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 Romerillo, un barrio habanero que cambia por amor al arte
26May

Romerillo, un barrio habanero que cambia por amor al arte

Por Charly Morales Valido

 

La Habana.- La habanera barriada de Romerillo se sacude poco a poco su estigma de marginal gracias a un proyecto cultural que apuesta al arte como eficaz vehículo de impacto social.

 

Así nació hace un año y cuatro meses el laboratorio artístico de Alexis Leyva (Kcho), quien aprovechó la XII Bienal de La Habana para subirse el listón y abrir quizás el primer museo orgánico de Cuba.

 

¿En qué consiste un museo orgánico? En sacar el arte a las calles y fundirlo en la cotidianeidad, algo que quizás algunas comunidades hacen, pero ninguna a la abarcadora escala de Romerillo.

 

Hasta las inmediaciones del concurrido Paradero de Playa se llegó Prensa Latina para constatar el nuevo proyecto comunitario de Kcho, un voluminoso creador cubano cuya obra ha llegado hasta el Vaticano.

 

Paredes de casas, paradas de ómnibus, paseos, parques y otros espacios abiertos exhiben intervenciones de artistas cubanos y extranjeros, como Ernesto Rancaño y el grupo ASARO, de Oaxaca.

 

Un cercano supermercado fue adornado con originales de leyendas del arte cubano como Mariano Rodríguez, Raúl Martínez o Servando Cabrera, traídas por Kcho desde su natal Isla de la Juventud.

 

La idea, explica el propio Kcho, consiste en mostrar al arte como un artículo de primera necesidad, "sin el cual es imposible vi¬vir y al que todos debemos contribuir".

 

El arte también invade el interior del Laboratorio, una gran nave cultural que Kcho inauguró el pasado año con la presencia del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.

 

Entre las propuestas destaca un aro de baloncesto móvil, afincado a un "almendrón", los taxis cubanos que vencieron al tiempo, símbolo de cotidiana lucha convertido también en tanque de guerra.

 

Algunas cabezas de cerámica son exhibidas en una picota pública, ya sean viperinos "lengüetrapos" o malabaristas de cazuelas, no lejos de una acera donde una familia de maniquíes ve la vida pasar.

 

Fotografías, maquetas, esculturas de diversos formatos, desde las más figurativas hasta las más surrealistas, conviven con obras de los graffiteros más recurrentes del paisaje urbano habanero.

 

Según los organizadores, el Museo Orgánico de Romerillo exhibe la obra de 92 artistas nacionales y ex¬tran¬¬jeros, seducidos por hacer de esta una comunidad "de todas y para todas las artes".

 

Varios vecinos consultados por Prensa Latina coincidieron en que Romerillo luce mejor, y existe un sentimiento de orgullo que los impulsa a mantener esta belleza, incluso si no la entienden.

 

"Hay cosas ahí que no entiendo, pero mejoran al barrio", dijo a Prensa Latina uno de los "bukenkes" que vocea destinos y llena almendrones por una comisión, y pululan a toda hora.

 

Y cuando gente tan pragmática como los buscavidas del Paradero reconocen tales valores, entonces algo ha cambiado en Romerillo, y el arte ha cumplido, una vez más, su cometido.

 

Fuente: PL