Quienes han visto a este mulato en el escenario, fácilmente pueden deducir que es cubano. No hay tema que se le resista a Maykel Fonts y no solo por lo precisión de sus pasos, la cadencia con la que danza o la soltura de sus coreografías. Fonts es la esencia de la cubanía, llega con la picardía y la sabrosura del bailador nato y la caballerosidad de quien sabe llevar a su pareja. Con una trayectoria que ha conquistado escenarios de todo el mundo, este artista regresa al Festival de la Salsa en Cuba del 26 de febrero al primero de marzo de 2026 con la fuerza de quien baila desde la raíz. Para él, este evento no es solo una tarima. Es un abrazo colectivo donde la música, la cultura y la energía del público se funden en un mismo latido. En esta conversación, el bailarín y profesor cubano reflexiona sobre el legado de una década de festival, su preparación física y emocional, y la inspiración profunda que guía cada uno de sus movimientos.
Es una alegría siempre encontrarte entre los bailarines y profesores invitados al Festival de la Salsa y una oportunidad verte brillar en el escenario ¿Qué significa para ti presentarte una y otra vez aquí y cómo describirías la energía de este evento?
Para mí presentarme en este festival es como volver a mi esencia. Es un lugar donde uno siente que la música y la gente te abrazan. La energía es increíble… caliente, auténtica, de esa que te levanta aunque vengas cansado. Aquí todo vibra diferente: la tarima, el público, los colegas.
Son 10 años del Festival. ¿Cuál crees que es su mayor legado?
El legado más grande es la familia que se ha creado. Diez años no se cumplen así porque sí. Este festival ha mantenido viva la cultura, ha unido a gente de todo el mundo y ha impulsado a muchos jóvenes que hoy son figuras. Yo creo que su legado es haber hecho que la salsa siga respirando con fuerza en cada edición.
Usualmente vemos a los bailarines rebosantes de energía en el escenario, pero pocas veces pensamos en el desgaste físico y mental que hay detrás de esa entrega. La danza, como cualquier disciplina de alto rendimiento, requiere preparación, resistencia y enfoque. ¿Cuál es la preparación física y mental que realizas antes de un festival tan importante?
Físicamente entreno todos los días: el cuerpo hay que cuidarlo como un instrumento fino. Y mentalmente me preparo conectando conmigo mismo. Antes de subir al escenario siempre tengo un momentico de calma, cierro los ojos y me digo: “Vamos con todas las fuerzas”.

Cada vez que te veo bailar, da la impresión de que una energía casi sobrenatural se apodera de ti y te permite dominar el escenario con una fuerza impresionante. ¿En qué te inspiras para bailar?
Me inspiro en la vida, en mis raíces cubanas, en la gente, en las historias que uno carga por dentro. La música me habla, y yo solo trato de responderle con el cuerpo. Cada ritmo trae una emoción, y ahí es donde nace el movimiento.
Has colaborado con muchos artistas internacionales. ¿Qué aporta este festival a tu crecimiento como bailarín y coreógrafo?
Este festival es un intercambio constante. Aquí uno no para de aprender. Ves estilos nuevos, fusiones, jóvenes con hambre de comerse el mundo… y eso te empuja a seguir creciendo. Como coreógrafo me refresca la mente; como bailarín me llena el alma.

¿Cómo percibes la evolución del público salsero en los festivales actuales?
El público está más preparado que nunca. La gente ya no quiere solo pasos bonitos; quiere sentir, quiere entender de dónde viene todo. Están más curiosos, más exigentes, más conectados con la cultura. Y eso, para mí, es lo mejor que le puede pasar a la salsa.
Siempre que hago una entrevista sobre el Festival y a personas como tú que llevan años participando, les hago la siguiente pregunta. ¿Cuál es el mensaje que deseas transmitir a través de tu arte en este evento?
Quiero transmitir verdad. Que la gente vea que en el baile hay emoción, libertad, raíces… que cada movimiento lleva un pedacito de mi historia y de la historia de Cuba. Si logro que alguien sienta eso, aunque sea por un segundo, ya cumplí.
¿Qué consejo le darías a los bailarines jóvenes que sueñan con presentarse en un festival como este?
¡Qué trabajen duro, pero sin perder la humildad ni el sabor! Que busquen su propio estilo, que no se comparen, que respeten la cultura y que se mantengan curiosos. Y sobre todo, que disfruten el camino. El escenario llega cuando uno está listo, pero la pasión hay que alimentarla todos los días.

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