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Desembarco artístico en Basilea
14June
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Desembarco artístico en Basilea

La bellísima y recoleta Basilea, una de las metrópolis europeas con mayor concentración de museos, incrementa su oferta cultural estos días con la feria de arte contemporáneo de mayor prestigio e influencia del mundo: Art Basel. La ciudad, de apenas 190.000 habitantes, se transforma, del jueves 18 al domingo 21 de junio, para acoger a profesionales y amantes del arte en un trajín de idas y venidas de coleccionistas, marchantes, pintores, fotógrafos, videoartistas, directores de museos, visitantes excéntricos... y millonarios dispuestos a negociar y adquirir, siempre con discreción suiza, las obras más cotizadas.

 

Todo artista que se precie sueña con estar presente en esta convocatoria. Hay más de 4.000 representados en las aproximadamente 300 galerías seleccionadas cuidadosamente por los organizadores. Allí conviven los nombres consagrados del siglo XX con las propuestas más innovadoras y juveniles del siglo XXI, por muy disparatadas y provocadoras que éstas parezcan. El año pasado, por ejemplo, toda la ciudad se aprendió el nombre de la suiza Milo Moire, que decidió utilizar su cuerpo como un lienzo en el que tatuó temporalmente alusiones al miedo, la fuerza y el poder de la mujer. Aquel artístico desnudo, contemplado en directo por los basilenses y visitantes de la feria, dio la vuelta al mundo.

 

Paralelamente a la feria, Basilea brinda al visitante una envidiable programación museística. Hay algunas ofertas imprescindibles, como la exposición que la Fundación Beyeler muestra de Paul Gauguin, o el museo dedicado al pintor y escultor suizo Jean Tinguely, o el céntrico Museo de la Cultura, que acoge parte de los fantásticos fondos históricos del Kunstmuseum, cerrado temporalmente por una profunda renovación de sus instalaciones. Cabe recordar que el Museo Reina Sofía de Madrid custodia, hasta el 14 de septiembre, un centenar de obras maestras de esta institución -con lienzos de Munch, Kandinski, Léger, Braque, Le Corbusier, Dubuffet, Klee o Warhol- y que el Prado exhibe, en su galería central, 10 picassos del considerado primer museo público municipal del mundo.

 

Sin embargo, Basilea sabe fundir las expresiones más vanguardistas de la cultura con los vestigios de siglos pasados. Para percibirlo, basta dar una caminata por esta ciudad medieval, bañada por el Rin, por cuyas calles empedradas pasearon Erasmo de Rotterdam -se puede ver su tumba en la catedral-, Paracelso, Nietzsche o Jung. Hay que decir que esta apacible y encantadora villa, cuyo casco histórico parte de su impresionante plaza del Mercado, se halla en el extremo noroccidental de Suiza, junto a las fronteras de Alemania y Francia, hasta el punto de que hay autobuses urbanos que tienen su destino fuera de la confederación. Uno de ellos conduce, en menos de 30 minutos, al Vitra Museum, una empresa privada suiza pero en territorio alemán, cuya visita merece la pena no sólo por ser un escaparate de los mejores diseños del mundo, sino también por el singular edificio que los acoge y que lleva la firma de Frank Gehry.

 

Estrellas de la arquitectura

 

Es posible que la mayor concentración de edificios de arquitectos ilustres del mundo se halle también en Basilea, una ciudad de origen romano que hoy vive un esplendor económico gracias a la industria y los laboratorios químicos. Precisamente, la sede de la farmacéutica Novartis es un gran complejo arquitectónico ideado por Frank Gehry, y la de Roche es obra de los arquitectos locales Herzog & De Meuron.

 

Otros grandes de la arquitectura representados en la ciudad, muchos de ellos galardonados con el Pritzker, son la iraní Zaha Hadid -creó en 1993 una rompedora estructura para un puesto de bomberos-, Tadao Ando -un auditorio de 1993-, Renzo Piano -la Fundación Beyeler en 1991-, Richard Meier, Richard Buckminster Fuller, Mario Botta y hasta Santiago Calatrava, que diseñó el Teatro Tabourettli y fue el autor de uno de los pabellones del Centro de Exposiciones.

 

Todos estos modernos edificios están a un tiro de piedra de la catedral gótica, de las iglesias medievales, de las plazuelas que rodean el soberbio ayuntamiento gótico y de la Marktplatz -donde cada mañana se asientan puestos de hortalizas, flores, frutas y verduras recién recolectadas-; de la plaza del Teatro, decorada con una inmensa escultura en bronce de Richard Serra, y de los locales que se ponen de moda y se hacen imprescindibles en la vida de ocio y nocturna de la ciudad.

Es evidente que Basilea está abierta a la modernidad, pero sin renunciar a los tesoros de la historia. Ahora le toca el turno a la vanguardia más desenfadada. Llega Art Basel 2015 con su gran desembarco de joyas preciosas, la mayoría de artistas incontestables. De Picasso a Lucien Freud, de Warhol a Jeff Koons... pero la ciudad promete también desparpajo y provocación.

 

Fuente: www.metropoli.com