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Las ideas maravillosas de Patrizia Dottori
27December
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Las ideas maravillosas de Patrizia Dottori

Cubanderas: nuevas ideas maravillosas es la instalación fotográfica de la artista italiana Patrizia Dottori que el Memorial José Martí de la Plaza de la Revolución exhibe hasta el 20 de enero. En su inauguración fue presentado el libro ¡Propaganda! Cuba en las paredes, que, con prólogo de Eusebio Leal, recoge el proceso que siguió Patrizia en su recorrido por el país para captar con su cámara las imágenes que a manera de collage nutren las cinco banderas cubanas que conforman la muestra y que son testigos del devenir político de una nación a través de su propaganda gráfica.

«Estas fotografías de la artista italiana Patrizia Dottori, quien nos ha visitado en innumerables ocasiones y nos mira siempre con ojos de amor, nos revelan la estoicidad del pueblo, determinado a no doblegarse ante el imperio más poderoso jamás visto —nos dice el Historiador de la Ciudad de La Habana—. Ha expresado libremente su pasión por Cuba, por el derecho a elegir un destino propio y por sus héroes de todos los tiempos. Con estas imágenes captadas por el lente nos conmovemos. Solo nos queda expresar la gratitud infinita por tan paciente y hermosa obra».

Arte por Excelencias conversó con Patrizia Dottori, quien nació en Roma y vive y trabaja entre esa urbe y Buenos Aires.

¿Tu vínculo con Cuba es visual o afectivo?

Yo diría que afectivo. La primera vez que vine a Cuba fue en 1992. Era un lugar adonde yo quería ir. Elegí un año muy difícil para ustedes, y sin embargo me asombró la seguridad con que pude moverme por todo el territorio. Por eso regresé en 1999 con la idea de tomar fotos en el Carnaval de Santiago de Cuba. Me enteré de que el acto por el 26 de Julio sería en Cienfuegos, y esperé tres días a que se me autorizara asistir. Fue inolvidable ver a Fidel Castro, todavía lo recuerdo y me conmuevo: la historia estaba pasando por delante de mi lente.

¿No tuviste tentación de reflejar las dificultades por las que atravesamos los cubanos en esa década de los noventa?

Cuando viajé por primera vez no había muchos turistas y sí muy poco para comer, lo mismo para ustedes que para los visitantes. Claro que vi cosas muy feas que hubiera podido retratar, como esos turistas que se aprovechaban de las jóvenes. Pero era otra la verdad que yo encontré: la de un país enfrentado a Estados Unidos y su bloqueo, ya sin el apoyo de la Unión Soviética. Aunque no era la idea en un principio, comencé a interesarme en cómo se plasmaba esa lucha en carteles y manifiestos, pero solo fue en 1999 que decidí comenzar a trabajar las imágenes a partir de la propaganda que encontraba en cualquier rincón de la geografía cubana.

¿Te interesaba algún detalle en particular?

Me interesaba todo: piedras, fincas, terrenos, talleres… En cualquier lugar se podía —y se puede— hallar carteles y vallas que no tienen nada que ver con lo que uno ve en el resto del mundo. Llegas a Nueva York y te encuentras una ciudad repleta de publicidad que te incita a comprar, al consumo, es un bombardeo constante. Sin embargo, en Cuba lo que lees en esa propaganda son principios, valores, ideas. Y eso lo he recogido durante veinte años con mi cámara, recorriendo el país varias veces.

¿Por qué la bandera?

Se me ocurrió que la bandera, con sus colores, podría ser un excelente fondo para las imágenes que tenía, y me sorprendí yo misma con la idea. Primero fue una en homenaje a La Habana. La segunda era la Cuba que yo había conocido, con carteles que contenían la palabra Revolución. Después me dije que dos iban a ser muy pocas para todo el material que había recogido.

Las cinco banderas vienen a resumir las más de mil trescientas imágenes contenidas en el libro. Quiero que el resto de los habitantes de este planeta constaten que los cubanos no viven en un país perfecto, pero sueñan con un mundo mejor que para ustedes es posible.