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Un traslado hacia la esencia de nosotros mismos
23October

Un traslado hacia la esencia de nosotros mismos

¿Ser víctima o victimario? Es la interrogante que hace Ronald a sus estudiantes. Se trata de un profesor de literatura con las virtudes y defectos necesarias para aunar acólitos y detractores en un preuniversitario común. Así comienza la obra Traslado, una pieza del alemán Thomas Melle que adapta la compañía Impulso Teatro, y que por estos días se repone durante el 18° Festival de Teatro de La Habana.

"Si me preguntan a mí, prefiero ser víctima", les dice el profesor que encarna el actor Alexis Díaz de Villegas (también director de la puesta en escena). Justo después recibe la noticia de que ha sido elegido por el director del instituto Shütz (interpretado por el experimentado Carlos Pérez Peña); noticia que levantará ronchas entre sus colegas de trabajo, hasta llevarlos a descubrir y utilizar en su contra un secreto del pasado del afamado profesor.

Trastorno maníaco depresivo es el padecimiento de Ronald, excusa que utilizó Thomas Melle para exponer cánceres que corroen la sociedad como la discriminación, la manipulación de información y el arribismo. Ronald es, como ha elegido en la primera escena, víctima de su propia condición médica... Y tendrá que defender —ante un claustro ansioso por su derrocamiento— su integridad moral y su apasionado puesto de trabajo.

 

Escena de la obra de teatro traslado

 

Para llevarnos por la tortuosa evolución de la historia del profesor, la pieza se ha trabajo hasta el detalle, como ya ha expuesto Elena Llovet: "El montaje logra dinamitar aquellas zonas del texto donde la carga filosófica prevalece, con ágiles entradas y salidas así como con la superposición de los diálogos.  En la puesta, la palabra está empleada desde todas sus aristas, siendo en ocasiones un arma para los personajes a la hora de defender sus criterios, y en otras una máscara con la que logran escalar socialmente".

Escenificada por siete actores, encarna el papel de los profesores los jóvenes Abel Molina, Sergio Gutiérrez y Ayris Arias. Mientras, Linda Soriano representa a la madre de una de sus estudiantes, y es quien revela el pasado del personaje central.

Traslado es una obra para reflexionar hasta dónde se es capaz de llegar cuando se juzga desde la superioridad a una persona; cuánto puede una persona quebrarse en la medida en la que expía sus culpas. Pero sobre todas las metáforas y cuestionamientos filosóficos, quizás la más importante nunca sale de la puesta en escena, pues allá al fondo, en un pizarrón de clases, sigue planteada la interrogante de su protagonista... ¿Hasta qué punto somos inocentes? ¿Cúanto de victimarios nos domina?

Y en el fondo, donde nuestros principios se diluyen con los egoísmos, realmente qué preferimos ser ¿víctimas o verdugos?

Fotos: Tomadas de Cubaescena