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Una rueda de prensa a propósito de la exhibición de la coproducción cubano-española-británico-alemana Yuli en el 40 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano fue realizada en el Salón Taganana del Hotel Nacional de Cuba con la presencia del bailarín y coreógrafo Carlos Acosta —a quien está dedicada la cinta, que lo tiene también como protagonista—, la directora española Iciar Bollaín, el guionista escocés Paul Laverty, la productora cubana Claudia Calviño junto a otros productores extranjeros, el bailarín y coreógrafo devenido excelente actor Santiago Alfonso, las actrices Laura de la Uz y Andrea Doimeadiós, y el periodista y crítico Joel del Río, quien fungió como conductor del encuentro.

Según su sinopsis, «Yuli relata la vida del bailarín cubano Carlos Acosta, leyenda de la danza y primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet originalmente escritos para blancos, en compañías como el Houston Ballet o el Royal Ballet de Londres, donde ha sido primer bailarín durante más de quince años. El filme abarca desde su dura infancia hasta su madurez, etapa protagonizada por el propio bailarín, quien, pese al éxito y al reconocimiento internacional, nunca olvidó sus orígenes».

Paul Laverty, quien tiene en su haber nueve guiones de filmes de Ken Loach, entre ellos ocho largometrajes, confesó al auditorio lo difícil que le fue enfrentarse a un proyecto como este. «Yo prefiero los protagonistas inventados o muertos. Y el gran problema con Carlos Acosta es que está muy vivo». Más adelante enfatizó: «Tenemos que crear en nuestras vidas más respeto para las contradicciones, abrirnos a la confianza, escuchar otras voces. Eso es importante para guiones, para la historia, para la sociedad. Es necesario respetar las diferentes maneras de ver la realidad».

Iciar declaró que sus vínculos afectivos con Cuba son muy sólidos, pues ha viajado varias veces a la Isla lo mismo para participar en el Festival que para impartir cursos en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. «Carlos, desde hacía tiempo —abundó la realizadora española— quería escribir una película sobre su vida a partir del libro que ya había publicado, y finalmente se la encargó a Paul, quien me propuso a mí para que la hiciéramos juntos. Era una historia bella e increíble sobre un niño que no quería ser bailarín y termina siendo una gran estrella, la intensa relación con su padre. El hecho de que el príncipe Romeo era blanco y Carlos lo asumiera era una patada en el corazón del establishment. Que alguien, con mucho sacrificio, haya roto tantos tabúes, abierto tantos caminos, es muy bonito, y debíamos llevarlo al cine. Que se asuma esta película como cubanísima es nuestro mayor premio, nuestro mayor regalo».

A propósito de la revelación que para la crítica y el público ha sido la intervención como actor de Santiago Alfonso, este tuvo palabras que despertaron la ovación de los presentes: «Yo hago una coreografía y el que se mueve lo hace a partir de lo que yo le dicto. Es poner a una gente a hacer lo que tú no puedes hacer. El bailarín se tiene que supeditar al coreógrafo. Un buen coreógrafo convierte a un mal bailarín en una estrella. Yo me supedité a la directora de la película. Yo era un neófito, la directora era ella. El talento es muy importante, pero la disciplina es fundamental».

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Yuli tuvo su estreno en Cuba en una función especial que hubo que repetir en el majestuoso teatro Carlos Marx. Si las cinco mil capacidades de ese coloso no bastaron para saciar las ansias del público habanero, es de esperar entonces que el filme —candidato seguro al Premio de la Popularidad— necesite en el futuro de muchas jornadas a sala llena para que pueda ser visto por su potencial público cubano, el mismo que podrá avalar lo que a los periodistas dijo Carlos Acosta de su película: «Esta no es la historia mía, es la historia de todos los cubanos, una historia universal: la de una familia humilde que rebasa todos los obstáculos. Es una historia que debe dar esperanzas. Es importante que algún niño, en algún lado de este planeta, se vea reflejado en ella».