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Carlos A. Fernández: Escala artística de la... ¿Realidad?
15July

Carlos A. Fernández: Escala artística de la... ¿Realidad?

Con la sabiduría de alguien con pleno control de su mirada sobre lo visible y coherencia en su interpretación, este artista no es otra cosa que un narrador extraordinario que ha sabido eternizar en sus cuadros, la capacidad y la voluntad imaginativas de un adolescente que descubre, deslumbrado, el mundo y lo vive, en y desde su imaginación, en toda su intensidad y dimensiones físicas, cronológicas y fantásticas.

Hay una estrecha vinculación entre creador, naturaleza y pintura. Tres elementos que se reúnen en el instante preciso para vivir en el arte. Serenos, apacibles, tranquilos..., resaltando lo hermoso de la creación..., van juntos, como en la búsqueda de una verdad que vibra, en estado de pureza o a flor de piel, y que en sus creaciones podemos bautizar como irrealidad.  Más bien, un universo paralelo, que no solemos ver a simple vista, sino a través de un "lente" artístico/sensible que nos comunique con esa maravillosa escenografía que nos rodea, y que vista en el plano del arte, nos acerca a los sueños, lejos del mundo terrenal. ¿Paradoja? El vive aquí, como esa naturaleza que lo envuelve en sus obras, reflejo de una realidad que hasta llegamos a pensar... ¿existe?

Ese universo que evoca en sus trabajos, pasa primero por el "filtro" de su sensibilidad, y también cultura, vivencias, sueños, realidades..., "ingredientes" que, trasladados a piel de lienzo o cartulina, despliegan su vida con todo lo que llevan dentro... No hay magia. Son las sustancias de las que estamos hechos los hombres, y que los artistas, utilizan para crear, a su imagen y semejanza, y hacernos sentir mejor en este lado del mundo. Formas, ideas, imágenes, salpicadas con óleo o acrílico y sus experiencias, recorren caminos que entroncan lo externo/interno, acampan en una estancia casi silvestre, en la que anidan anhelos o sueños para decir en arte...

 

obra de Carlos A. Fernández

 

Les presento a Carlos A. Fernández (La Habana, 1967), un creador del mundo, o simplemente diseñador de un universo que no podemos ver con el simple lente de los mortales, y que tiene la capacidad de colocar, en su justa medida, para que podamos alcanzarlo con nuestros sentidos. El nos regala, desde hace más de 3 décadas, estas imágenes "retratadas", desde lo más profundo, y quizá también, desde lo más superficial –que él puede sentir-, y luego transforma en un paisaje onírico, donde anida la vida que nos conmueve a cada paso. Imperceptible, serena, hermosa, casi irreal para ser verdadera, y que sus manos construyen con toda la capacidad humana que tiene para levantarla, en una escala artística, que conmueve por su pureza, limpieza, exaltación de lo bello, y que subsiste a nuestro lado. Aunque no seamos capaces de verla en su dimensión real.

 

obra de Carlos A. Fernández

 

NATURALEZA MULTIPLICADA

Carlos A. Fernández, al comienzo  buscó su inspiración en el vuelo de los pájaros, porque según él era "libertad, movimiento, independencia, acción, pausado ejercicio de placer o desesperada lucha contra el viento". Más tarde sus trazos enfocaron los nidos, el espacio estático, indisolublemente ligado a la hoja y a la rama del árbol, "obligado puerto en el camino y abrigo de su hogar". En ellos, su discurso pictórico, se transformaba, ante la mirada, en una obra de arte "diseñada" con gestos y una atmósfera singular de luces. Ya en una muestra titulada En voz de cielo y en contorno de ave, el creador ordenó sus sensaciones con la suelta pincelada, en unas originales y elegantes pinturas (óleos sobre tela) donde las flores y los pájaros ocupaban posiciones.

Estas piezas estaban silueteadas por su personal manera de hacer, donde se daban la mano figuración-abstracción, matizando el sujeto expresionista como un todo indisoluble, y lleno de posibilidades en un dinámico proceso que buscaba versiones que sorprendían y evidenciaban información y habilidades técnicas. Porque sus pinturas siempre han constituido un espacio de contrastes, donde se potencian colores planos-texturas, movimiento-calma, dado en un proceso dinámico que por momentos quiere salir del estrecho marco de un cuadro.

 

obra de Carlos A. Fernández

 

Así ha seguido un camino, donde tampoco ha faltado la Historia del Arte (sobre todo de las grandes civilizaciones en las que ha dejado sus trazos), y también las Monedas, que constituyen para él un rico campo donde desata la imaginación, en esos formatos circulares donde cabe todo el mundo y toda la naturaleza posible. Las piezas que componen su más reciente serie, están realizadas en formatos circulares e incluyen características  "del mundo numismático, como gráfilas y textos, que les dan apariencias de grandes monedas. Estos elementos iconográficos –sala el creador-,  hacen una referencia directa al valor económico y comercial que la obra de arte no puede eludir".

Por el diseño inició Carlos Alberto Fernández su carrera. De ahí viene la influencia de una pintura gestual, donde aparecen también trazos de un preciso dibujo y mucha experimentación, en la que se mueven señales de un mundo externo cambiante que resulta también una reflexión sobre el espacio vital del ser humano. Ante la presencia de una pintura del artista el espectador resulta atrapado por un universo iconográfico que se mueve entre lo representado reconocible en el mundo material, y lo representado que evoca la fuerza de un espíritu pictoricista que trasciende los límites de la realidad inmediata.

