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INFLUJO EUROPA. LA CURADURÍA(Exposición de arte cubano en la Embajada de España en Cuba)
03February

INFLUJO EUROPA. LA CURADURÍA(Exposición de arte cubano en la Embajada de España en Cuba)

Influjo Europa pretende ser, más allá de cualquier pretexto eventual, un muestrario actualizado sobre las artes plásticas cubanas, específicamente de su vertiente conceptual. Partiendo de ese criterio, algunos podrían pensar que se trata de una exposición numéricamente reducida, tanto desde el punto de vista de los artistas como de las manifestaciones participantes.

No es menos cierto que sería difícil recurrir a una nómina de apenas ocho artistas: 13 lienzos de mediano y gran formato y dos instalaciones, para dar testimonio de la diversidad y riqueza de los procesos creativos en la producción simbólica cubana de los últimos años.

Sin embargo, esta muestra organizada por la Embajada de España –sede diplomática que se ha caracterizado por brindar auspicio y colaboración reiterada a artistas, curadores y críticos de la Isla– se apoya en dos presupuestos básicos que son los que garantizan su sentido de representatividad. En primera instancia, los creadores seleccionados forman parte de promociones surgidas entre mediados de la década del ochenta y el dos mil, período en el que cuaja y alcanza su mayor trascendencia el arte conceptual en Cuba. Varios de estos artistas contribuyeron incluso con sus obras y su influencia personal al realce de determinadas prácticas o lógicas de pensamiento a través de la pintura, el grabado o la instalación, convirtiéndose en verdaderos paradigmas. Por tal motivo, los espectadores de esta exhibición tendrán ahora la posibilidad de llevar a cabo un balance de estilos y concepciones formales, de discursos, metodologías y artificios técnicos, y la opción de corroborar algunos de los indicios de continuidad y ruptura aparecidos en ese lapso de tiempo, en contraste con épocas anteriores.

A pesar de la distribución que infieren los espacios escogidos para la presentación del proyecto (residencia del embajador y la Cancillería), de las interrelaciones visuales que sean capaces de inducir las obras una vez ubicadas en los mismos, podríamos sugerir también una apreciación de la muestra teniendo en cuenta el grado de posicionamiento cronológico de los autores. O sea, una implementación del recorrido a partir de la siguiente sucesión: Eduardo Rubén, René Francisco, Ibrahim Miranda, Jorge Luis Marrero, Vladimir Llaguno, Douglas Pérez, Luis E. Camejo y José Emilio Fuentes (JEFF), podría ser útil para verificar una serie de señales relacionadas, fundamentalmente, con la persistencia de la pintura como género; con la readecuación de las metáforas relacionadas con la temática del hombre insular, su identidad y sus complejas disyuntivas sociales; con el fortalecimiento de la complicidad entre los artificios técnicos, estéticos, y la noción de simulacro, y con la sofisticación alegórica respaldada por la recontextualización y la intertextualidad.

Otro presupuesto que hace de esta exposición una iniciativa bastante representativa, es la incorporación de obras que revisitan, exploran nuestros legados culturales desde una perspectiva reflexiva, cuestionadora. Influjo Europa ha sido la denominación más explícita que hemos podido concebir para mostrar ahora una parte de ese ejercicio reapropiativo de la plástica cubana en un grupo significativo de artistas contemporáneos, en particular aquellos que han enfocado su mirada hacia el acervo europeo, patrimonio tan decisivo y prominente para la idiosincrasia cubana como el africano o el asiático.

Para esta ocasión el pintor Eduardo Rubén recrea en sus lienzos los efectos de una arquitectura ecléctica, las insinuaciones de un decorado sospechosamente híbrido para comentar acerca de las interinfluencias culturales entre Europa y Cuba. René Francisco combina nociones, artificios del acervo pictórico europeo con imágenes emblemáticas de la iconografía insular. Ibrahim Miranda trabaja subversivamente sobre las convenciones cartográficas (Londres y Burgos), y sobre ellas deja caer todo el peso de su subjetividad expresiva y estética. Jorge Luis Marrero apela a la letra, a la inocencia de un ejercicio caligráfico para construir una metáfora de la ascendencia cultural. Douglas Pérez –como ya se ha hecho costumbre en sus obras– desarrolla un paralelismo irónico entre los ascendentes europeos y africanos, pasado por el filtro del humor criollo y el gracejo popular. Vladimir Llaguno establece en sus cuadros una especie de sarcástica paradoja acerca de los intercambios espirituales y pragmáticos entre ambas regiones. JEFF apela al recreo mínimal de una casa abierta de par en par como atisbo de acceso e integridad entre ambas culturas. Luis E. Camejo defiende la compatibilidad de ambientes a partir de ciertos estados de sensibilidad y espíritu; sus paisajes citadinos constituyen verdaderas instantáneas anímicas de sus recorridos reiterados por Europa.

Estos ocho artistas y sus obras indagan en la realidad insular y foránea involucrando referencias del pasado y el presente; se aventuran en un trasiego dinámico de tiempos y circunstancias, matizado como es obvio por intenciones tropológicas, simuladoras, pero en el que nunca la actitud sarcástica, mordaz, se advierte como señal de desarraigo o exclusión.