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Las bendiciones de Carlos Acosta
08April
Artículos

Las bendiciones de Carlos Acosta

Definitivamente el 8 de abril de 2016 quedará marcado en el calendario de los grandes acontecimientos del arte mundial como el día en que Acosta Danza debutó para Cuba y el universo. Nacida del empeño y los sueños del inmenso Carlos Acosta, la compañía, integrada por veinticinco bailarines, ocupa un inmueble en la céntrica calle Línea, entre 4 y 6, en El Vedado, cuyas enormes paredes de cristales invitan a los transeúntes a husmear sin ningún recato, sin saber que corren el peligro a que ya hechizados con los asombrosos saltos, contorsiones y giros no consigan dar un paso más hasta que por fin la música se detenga.

Algunos piensan que con la creación de Acosta Danza has tenido muchas bendiciones, como esta sede de privilegio que te han entregado.

Solo podría decirte que esas bendiciones, como tú le llamas, nadie me las ha regalado. Hay no pocos cubanos que después de desarrollar una carrera exitosa no han venido a Cuba a hacer nada. ¿Por qué no se ve desde la perspectiva de que en mi caso se trata de alguien que, con muchas posibilidades de vivir a plenitud en cualquier parte del mundo con lo que se ha ganado gracias a su esfuerzo, ha preferido regresar para entregar su corazón? Que viene con toda esa información y la experiencia que ha logrado acumular durante muchos años para ponerla al servicio de su pueblo, de su país, de las nuevas generaciones de bailarines, de coreógrafos. ¡Mira cuántas cosas positivas!


Yo no quiero tener bendiciones, pero no veo nada malo en que mi Cuba y el Ministerio de Cultura me apoyen con un estudio de ballet que posea un puntal alto para que podamos ensayar, como esos con los que cuentan las compañías en nuestro país.

El Royal Ópera House no quiere dejarme ir, tampoco el Sadler’s Wells. De hecho, Acosta Danza está asociada a ese último teatro, de modo que le programará giras por toda Europa. El Royal Ballet, en el que permanecí por diecisiete años, desea por su parte que yo continúe asociado ya sea como coach o como maestro. Soy consciente de que no me puedo desaparecer del plano internacional, porque equivaldría a perder la necesaria conexión con el mundo y también difusión, pero estaré en mi Cuba, con mi compañía.

Y cuando estés cumpliendo compromisos internacionales, ¿cómo te la vas a arreglar para llevar adelante la compañía?

Mis compromisos con las funciones clásicas están fijadas hasta octubre de este año. Serán las últimas, en el Royal Albert Hall, donde tengo programado mi retiro. Serán cinco noches en uno de los grandes auditorios de Londres, con sus cinco mil localidades. Pero ya el clásico me lastima. Aquí en Cuba también haré estas presentaciones para que mi gente pueda fijar en sus mentes mi mejor sonrisa. Pero ya duele, sobre todo a la hora de mantener el alto nivel con que lo he hecho siempre. Quiere decir que para ello debo ensayar cada día religiosamente, y ya son tantos los cansancios y las lastimaduras, que me cuesta. Lo admito: mi cuerpo protesta porque sigo imponiéndole ese training.

No obstante, seguiré trabajando, seguiré bailando unos cuantos años más, pero piezas con las que ahora me siento más cómodo y no hago sufrir a mi cuerpo. Ah, eso sí: sin dejar de hacer arte, eso no es negociable, y, además, cumpliendo mi rol de director, y esforzándome para que Acosta Danza se convierta en una compañía de primera línea, y para que los proyectos que me he propuesto se materialicen. Quiero dejar ese legado como constancia de mi paso por la tierra.

Ahora bien, cuando no pueda estar en la Isla por mis otros compromisos, me apoyaré, como mismo hago ahora que estoy aquí, en ese equipo de trabajo bien sólido que me acompaña, que son también mis ojos, mis piernas, mi mente.

Ya se esperaba con ansias el nacimiento de tu compañía.

Era lógico que sucediera, lo más natural, porque mi corazón está en Cuba, ¡siempre lo estuvo!, y creo que a nuestra gente le consta. Por ello sigo insistiendo en la idea de fundar también una escuela de danza, amparada en ese método de enseñanza nuestro, tan reconocido en todas partes. La idea es que nos permita lanzar la carrera de bailarines de todas las latitudes con escasos recursos económicos, porque se trata de una carrera muy cara. Lo veo como un legado de mi país para el mundo. Aquí estoy con mis energías para que mi Cuba se beneficie. Lo principal es que de inmediato encontré el apoyo del Ministerio de Cultura, del ministro Julián González, quien se ha tomado estos proyectos como si fueran propios.

¿Qué propone Acosta Danza?

La línea que estoy proponiendo es moderna: un bailarín que sintetiza los dos estilos, el clásico y el contemporáneo. Detrás de esta compañía estará mi filosofía de vida. Como es de esperar, Acosta Danza se beneficiará de los contactos que he logrado cultivar a lo largo de mi carrera, pero ello también contribuirá a tender ese puente que una más fuerte a Cuba con el mundo, a que Cuba se convierta en un país aún más transnacional, más cosmopolita, y que siga siendo una potencia del arte. En eso es en lo que me gustaría que la gente se concentrara. Quisiera que Cuba se pueda sentir también orgullosa de Acosta Danza, que todos nos podamos sentir orgullosos, esa ha sido mi intención.