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Moda, relojería y arte contemporáneo. Entrevista con Arturo Elena
29April

Moda, relojería y arte contemporáneo. Entrevista con Arturo Elena

Por Alejandra Maciel

 

“Yo llegué a la moda porque se me daba bien dibujar, pero descubrí un día que lo que me gusta es ilustrarla, no diseñarla.”

 

“Puede que la moda sea una frivolidad para quien la consume, pero no para quien la hace.”

 

En el marco de la recién concluida novena edición de ZONAMACO, realizada en la Ciudad de México, Arte por Excelencias tuvo el gusto de conversar con Arturo Elena (www.arturoelena.com). Afamado ilustrador de modas, el artista acudió a la feria como parte de la imagen promovida por uno de los patrocinadores del evento, Audemars Piguet, cuyos finos diseños de alta relojería explicitan hoy su sutil vínculo con el arte contemporáneo.

 

El también galardonado por el Premio ARI en 2002 nos habló de su trayectoria y convicciones en torno a su trabajo creativo, cuya técnica de carácter manual es fruto de la combinación de diferentes rotuladores profesionales sobre cartulina, y con empleo de una tinta transparente junto a otras más espesas u opacas. Su objetivo es siempre encontrar el mayor realismo posible en la luz y en la textura y el color de los tejidos. Por el detallismo y el alargamiento logrados, el refinamiento y la estilización de la figura humana se han convertido en señas características de su obra.

 

¿En qué ha consistido tu trabajo?

Mi trayectoria es muy larga. Empecé a trabajar desde principios de los ochenta como asistente de un equipo de diseño de ropa, desarrollando colecciones de mujer y de hombre para unas firmas que, aunque eran comerciales y no marcas relevantes, no estaban mal. Llegué allí sin formación ninguna como diseñador, pero luego de colaborar cinco años con ellas, y por una serie de circunstancias, empecé a recibir encargos de parte de una firma en Sevilla llamada Victorio & Lucchino(que me conocía ya y sabían de mis aptitudes para el dibujo), sobre todo para ilustrar sus apariciones en prensa. Ya en 1992 esa marca empezó a desfilar en la Pasarela Cibeles, en la que presentó una colección llamada Carmen. Por las dos carpetas de prensa que se integraron para ese evento (una por la colección y la otra por el lanzamiento de un perfume también llamado Carmen) llegué a muchísima gente. En julio de ese año la revista Cosmopolitan me propuso la primera colaboración como ilustrador en sus páginas de moda. Fue mi primera incursión a nivel profesional como ilustrador, en mi país. Ilustrando de modo permanente esa sección, otras revistas vieron también mi trabajo, como Elle, Telva, y más adelante llegaron firmas como Loewe. Fui evolucionando en el tiempo. Yo no dejaba de llamar a otras puertas para hacer contacto con firmas que me interesaba que vieran mi trabajo, más allá de las que pudieran verme sin yo buscarlas. Y no ha dejado de ser así. La conclusión es que yo llegué a la moda porque se me daba bien dibujar, pero descubrí un día que lo que me gusta es ilustrarla, no diseñarla.

 

¿Cuánto tiempo te puede tomar realizar una obra?

Hay dos respuestas. La primera es que depende de la complicación y de las necesidades para su entrega. La otra respuesta que suelo dar es que me lleva 53 años, que son los que llevo trabajando y buscando la perfección en mi oficio. Aunque no digo que la haya alcanzado ya.

 

¿Es la observación o la imaginación la que guía tu trabajo?

La observación es imprescindible para trabajar como ilustrador de modas. Necesito observar y absorber la máxima información posible sobre ese mundo. Yo no me puedo permitir cambiar la filosofía, la imagen y las pautas que las firmas quieren proyectar. Ellas vienen a mí para que las ilustre tal cual las han concebido.

 

En el tiempo en el que comenzaste tu carrera, quizá todavía abundaba la idea de que la moda frivoliza el arte…

Yo diría que el mundo frivoliza la moda. Porque la moda es una parte muy seria de nuestro mundo, que cuesta muchísimo trabajo a los que estamos dentro de ella. Pero como el mundo la ve desde fuera, piensa que es una frivolidad. Piensa que todos vamos vestidos de firma y nos la pasamos de fiesta. A mí hacer mi trabajo me cuesta un sacrificio absoluto, un sacrificio de mi vida personal, de mi vida familiar y de mi salud física. De frivolidad, cero. Detrás de la moda también hay profesionales. Y como en cualquier ámbito, si se quiere hacer un trabajo estupendo y de valor, se le tiene que conceder todo el empeño. Puede que la moda sea una frivolidad para quien la consume, pero no para quien la hace.

 

Finalmente, ¿cómo llegaste a ZONA MACO 2012?

Primero tendría que decirte cómo llegué a Audemars Piguet. Audemars Piguet vio una cierta conexión o intuyó que yo podía reflejar perfectamente en imágenes lo que sería para ellos una visión de la mujer dentro de la marca, pues hasta ese momento no estaba tan potenciada la parte femenina como la masculina. Así hice la serie Doce momentos de la mujer para ellos, para Madrid. Luego, debido al vínculo de Audemars Piguet como patrocinador de ZONAMACO, se me propuso venir y crear piezas exclusivas para México. Creé sólo dos porque ya no había tiempo de más. De este modo la colección se compone de un total de catorce dibujos. La intención era unir moda, arte y relojería.