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Este viernes: Gabriel Sánchez Toledo en el Palacio de Lombillo

webmaster 01-11-2011

Viajero anónimo, exhibición de pinturas del creador cubano Gabriel Sánchez Toledo, quedará inaugurada este viernes 4 de noviembre en el Palacio de Lombillo, Habana Vieja.

Sánchez Toledo se inserta en la tradición paisajística cubana con una propuesta sui generis, a ratos desconcertante, en piezas donde los ambientes refieren a acciones. En opinión de David Mateo, autor de las palabras al catálogo de la exposición, se trata de “paisajes de la premonición”, obras que superan “los localismos, las remisiones geográficas”, que exaltan “la ambigüedad de los referentes naturales, el carácter mixturado de los espacios y las múltiples sensaciones visuales que ellos pueden inducir.”

Mateo refiere además a la influencia en la obra de Gabriel de importantes artistas de la manifestación en Cuba y el extranjero, entre ellos su madre, la paisajista espirituana Ania Toledo: “De manera temprana mostró su sensibilidad y destreza para la práctica del género y ha alcanzado muy rápido lo que a otros creadores cuesta casi una vida: la caracterización estilística y anímica de sus ambientes. Lo logró a través de un hábil tratamiento del dripping, del empleo minucioso de gradaciones tonales resueltas con colores ocres y grises, y mediante la reapropiación de artificios devenidos de la escenografía teatral, histriónica, en particular de aquellos que tienen que ver con la correlación entre claridad y penumbra y con la manipulación de las luces.”

Los paisajes de Sánchez Toledo implican casi siempre un contraste de sentidos, dado por la comunión entre la representación “casi surrealista” de la naturaleza y la presencia de objetos que parecieran descontextualizados y colocados en la escena. “Antenas parabólicas, embarcaciones sofisticadas, instrumentos satelitales, arquitecturas ultramodernas, aparecen ésta vez frente a escenarios desolados y lúgubres –por instantes cubiertos de una impresión apocalíptica–, son objetos que emergen como si fueran vestigios anticipados de una malograda futuridad. El sujeto va desapareciendo gradualmente como referencia física dentro de los cuadros y sobre los artefactos seleccionados gravita el peso simbólico de una racionalidad en crisis.”