Pasar al contenido principal
LA CREACIÓN COMO PRINCIPIO
02June

LA CREACIÓN COMO PRINCIPIO

Para la pintora y grabadora Lesbia Vent Dumois (Cuba, 1932), presidenta de la Asociación de Artistas Plásticos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la práctica creativa es un acto inaplazable.

Acaba de participar en dos exposiciones colectivas: Hilomanía, colateral de la X Bienal de La Habana, y Jugar con arte, inaugurada recientemente en el Museo “Servando Cabrera Moreno”. En esta entrevista, la artista hace énfasis en las especificidades curatoriales y aspectos complementarios de ambos proyectos.

¿Cómo se llevó a cabo la selección de los artistas para la muestra Jugar con arte, en el Museo “Servando Cabrera Moreno”?
La idea de la exposición fue iniciativa de su directora, Lourdes Álvarez y del equipo de jóvenes especialistas, para promover las colecciones de Servando desde diversos puntos de vista, y sobre todo vinculándolas a artistas que estuvieron cerca de su obra, como Antonia Eriríz, Tomás Sánchez… En el caso de la colección de arte popular, bastante numerosa y heterogénea, el Museo había mostrado parte de las imágenes religiosas junto con la colección del escritor y poeta Miguel Barnet a partir de dos perspectivas: una vinculada a la religiosidad católica y otra a la de los ritos negros.
En esta oportunidad, convocaron a algunos artistas que hubieran recreado elementos vinculados con los niños, para que trabajaran con esta colección. Los especialistas del Museo establecieron las diferencias en la participación de los creadores. Por ejemplo, en el espacio dedicado a los silbatos, que son muy numerosos, generalmente latinoamericanos, involucraron la obra de Bonachea que ha trabajado con elementos que simulan el viento. En el de los objetos móviles incluyeron la obra de Carlos Guzmán que ha trabajado siempre con las ruedas. Como en la obra de Ángel Ramírez hay muchos personajes vinculados al medioevo, circunscribieron su participación a ese fragmento de la colección donde hay personajes o elementos que pertenecen a la comedia medieval italiana. Creo que a mí me destinaron a la sección de las muñecas porque recordaron el trabajo que yo había hecho para la exposición Mover las cosas, en el municipio habanero Alamar. Te confieso que para mí fue un poquito difícil porque no se trataba de muñecas comunes y corrientes, con los atractivos que estamos acostumbrados a ver. Lo más importante de la colección de Servando es que hay muchos objetos hechos a mano, confeccionados con cualquier material, como la juguetería guatemalteca tallada a mano y a cuchilla.
Como nos convidaron a que ideáramos escenarios o ambientes para exhibir las piezas de la colección, tuve que concentrarme en hacer una escenografía lo más luminosa posible, no para opacar el juguete sino para que el juguete resaltara en el espacio. Me dediqué a hacer una casita y después le fui adicionando animales. Escogí este elemento de la casita porque es una de las primeras cosas que se representan en los dibujos de la infancia. Pensé en unas piezas suecas que había visto talladas en madera; y como en Europa los establos están debajo de las casas, me dediqué a recrear uno de ellos en la parte inferior. Me gustó mucho la sugerencia de trabajar en una ambientación para exhibir este patrimonio particular del Museo; era un poco volver a pensar cómo los niños relacionan objeto y juguete.
La participación de los artistas elegidos como “ambientadores” se completaba con la exposición de obras de su producción habitual, obras que de alguna manera se enlazan en la concepción de la curaduría: el juego. Por esa razón los especialistas seleccionaron en mi caso tres dibujos a tinta, carboncillo y collage vegetal, de una serie que titulé Las estrellas inclinan... realizadas entre los años 2000 y 2002, donde juego con los signos zodiacales e incorporo textos con descripciones del carácter de determinadas personalidades, ajenas a todas aquellas caracterizaciones que las definen comúnmente. Las obras escogidas se refieren a los signos Escorpión, Cáncer y Capricornio.

