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Lo vernáculo en formato digital
21September

Lo vernáculo en formato digital

Un DVD que contiene el documental La tradición vernácula en el teatro cubano fue presentado en el Centro Cultural de 31 y 2, en el municipio Plaza de la Revolución, coincidiendo con el aniversario dieciocho de la Agencia de Representación Artística Caricatos. 

El documental, producido por la Agencia de Representaciones Artísticas Caricatos en colaboración con la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), fue dirigido por Pedro Maytín Tejera, y cuenta con guion del prestigioso actor Carlos Padrón, asistencia de dirección de Mabel Díaz Herrera, música original de Maurys Álvarez Rosendo, producción de Marlene Gutiérrez Núñez, diseño de cubierta de Alexander Moya y producción ejecutiva de Lorenzo Fajardo, este último director de la Agencia de Representación Artística Caricatos.

Padrón hizo mención del propósito del equipo de realización por tratar de abarcar «todo el espectro, desde que surgió por primera vez la caracterización de un negrito; la historia del vernáculo se podría reducir, cerrando un poco los ojos, a decir que es la historia del negrito, personaje fundamental en la escena cubana que ha sido muy mal interpretado y en todas las épocas ha tenido detractores. Arquímides Pous le da a ese negrito categoría de ciudadano, y lo hace crítico: su negrito era una navaja criticando los males de aquella sociedad».

En el texto de la portadilla del disco, titulado «Una batalla a favor del teatro vernáculo», el poeta, crítico y teatrólogo Norge Espinosa Mendoza explica lo siguiente: «Al teatro vernáculo cubano se le ha idolatrado y combatido con igual fuerza: una de sus muchas contradicciones que han hecho de su existencia un fenómeno tan interesante.

Surgido en mayo de 1868 con la irrupción de los “bufos cubanos”, venía ya decantándose desde algunas décadas previas, y tuvo en el gran caricato Francisco Covarrubias su primer rostro perdurable. Este tipo de representación, comedia ligera cargada de comentarios satíricos, tuvo desde su inicio el favor del público, tanto como problemas con la censura, que veía con malos ojos ese afán crítico, punzante y ridiculizador que le caracterizaba».

No podemos olvidar que, precisamente, en recordación de un suceso que tuvo que ver con el teatro vernáculo ―llamado también teatro «bufo»―: la matanza en el teatro Villanueva el 22 de enero de 1869, muy bien representado en el filme Martí: el ojo del canario, del realizador cubano Fernando Pérez, se celebra cada año en esa fecha el Día del Teatro Cubano.

En la presentación de su documental, el realizador Pedro Maytín Tejera señaló que para él no fue difícil asumir la dirección por la labor de investigación previa que durante cuarenta años había hecho Carlos Padrón, en la que ya estaban muy bien dibujados los personajes, la bibliografía y todos los materiales de archivo que se necesitaban.

La tradición vernácula en el teatro cubano recoge testimonios de Esther Suárez Durán, Enrique Pineda Barnet, Natalia Herrera, Obelia Blanco, Manolín Álvarez, Kike Quiñones, Dagoberto Gaínza, Nancy Campos y Ariel Bouza, entre otras importantes personalidades de la cultura cubana. Todos ellos explican el por qué resulta vital rescatar una manifestación teatral tan vilipendiada en las últimas décadas y que en su momento defendieron actores y creadores de la talla de Candita Quintana, Enrique Arredondo, Arquímides y Carlos Pous, Alicia Rico, Garrido y Piñero, y Eduardo Robreño.

Lorenzo Fajardo, director de Caricatos, ponderó el trabajo de investigación que se hizo para la realización de este material de cuarenta y dos minutos. «No hacemos nada ―agregó― si tenemos un documental y lo guardamos. Por ello hay que agradecer a la Egrem por reproducirlo en este formato para que lo puedan tener las escuelas de arte y todo el público interesado en visualizarlo y difundirlo».

Norge Espinosa, en su excelente análisis, nos recuerda que «lo vernáculo no se limita a lo que hemos visto en los escenarios: sus personajes tipos, sus modelos, se han fundido con nuestra realidad y no es demasiado difícil reconocer en las calles gestos, voces, actitudes que nos remiten al comportamiento de aquellos caracteres. Los intereses, la doble moral, el sentido jocoso y erótico de una frase, la economía, los anhelos de ascenso en la escala social: todo eso garantiza a los fantasmas del bufo una existencia mucho más actual de lo que imaginaron sus fundadores».

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