 

obra de Carlos A. Fernández

 

SEÑALES EN EL CAMINO... LAS FLORES

Sus pinturas han sido siempre ricas por la profusión de formas y texturas que, indistintamente, afectan tanto el fondo de la composición como las figuras. Y en este sentido, las Flores han sido una constante en su quehacer creativo a lo largo de los años. Van y vienen como las olas del mar, repletas de coloridos y de revelaciones artísticas. Pues, como el mismo expresa: "Hay personas que andan entre las flores sin reparar en ellas, otras les dedican algo de atención y continúan su camino. Sólo las que se detienen un poco más sienten que estas les devuelven las miradas"...

Como si fueran ojos, ubica las flores en esos formatos circulares, que parecen mirarnos. Con unos iris resplandecientes que cambian de color según el tiempo... del artista. Un tema que para el desata muchas interrogantes y seducciones plásticas que lo animan a continuar por los senderos de la Naturaleza, una y otra vez. Y según ha comentado el creador "abordo el mundo de las flores, no como bellos elementos en un jarrón, ni como estudios botánicos, sino que llegan a los lienzos representando seres que nos tratan de igual a igual, que son redescubiertos (sin ideas preconcebidas) bajo esa iluminación inhabitual que menciona Carpentier. Las flores se nos revelan, pues, como símbolos de una vida tan importante y diversa que de la supervivencia de ellas depende la nuestra como especie. De una vida que una vez percibida nos habla con el susurro del viento y, a través de ellas, nos devuelve la mirada".

 

obra de Carlos A. Fernández

 

 

La obra de Carlos A. Fernández es un canto de amor al entorno y a todo lo que respira en la Tierra. No es por moda que se acerca a la vida/paisaje que nos rodea. Ha estado presente de sus comienzos en el arte. Por eso subraya "el hombre debe tomar un camino de acercamiento a la Naturaleza, de convivencia y respeto por el entorno en que vivimos, con el que debemos integrarnos y fluir en armonía. Solo comprendiendo que somos parte y no protagonistas de este entorno, podremos preservarlo, y descubrir un cosmos mágico y maravilloso que nos rodea".

MIRADAS MÁGICAS, REALES...

Alejo Carpentier sentenció: "Lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de "estado límite".

 

obra de Carlos A. Fernández

 

Muchos pueden ser los calificativos que pueden darse a la obra del pintor, dibujante y diseñador cubano Carlos Alberto Fernández (graduado del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), (La Habana, Cuba, 1989), y de la Academia Nacional de Bellas Artes (La Habana, Cuba, 1994). La maestría y creatividad de sus trabajos siguen un proceso en ascenso que se enriquece con los años. Su quehacer artístico se abre pues a la celebración verbal; a la vez que consolida el elocuente silencio admirativo, propio, de toda obra grande.

En sus cuadros se puede hallar la composición definitiva que, tantas veces, inaugura posibilidades insólitas y llenas de admiración. Su dibujo, exquisito, decantado en las finas líneas, se desdobla, con carácter caleidoscópico, en la precisión final de ciertas formas y rasgos, y en la evaporación de un conjunto que, por sus espejismos, dota a sus piezas de la fuerza del enigma.

Se puede añadir a esas calidades la sabia utilización del color. Este, naturalmente rico, es siempre justo en su fidelidad a lo real y, al mismo tiempo, hasta en lienzos que podrían considerarse monocromáticos, hace proliferar un clima ideal (casi paradisíaco) que se oculta en las apariencias. No menos central es su pincelada, su ejecución. Es, en pocas palabras, un artífice que, por encima del tema que aborde (el vuelo de un pájaro, las flores, monedas, dioses, nidos, un paisaje...), reafirma, tan deliberado como gestual, esa condición sin la cual no hay pintura. La pasión por el arte de las formas. Eso va grabado en su quehacer pictórico.

 

obra de Carlos A. Fernández

 

En esta obra figurativa, que por momentos adquiere tintes abstractos, según lo que él sienta adentro,  en que la línea y los contrastes enriquecen el detalle, y lo proyectan en función de la eficacia del conjunto, se mueve un elemento central que singulariza y da realce a estos cuadros, que llevan en sí el espíritu de lo real maravilloso nuestro: la luz. Una luz que no importa qué figuras, cosas, acciones... exalte en pos de una indiscutible belleza. Es la luz de Cuba. Pintura de intimidad e intemperie (como la propia naturaleza), el trabajo de Carlos A. Fernández se nos entrega como testimonio de lo posible y también de lo increíble a ras de mundo, como inventario de un universo que es preciso redescubrir con tanta ingenuidad como exactitud. Pero, al mismo tiempo, es una pintura tan de fijación de lo que se cumple en el devenir del tiempo que se presenta también como un reto. Sus piezas son, a partir de esa inmediatez, producto de la fabulación.  

Bien sabemos que vida/sueño son tantas veces irreconciliables. No puede aspirar la creación plástica a mayor privilegio que a plasmar con maestría esa verdad. Es lo que hace el creador en sus cuadros. La carnalidad de sus diferentes imágenes constituyen la verdadera traducción de la existencia que todos debimos o debemos vivir. La vida tal y como es. Pura imaginación, siempre espléndida...

Más sobre el artista  

Carlos Alberto Fernández Arroyo nació el 9 de abril de 1967 en La Habana, Cuba. En 1989 se graduó del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), y comenzó a enfocarse en su carrera artística. Completó su formación en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, de la que se graduó en 1994. Su trabajo está centrado principalmente en la pintura, pero también ha realizado grabados, esculturas e intervenciones del paisaje urbano.

Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas, entre las que destacan la de Daisaku Ikeda, presidente fundador de la Soka Gakkai Internacional, y la de Plácido Domingo, tenor español, entre otras.

Ha presentado exposiciones en museos y galerías de Cuba, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Irlanda, Italia, Dinamarca, Jamaica, Austria, Grecia, Japón, Chipre, España, Nicaragua y Martinica. 

Fotos: Cortesía del artista