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Habaneros ilustres: Pupy, el hijo de Nene
25October

Habaneros ilustres: Pupy, el hijo de Nene

Doménico Pogolotti y su compañía habían sido los elegidos en octubre de 1910 para edificar el primer barrio que se habrá de construir en Cuba para personas con bajos recursos, o para decirlo de otra manera: era un barrio para satisfacer las necesidades de vivienda de la naciente clase obrera cubana de comienzos del siglo XX.

Cuatro meses después, el 24 de febrero de 1911, se entregaban las 100 primeras casas del que será conocido como el barrio de Pogolotti, en clara referencia al nombre del propietario de los terrenos de la finca Jesús María en la zona de Marianao, en la que se habían edificado las viviendas. Entre las familias beneficiadas estaban los Hermanos Pedroso que además se desempeñaban como maestro de obra y canterero en “el Tejar”; la gran fábrica de ladrillos propiedad del empresario italiano.

Los hermanos Pedroso eran conocidos por su habilidad no solo profesional –eran de los mejores en su oficio—sino por su afición a la música; se dice que además de buenos rumberos, las mujeres del clan se preciaban de tener voces privilegiadas. Debe ser por esa razón que la segunda generación de esta familia, en especial los varones, fueron impulsados a estudiar determinados instrumentos, sobre todo el piano. Y es que los Pedroso junto a la familia Valdés serán los clanes musicales más importante que nacerán y darán color al barrio de Pogolotti.

Será Julio Pedroso quien inicie la tradición pianística en la familia al erigirse como director de la orquesta Cuba, la danzonera más importante de Marianao; y como los oficios se transmitían de padre a hijos tocará el turno a César “Nene” de aprender los rudimentos del piano e ir perfeccionando sus  habilidades, tanto que llegó a ser pianista del conjunto de Arsenio Rodríguez en una época y del de Félix Chapotín años después.

La tradición familiar debía seguir; por tal motivo Nene Pedroso puso las manos de su hijo César, al que todos llaman Pupy, en un piano y se ocupó de parte de su formación profesional haciendo posteriormente que estudiara con los profesores más adecuados. El hijo de Nene, como comenzó a ser conocido, tuvo entre sus profesores a Odilio Urfé y a Ignacio Villa, también conocido como Bola de Nieve.

Pero la cabra siempre tira al monte; reza el refrán y más que dedicarse a perfeccionar sus estudios musicales, César hijo comenzó a dominar todos los secretos de la rumba y el son; y qué mejor escuela que la casa familiar del barrio de Pogolotti, lugar al que llegó con apenas cinco años; donde había un piano que reunía a importantes nombres de la música cubana.

Los padres son algo que debe ser superado. Y Pupy era el orgullo de su padre que le admiraba y le dejaba suplirle en algunas de las orquestas en las que trabajaba como la Sensación, una de las charangas más importantes de Cuba después de la orquesta  Aragón. Sin embargo; el hijo quería más y la vida le dará esa oportunidad cuando se convierte, temporalmente en director musical de la orquesta del percusionista Elio Revé en los años sesenta.

Esos convulsos años sesenta en que un joven llamado Juan Formell entra a la misma orquesta para sustituir a Cesar en la dirección musical. Esos años sesenta que verán nacer el 4 de diciembre de 1969 a uno de los proyectos musicales más trascedentes del siglo XX: los Van Van y en el piano estará por treinta años Cesar “Pupy” Pedroso.

Comenzaba la era del songo.

Según los entendidos serán la combinación del modo de ejecutar el bajo por parte de Juan Formell; la impronta percusiva de José Luis Quintana, conocido como Changüito; y los tumbaos soneros en el piano de Cesar, “Pupy”, Pedroso lo que definirá estructuralmente el movimiento musical conocido como Songo y que tendrá su máxima expresión en la orquesta Los Van Van.

Sin embargo, el trabajo musical del hijo de Nene –como le llamara en uno de los temas imprescindibles de la orquesta el cantante Pedrito Calvo—irá más allá de ejecutar el piano. En un momento determinado comenzará a componer temas que se convertirán con el paso del tiempo en clásicos de la música popular cubana, comenzando por Seis semanas en una larga relación de títulos que parece no parar.

Pupy desde el piano se convertirá en uno de los instrumentistas más influyente desde los años ochenta hasta la fecha; demostrando un estilo muy depurado y un dominio de las fuentes fundamentales de la música cubana: la rumba y el son.

Pogolotti cada 24 de febreros celebra un aniversario más de fundado. El primer barrio obrero de Cuba -fruto de la visión de un inmigrante italiano; que dejará su impronta familiar en la cultura cubana por medio de su hijo el pintor Marcelo y de su nieta la ensayista y escritora Grazziella-,  es la tierra chiquita donde un buen día la familia Pedroso no solo legó a La Habana sus manos laboriosas, sino también una dinastía musical que no parece acabar. En donde Cesar “Pupy” Pedroso se nos hizo el pianista que es hoy, aunque sea un mal bailador de rumbas y sones.

Tres generaciones de Pedroso han estado tras el piano marcando una época en la música cubana. Y parece que habrá de ellos para rato. No importa si es con un buen danzón, un tumbao sonero o el songo. En las manos de Pupy está resumida la historia musical de una parte de esta ciudad.

Si no que lo digan los cubanos que bailan su música en los cinco continentes.