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Arte y Nuevas Tecnologías: el Concierto-Diafragma de Cruz Novillo
02December

Arte y Nuevas Tecnologías: el Concierto-Diafragma de Cruz Novillo

Por Izara Batres

 

¿Es posible crear un "concierto cronocromofónico y sinestésico", visitable las 24 horas del día y con final previsto para el año 3.394.743? José María Cruz Novillo lo ha hecho, y nos ha invitado a la clausura, allá por el milenio treinta. ¿Una broma? Más bien, una de las más sorprendentes expresiones de la fusión del arte con las nuevas tecnologías.

 

José María Cruz Novillo, escultor, diseñador gráfico y pintor, nació en Cuenca en 1936, y comenzó a dar sus primeros pasos en el arte, como dibujante, en 1958. Con los años, irían llegando el Premio Nacional de Diseño (1997), el Nacional de Pintura (2002), el FAD (2002), o el LAUS (1978), entre otros; la participación, como escultor, en algunos eventos significativos a nivel internacional como la Bienal de Sao Paulo, y el diseño de célebres logotipos, entre ellos, el de Repsol o Endesa, la Fundación Once, la Noche en Blanco, el del PSOE, el de la cadena COPE, etc. También ha realizado carteles de películas como Barrio, Los Lunes al Sol o El Sur.

 

Cruz Novillo considera que el trabajo de diseñador es estimulante y que uno termina por involucrarse, porque el proceso de creación de un logo es muy semejante al de un cuadro y "requiere el mismo estado de concentración", el mismo nivel de técnica. Pero lo que más le interesa, de un tiempo a esta parte, es la aplicación de la dimensión temporal a la expresión del arte, o lo que él interpreta como "el tiempo y el espacio materializándose perceptivamente a través de los sonidos".

 

Este "encuentro con la cuarta dimensión" hizo que se lanzara, a principios de los años 90, a la creación de unas sorprendentes y, a simple vista, complicadísimas "obras sinestésicas, cronocromofónicas" que denomina Diafragmas. Son obras digitales que unen color, música y tiempo a través de diferentes combinaciones de dígitos cuya ecuación les confiere una duración determinada. Por ejemplo, la obra Diafragma Dodecafónico Opus 14 tiene una duración prevista de 3.392 milenios, 732 años, 102 días, 4 horas, 48 minutos y 21 segundos. Y, para certificarlo, con un guiño humorístico, el autor ha repartido invitaciones a la clausura, a la que los interesados podrán acudir "con sus mejores viandas", y que se podrá presenciar vía internet (o por otros medios tecnológicos del futuro) allá por el año 3.394.743. Además, "se servirá un cóctel".

 

(…) La obra se puede contemplar entrando en la web www.cruznovilloopus14.com, pero, para quien prefiera verlo en una versión más sencilla, el autor recuerda que su Opus Heptafónico de siete unidades o movimientos (siete colores) está expuesta en la planta tercera de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), en ejecución continua. Esta pieza dura 1.601 horas y "es la primera obra digital, cuyo soporte es una pantalla, que se expone en la Academia".

 

(…) Otra de estas obras-diafragma, el Decafónico de Dígitos, de diez movimientos, puede contemplarse en la fachada del Instituto Nacional de Estadística. "Se me ocurrió hacer, en la fachada del INE, el Diafragma Decafónico que genera el efecto de sinestesia con la imagen y el sonido, y, así, un edificio que alberga a las gentes que hacen las estadísticas en este país, tiene en la fachada una serie de estadísticas, de cifras trasladadas a esa dimensión según el color, que se pueden leer de arriba a abajo y de izquierda a derecha, si se cuenta con el decodificador. Lo proporcionan en el propio Instituto. La gente puede pedirlo y decodificar la obra, ver cómo es por dentro", explica Cruz Novillo.

 

Y, como estas obras son, para su autor, ríos, y los ríos tienen una gran diversidad de afluentes, pueden dar lugar a creaciones de diversa duración, como el Diafragma Opus 17 que dura 12 horas, y en el que trabaja el artista con el sueño de "convertir una obra tecnológica en analógica, es decir, representarla en un auditorio, como si fuera una obra de teatro larga".

 

Después, hay otra tarea pendiente: "conseguir el registro en la Propiedad Intelectual de mis obras sinestésicas", para que sus hijos y nietos puedan gestionarlas algún día y, así, "crear una dinastía".

 

Y, siguiendo esta línea dinástica, ya está en camino el Diafragma de 21 dígitos (con 21 gamas de color) que durará miles de cuatrillones de años. ¿Habrá, también, invitaciones para el cóctel?

 

Este artista manchego de 75 años, que divide su tiempo entre las labores de la academia, la física cuántica y sus hijos y nietos (a los que siempre lleva en su cartera), admite que es "coleccionista de frases y de poemas", y cita a George Berkeley: "ser es ser percibido". Porque para Cruz Novillo, "percibir es crear. Cada vez que miramos algo lo creamos de nuevo; no hay nada que exista antes de la percepción de la persona, hay que entenderlo desde los preceptos de la mecánica cuántica". Incansable en su labor creadora, tiene confianza en un futuro mejor para los que trabajan en el terreno artístico que juzga maltratado por la crisis actual: "ahora está todo muy mal, en todos los campos, pero probablemente se produzcan depuraciones de zonas de confusión que se han generado y vayamos hacia una sociedad más evolucionada donde habrá más seriedad y competencia", afirma. Y señala que, gracias a las nuevas tecnologías, "el arte es, por primera vez, verdaderamente global" porque "la ventaja que la actualidad proporciona sobre otras épocas, es el hecho de la interconexión digital. Ya no te tienes que ir a París o a Nueva York, el viaje ya no es tan necesario, casi es negativo". En este sentido, asegura que confía en internet "y en lo que venga a sucederlo, pues habrá nuevos soportes tecnológicos para visitar las obras digitales".

 

Entretanto, recuerda que la visita virtual a sus "obras sinestésicas" es gratuita, "en este caso, no hay que pagar el billete para ir a ver el mar". Por eso, cuando la televisión tenga acceso a internet, "espero tener mi propio canal para que cualquiera pueda apretar un botón, visitar la obra y vivir esa especie de viaje astral".

 

Es difícil saber hasta dónde nos llevará el desarrollo de las nuevas tecnologías, lo que está claro es que su fecunda unión con el arte ya ha dado uno de sus más complejos frutos: las obras de arte digital espacio-temporales. Ríos que, probablemente, generarán todo tipo de insospechados afluentes. Y tal vez, como dice Cruz Novillo, podamos verlos desde nuestro televisor.