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Los sueños furtivos
22October
Artículos

Los sueños furtivos

Thimo PimentelTHIMO PIMENTEL, UN GENIO CREADOR POLIFACÉTICO CON MÁS DE CINCUENTA AÑOS EN EL ARTE, ES EL AUTOR DE UN NUEVO LEGADO DE LA CULTURA ARTÍSTICA DOMINICANA

Furtivo es eso que se hace a escondidas, sin permiso y de forma clandestina; una acción inesperada, pocas veces planificada, que ante las distintas circunstacias puede llegar a causar inmenso placer al participante. Aquel que se involucra en lo furtivo, puede ser descrito como un cazador ilusionado a quien no le importan las consecuencias. El furufo de lo furtivo es ese que sale en busca de su presa a cualquier hora y en cualquier lugar prohibido, solo o acompañado y sin saber lo que le espera.


En República Dominicana existe un movimiento artístico que nació hace unos cuatro años, engendrado y cultivado en el taller de Don Thimo Pimentel, un artista polifacético, fotógrafo, médico y gestor cultural. El llamado arte furtivo es una actividad donde se involucra desde la elaboración de hermosas piezas de cerámica al estilo rakú, hasta la participación del público en un preformance colectivo de sueños clandestinos hechos realidad. Es un estilo único en el mundo, que involucra la culturización del fanático, la apreciación por el arte, y el seguimiento continuo a unas pistas que obligan a todo el que pretende formar parte a conocer profundamente el lenguaje del dominicano, su territorio y sus rasgos, entre otras cosas.


Desde muy pequeño Thimo Pimentel se introdujo en las distintas disciplinas artísticas, en especial la fotografía, que fue desde joven una de sus más grandes pasiones. También se interesó por la tipografía, el dibujo y más adelante por la cerámica. Cuando era apenas un preadolescente, vivió en las proximidades de la Escuela de Bellas Artes, donde pasó muchas de sus tardes observando y aprendiendo de los artistas que allí se entrenaban. Luego, cuando fue entrando a la adultez, don Thimo se involucró en talleres de cerámica para señoras. A pesar de todo eso, él se considera un autodidacta dentro de su rama artística y destaca la originalidad de su trabajo como artista de la plástica y de performances.


En 1963 realiza su primera exposición colectiva, junto al destacado dibujante dominicano Ángel Haché. A partir de entonces ha dejado inauguradas muchas más. Durante su carrera, tuvo varias inclinaciones y fue cuando se codeó con el maestro Paul Iudicelli que finalmente se decide por un tipo de arte que él puede llamar propio: la cerámica.


La forma abstracta y la utilización de materiales inesperados son, sin dudas, dos de las más importantes características de su estilo. En un momento clave de su vida se fue a Barcelona, donde, además de ser director de la Oficina de Turismo Dominicana, se matriculó en una escuela de cerámica donde sació, de alguna manera, la sed que tenía de obtener mayor conocimiento en cuanto a dicha actividad. Don Thimo confiesa que al regresar de dicho viaje logró materializar lo que son sus fuertes en el día de hoy.


Los murales de Thimo Pimentel constituyen quizá las obras de finalidad decorativa mejor pensadas de Republica Dominicana. Los podemos encontrar especialmente en Punta Cana, y entre ellos destacan el cilindro gigante del aeropuerto y  el mural cerámico de Cap Cana.

El principal legado que Thimo Pimentel deja en la cultura artística dominicana es el arte furtivo, un movimiento artístico autentico y endémico que se inicia en el 2012 para conmemorar de alguna manera los 500 años de los trabajos de construcción de la catedral primada de América.


«Solamente a un genio creador polifacético, con más de cincuenta años en el arte, se le puede ocurrir diseñar semejante proyecto, cuyo alcance va más allá de una acción clandestina o la realización de obras de arte de cerámica con su posterior exposición pasiva al público», escribió entonces la arquitecta Guadalupe Casasnovas.


Las piezas que se esconden, en su gran mayoría, resultan cerámicas elaboradas al estilo rakú, inspiradas en iconos culturales dominicanos. Existen más de cincuenta ejemplares distintos, y entre ellos los más populares son los aones por su significado, y la ciguapa por su exclusividad.


Esta es una actividad que involucra al coleccionista hasta convertirlo en un adicto. Thimo publica las pistas en la web a través de su página de Facebook, que al día de hoy supera los 4 000 seguidores. Sin importar la hora o el lugar de ubicación, los llamados adicthimos salen en búsqueda furtiva. Las pistas se realizan de distintos tipos, se usan las metáforas y analogías, citas de poemas clásicos, datos curiosos de la cultura dominicana, imágenes, coordenadas geográficas, entre otros.


Piezas del arte furtivo han sido colocadas en el Central Park de Nueva York; en La Habana, Cuba; en la Pirámide del Sol en México; en Aspen, Colorado; en la Gran Muralla China, y en territorio nacional en Higuey, Arroyo Frío, Santiago, La Romana, Juan Dolio, Bani, Miches, Punta Cana y en la Caópolis de Santo Domingo.


Todavía se recuerda la acción llamada Mimural, que data de del 12 de septiembre de 2015, y en la cual muchas piezas se colocaron a medida que los participantes las fueron encontrando. De ese modo se armó un mural muy particular. En esta actividad colectiva el artista es quien la perpetua, pero los coleccionistas la mantienen viva, ellos mismos se desesperan, lloran, piensan y le dan vueltas a las pistas… Al hallarlas la emoción es incontrolable y la sensación de un esfuerzo bien pagado.


Por eso no extraño que se convierta en un nuevo «furufo» del arte furtivo aquel que se levante a medianoche, sorprendido por una pista o porque ha descubierto una localización. Si entonces pierde el sueño por completo, lo que ocurre con frecuencia, se habrá transformado, sin remedio, en un «adicthimo».