Participaste también en la exposición Hilomanía, colateral de la X Bienal de La Habana. Háblame sobre este proyecto…
La artista Alejandrina Cué me invitó a hacer una muestra a partir de una concepción suya. Como tú sabes, ella trabaja con telas, con los elementos de las agujas, y había visto algunos cuadros en los que yo, apropiándome de las técnicas del grabado, imprimía encajes mezclados con pinturas. Alejandrina pensaba que yo podía emplear ese tipo de recurso en una exposición compartida. Presentó el proyecto al Centro de Desarrollo de las Artes Visuales y fue aprobado. Cuando vi por primera vez lo que iba a trabajar, me pareció que no tenía nada que ver con lo que ella había propuesto que yo hiciera. Aunque las dos partíamos del trabajo con la aguja, con la costura, lo mío es pintura-pintura y lo de ella está en el límite de lo que hemos dado en llamar arte y artesanía; por lo tanto me puse a pensar que no era pintura propiamente lo que tenía que exhibir. Haciendo un análisis sobre lo que haría para la muestra, recordé que guardaba desde hacía muchos años algunos objetos relacionados con el día de los enamorados y el día de las madres… Siempre he pensado que nosotros tendemos a elaborar cosas muy sencillas para esas ocasiones, en las que no aparecen por ningún lado la mano de los artistas. Había hecho una propuesta en una oportunidad de utilizar para el día de los enamorados esa correspondencia que ha habido históricamente entre nuestros patriotas, entre creadores y artistas, que es tan hermosa y que dice tanto… Para este proyecto retomé aquella vieja idea y comencé a trabajar. Con honestidad te confieso: me puse a pensar también en mi madre que era modista, tuvo mucha habilidad con la aguja y dejó en la casa muchos bordados y encajes.
La idea era trabajar con aquellas cartas de amor a partir de una propuesta objetual. La primera pieza que hice fue la dedicada a José Martí. Pensé que una almohada me daba esa sensación de lo amoroso, donde uno se recuesta y duerme, llora, se abraza, donde entran un montón de sentimientos, y la carta a María Mantilla de Martí no es más que eso, una carta de “recuérdame”, de “piensa en mí como yo lo hago…” La pieza de la almohada me fue dando el carácter de las otras piezas. Después continué con la carta de Mella a Tina Modotti, una carta apenas divulgada, en donde se refleja la pasión de ese combatiente que todos imaginamos con un revólver peleando, pero que también es capaz de llorar, de pedir un beso. Escogí también algo del epistolario de Maceo, de Bolívar con Manuelita; todas esas cartas han sido mis lecturas habituales, es una literatura que me gusta particularmente.
Cuando llegué a la galería a hacer la exposición me di cuenta de que me faltaba todavía un espacio por cubrir. Ya ese tipo de obra que se me había ocurrido tenía más relación con lo que había propuesto Alejandrina, quien decidió intervenir unos pañuelos que pertenecían a su colección de figuras importantes… Pues, como te dije, me faltaba una pieza y decidí volver al ámbito latinoamericano; fue entonces que se me ocurrió la obra donde está Sor Juana Inés de la Cruz, una personalidad que también vivió una pasión desenfrenada. Para que cada una de las piezas tuviera un nivel de proximidad y coherencia con lo que Alejandrina proponía, las fui intervinculando con objetos o imágenes que también había visto en mi niñez… Por ejemplo, Sor Juana es para mí como un detente, una pieza que se hacía con fragmentos de telas, muy comunes en las casas y cuartos antiguos, a las que se les ponía una porcelana o crucifijo central. En las piezas dedicadas a Frida Kahlo y Diego Rivera me apoyé en cartas amorosas más violentas, de reclamo, de negación; en ellas trabajé con alambres de púas, pues el alambre de púas crea una contraposición interesante entre proteger y dañar.
Por mi trabajo con el arte latinoamericano, he tenido la oportunidad de exponer la obra de Tina Modotti, una obra que desde el punto de vista fotográfico a mí me parece que es el inicio de la vanguardia del arte contemporáneo en la fotografía. Yo quería hacer esa imagen con la fotografía de la máquina de escribir de Tina, porque hay una parte en el fragmento de la carta de Mella que dice más o menos así: “lloras frente a la dactilográfica que tú has convertido en un elemento universal”. Pero no encontré en ningún lado el tipo de letra que tienen las viejas underwood que ella fotografió. Sin embargo me encontré la fotografía de la hoz y el martillo de Tina que me vino muy bien como recurso de referencia.
En el caso de la obra vinculada a Antonio Maceo, utilicé la carta que le envía a María Cabrales, porque si María tuvo que coser tantas banderas en los comités que fueron creando en el Caribe mientras vivían en el exilio, nada mejor que presentar esa carta como en un cofre o costurero… La elegancia, el origen de clase de la familia Agramonte y su mujer, también me fueron dando la idea de utilizar la tarjeta antigua, la tarjeta fotográfica. La muestra se llamó Hilomanía, a propuesta de Alejandrina, porque todo parte del hilo, de la trama, de la urdimbre.

¿Puedo inferir entonces que tus gestiones como Presidenta de la Asociación de Artistas Plásticos de la UNEAC no restan tiempo y voluntad a tu quehacer como creadora?
Lucho porque el trabajo de la presidencia en la Asociación no me reste tiempo para crear. Creo que no podría estar presidiendo la Asociación de Artes plásticas de la UNEAC si sólo me dedicara a la burocracia, que es mucha, por cierto, y obligatoria, sobre todo en este primer año… La creación para mí es un principio, algo a lo que no podré renunciar. Si la abandonara, si descuidara el tiempo que le dedico, tendrían que separarme de la Asociación. Ahora para el evento internacional de poesía Sur, que dirige Alex Pausides, me propusieron participar en una muestra de poesía visual. Y respondí a esa invitación con una pieza objetual con el texto “Nada” del poeta iraní Omar Khayyam; de pronto disfruto mucho este tipo de obra que nunca había hecho antes… La práctica personal no puede ser otra, ni al revés de lo que estamos exigiendo a todos los miembros: que mantengan una vida creadora y estén en vínculo permanente con la sociedad.