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Mente revólver. Cine y violencia en Latinoamérica
06June

Mente revólver. Cine y violencia en Latinoamérica

Por: Yordanis Ricardo Pupo / Fotos: @yricardo

Cine y violencia en Latinoamérica fue el tema del tercer debate con cineastas invitados a la 11 edición de Cines del Sur, el festival internacional que sesiona esta semana en Granada, y en el que se proyectan unas cincuenta películas de Asia, África, América y el Mediterráneo.

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En el encuentro participaron Lúcia Murat (directora de Praca-Paris), Alejandro Ramírez (de Mente Revólver) y Florencia Arbiza (productora del documental Dos orientales). El moderador fue José Sánchez-Montes, director del Festival, quien recordó la situación actual de Nicaragua, país que vive el más reciente ejemplo de violencia en la región.

Por su parte, la brasileña Lúcia Murat se reconoció como “hija de la dictadura”, pues en su juventud fue víctima de torturas, a la vez que definió la violencia allí como un ciclo que viene y va, provocado por las inmensas desigualdades sociales, que “son el fondo de todo”.

“La juventud de las periferias no tiene otra opción que aliarse con el narcotráfico”, afirmó la directora de una película que se basa en hechos acontecidos hace quince años y que, como parte de esos ciclos históricos de violencia, ha vuelto a estar muy actual, por “el ascenso de la derecha y el fascismo mismo”.

“Cuando se rompen las democracias, se rompen muchas cosas”, dijo el mexicano Alejandro Ramírez, en alusión al asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, en marzo de 1994, que dio pie a la escritura de Mente Revólver, su primer largometraje, incluido también en la sección oficial de Cines del Sur.

“Qué pasa por la cabeza de las personas que ejecutan la violencia? ¿de los sicarios jóvenes?” Se pregunta en esta obra muy realista. El autor procede de Tijuana, una zona fronteriza de las más violentas del mundo, donde los narcos campan a sus anchas. El filme, magistral en aspectos técnicos (guión, música, fotografía) revela cómo los seres humanos que viven bajo esa violencia “resuelven” -sobreviven, diría yo.

 

Momentos del evento

 

Ramírez también habló de la importancia de recuperar la memoria histórica para avanzar en contra de la violencia -quizás por la vieja máxima de que el pueblo que olvida su historia esta destinado a repetirla. “Estamos en un momento de reconocimiento de la violencia. De empezar a destruir para construir. Y de eso habla mi filme, aunque parezca tan desolador”, afirmó.

Los cineastas y público asistente coincidieron en que la reciente promoción de la “cultura narco” en los medios de comunicación no aporta mucho, como las series de Pablo Escobar en Netflix o las producciones de Hollywood que solo ayudan que normalizar la violencia.

Historias que contrastan con las de Uruguay, un país que ha sabido quitarse las sombras de la dictadura militar y avanzar hacía el futuro. La productora de ese país, Florencia Arbiza, comentó las   dificultades de comercializar producciones de este tipo en un país tan pequeño. Lo que se también sucede en gigantes como Brasil y México, donde muy pocas películas nacionales llegan al circuito de distribución.

“El cine ya no tiene ese poder como para ser censurado”, afirmaron casi al unísono Lucía y Alejandro, ante la pregunta de un espectador sobre si han sentido miedo o amenazas al reflejar en sus trabajos una parte de la realidad que sus gobiernos y oficinas de Turismo se empeñan en ocultar.

El programa de este miércoles incluyó la segunda sesión del taller de improvisación del poeta cubano Alexis Díaz-Pimienta, la proyección de filmes en concurso como Nervous traslation (Filipinas) y Until the end of time (Argelia), así como del documental “Camarón. Flamenco y revolución”.

 

Carpa Bib-Rambla
Carpa Bib-Rambla

 

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