehberger sobre la creación de piezas que desdibujen los límites entre arte, moda y diseño; o los muebles de Wendell Castle como el Gabinete Banana; o el sofá Puesta de sol en Nueva York de Caetano Pesce, pueden ilustrar esta ruptura de las fronteras entre el diseño y el arte.
[ii]
Investigador, teórico y diseñador cubano, desde los años noventa documenta lo que ha definido como “arquitectura de la necesidad”, recogiendo la memoria sobre objetos y vida cotidiana en Cuba. Para más información consultar el sitio web www.ernestooroza.com.
[iii]
Plan C expuso X 2 Proyecto de Obra en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales en agosto de 2012, y Fran Piloto presentó azul en la galería Rubén Martínez Villena en septiembre de ese año, ambos espacios expositivos ubicados en La Habana Vieja. Plan C está conformado por: Erick Castro (diseñador industrial), Aniett Freyre (diseñadora gráfica), Yasser García (psicólogo), Jennifer Jiménez (diseñadora gráfica), Arisbel López (historiador del arte), Elizabeth Piferrer (diseñadora gráfica), Luis Enrique Reyna (artista visual) y Claudio Sotolongo (diseñador gráfico).