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Sancti Spíritus. Viaje al centro de la Isla
27August
Artículos

Sancti Spíritus. Viaje al centro de la Isla

Cuando el crítico de arte Maikel Rodríguez Calviño me invitó a organizar juntos el proyecto curatorial que derivó en la muestra colectiva Piedras de río en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, con artistas espirituanos, no supuse que entraría en una aventura donde el escaso tiempo y la complejidad de la muestra final me arrastrarían cual si fuera protagonista de un filme de la saga de Indiana Jones. Confieso que jamás había estado en tan intensa labor desde que se comenzó la selección que culminó en la casi treintena de creadores, en su mayoría ubicados dentro de la categoría de artistas emergentes, quienes apenas habían tenido la oportunidad de mostrar su talento y lenguajes novedosos en la capital del país.

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El principio curatorial partió de un juicio de valor esencial: nuclear aquellos artistas que en su mayoría viven en la provincia y se expresan desde una óptica problematizadora, reflexiva, existencial, en ocasiones de suave humor irónico acerca de la época en que vivimos hoy. Esta visión poliédrica permitió respetar las poéticas particulares y el uso habitual de determinadas técnicas, de allí el título metafórico que identifica a la exposición: Piedras de río, en alusión a que sus integrantes, como particulares piedras de río, provienen en general de las villas de Trinidad y Sancti Spíritus, ubicadas al centro de la Isla y caracterizadas por sus calles empedradas que atesoran 505 años de existencia. La muestra contempló entonces la fotografía, el dibujo, la pintura, la instalación, el diseño gráfico y el tapiz.

Me permito citar a los veintiocho participantes ante la ausencia de sus nombres en el suelto promocional distribuido al público el día inaugural. Ellos son: Marianela Orozco, Lisandra López, Alicia Leal, Luisa María Serrano (Lichi), Arachely Álvarez, Mildrey Betancourt, Marielina González, Dianely Fardales, Laura Vaillant, Adonis Flores, Wilfredo Prieto, Ariel Orozco, Daniel Acebo, Álvaro José Brunet, Osvaldo Pestana (Montos), Ramsés Morales, Yorlin Pimienta, Juan Carlos Lage, Rubén Pareja, Hugo Yasser, Raúl Cue, Leslie García, Héctor Herrera, Osley Ponce, Victor Manuel Echenagusía, Moisés Bermúdez, Adonis Toledo y José Alberto Rodríguez. Aquí se unieron algunos autodidactas de dilatada trayectoria con graduados de escuelas de arte cubanas, dígase Universidad de las Artes, Escuela Nacional de Arte (ENA), Academia de San Alejandro, la extinta Academia de Artes Plásticas de Trinidad o la otrora escuela de instructores de arte espirituana.

En este pulseo entre diversas tendencias y generaciones, el público asistente pudo ver, aunque parcialmente, la multiplicidad de lenguajes expresivos que conforman el universo visual espirituano actual. De hacer un mayor acercamiento, se puede apreciar que la muestra se organizó teniendo en cuenta distintos conjuntos temáticos, genéricos y conceptuales. Uno de esos conjuntos resultó novedoso para quienes asistieron; hago referencia a las obras interactivas. Bajo esa óptica presentaron sus propuestas José Alberto Rodríguez con su Déjà vu, intervención sonora minimalista donde se exhortaba al público a escuchar simultáneamente a través de un audífono estéreo el himno nacional cubano en inglés y el norteamericano en español creando un atrevido extrañamiento que invitaba a la reflexión. Adonis Toledo con su Respiraderos expuso mediante la realidad aumentada tres piezas solo observadas a través de móviles 3G, donde modeló proyectos de esculturas monumentarias referidas a la ontológica vía de comunicación humana. Yasiel Elizagaray propuso una instalación interactiva intitulada Candidatos; convirtió una de las salas del centro en espacio de votación de hipotéticos candidatos a una presidencia imaginaria que se exhibían en el recinto a través de pequeños retratos pintados bajo los presupuestos neofigurativos.

El conjunto de obras rubricadas por la tendencia abstracta se registró tanto en fotografía como en pintura. Presentaron sus macrofotografías digitales de inusuales tesituras visuales los artistas del lente Mildrey Betancourt y Hugo Yasser. Bajo igual tendencia fue el cuadro de gran formato de Rafael González, quien trabajó con detritos industriales, denotativo de la pintura matérica. En pintura Yorlin Pimienta y Raúl Cue registraron propuestas signadas por la más pura tendencia abstracta de posibles referencias semánticas.

En fotografía predominaron aquellos temas referidos a la problematización del entorno social con su carga de humor existencial, su denuncia feminista o reclamo por la necesidad de espacio vital para la minusvalía o la variedad que ofrece la otredad, como lo abordaron Marianela Orozco, Marielina González, Álvaro José y Rubén Pareja. Desde la perspectiva médica se hizo referencia a lo salubre; Lisandra López mediante la lienzografía, con sus flores sostenidas por corolas de pastillas o la simpática referencia al huevo —cosido con puntadas de hilo— como alimento vital del cubano a través de las fotografías de Héctor Herrera. Arachely dejó sus inquietudes conceptualistas en un tríptico fotográfico procesual.

El dibujo, lo menos representado, tuvo sus exponentes en Juan Carlos Lage y su paisaje de meditación civilizatoria; Luisa María Serrano (Lichi), quien también presentó tapices, con un discurso referente a conflictos existenciales; Dianely Fardales, con la mujer hecha metáfora a través de la cuerda floja y la sombrilla que la sostiene; y Laura Vaillant, con sus dos retratos hiperrealistas. En solitario, Alicia Leal exhibió collages de fina factura y delicada humorada, enriqueciendo su espectro artístico.

Como colofón a tantas propuestas se exhibieron novedosas instalaciones. Yorlin Pimienta presentó Dependencia análoga: frente a un televisor donde hondeaba la bandera cubana había un ventilador que virtualmente provocaba el movimiento de la insignia nacional; Wilfredo Prieto: mediante un televisor se proyectaba su megaproyecto Viaje infinito, de corte land art; Osley Ponce: magnificó lápices y los colocó erguidos de punta unos con otros para crear la sensación de equilibrio perpetuo; Moisés Bermúdez, con su Usted va aquí, convirtió en basurero afiches con propaganda de la sociedad de consumo norteamericana.

Hubo un área destinada a la gráfica con obras de los internacionalmente destacados humoristas Daniel Acebo, Ramsés Morales y Osvaldo Pestana (Montos) quienes escoltaron grabados referentes al sincretismo cultural cubano de Alexander Hernández Chang y Omar Fernández (Cuti). En otra sala sobresalieron dos serigrafías de Adonis Flores con impecable realización y polisemia en sus propuestas.

Como comentara Gretel Medina, especialista del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, una de las impulsoras del proyecto curatorial, la exposición Piedras de río constituyó la bienal de los espirituanos por la riqueza expositiva y la cantidad de artistas que participaron con propuestas significativas. Se cumplía un añejo sueño de los artistas espirituanos: tomar por asalto La Habana con una megaexposición. Ese viaje al centro de la Isla desde la capital no ha dejado de provocar disímiles comentarios a favor por su realización y montaje en tiempo récord. Fue un regalo de los artistas espirituanos al aniversario 500 de la fundación de La Habana.