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Cruzar la cebra con los cuatro de Liverpool
27September
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Cruzar la cebra con los cuatro de Liverpool

Él cuida del niño y el cochecito mientras su hija se dirige al banco a retratarse con su ídolo. En épocas pretéritas, cuando aún no soñaba ser abuelo, iba a las fiestas en botas —como dice la canción vareliana— cantando una canción del que con sus gafas se ha vuelto presencia eterna en un parque del Vedado capitalino.

Junto a una farola, un grupo de veinteañeros toca una guitarra y rememora viejos temas que no hay cómo borrarlos del imaginario colectivo porque han alimentado las alegrías y sinsabores de sus padres y de ellos mismos. Casi sin pretenderlo, con cada nota y cada palabra espantan el seudoarte escondido en cualquier esquina de la contemporaneidad.

Un muchachito se descalza los patines y descubre que no están nada mal esas canciones que ponen por los altavoces. Se tira sobre la yerba y decide regresar más tarde a casa y llamar por el móvil a la novia para que lo secunde.

Y claro que no faltan los buenos artistas —Digna Guerra y su Coro Nacional de Cuba, Luis Manuel Molina, el dúo Chantra…— que suben al escenario a interpretar canciones muy reconocibles, acompañados de un cuadro creado por Ernesto Rancaño y Juan Carlos Balseiro para la ocasión.

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Todos se han sumado a la convocatoria del Centro Cultural El Submarino Amarillo y su principal promotor: el Guille Vilar, para, con el apoyo del Ministerio de Cultura —presentes estaban el ministro Alpidio Alonso y Abel Prieto, director de la Oficina del Programa Martiano—, rendir homenaje a Los Beatles en el parque Lennon de La Habana a cincuenta años de que el 26 de septiembre de 1969 fuera lanzado en el Reino Unido uno de sus más importantes discos: Abbey Road, producido y orquestado por George Martin, el último que grabara la mítica banda integrada por John Lennon, Paul Mc Cartney, George Harrison y Ringo Starr.

Como dijo en la velada el escritor e investigador López Sacha, «Los Beatles estaban trabajando en un sentimiento de armonía después de haber experimentado lo suficiente en el Álbum blanco y haber logrado un espacio de discusión que no salió a la luz pública con las canciones que grabaron para orquesta y para el disco Let it be. Este álbum sale como una especie de renacimiento de Los Beatles hacia el rock, pero sobre todo hacia las maneras más inteligentes, hacia el rock progresivo y ciertas formas que no se habían experimentado antes. El rock entra a formar parte ya del pensamiento musical de la segunda mitad del siglo veinte».

Cuando se habla de un disco fundamental para la carrera de la agrupación musical más importante de la última centuria, se puede calibrar el legado de esas canciones y de un LD que dejó una de las imágenes más imitadas en los últimos años: la de los cuatro integrantes del grupo cruzando la cebra colindante a los estudios que dan nombre al fonograma.

Los cubanos, y todos aquellos visitantes que por cientos arriban cada día al Parque Lennon para tirarse una foto junto a la escultura que le hiciera hace casi veinte años el Premio Nacional de Artes Plásticas José Villa Soberón, contarán a partir de ahora con su cebra a lo cubano que un grupo de entusiastas pintó en la esquina de las calles 17 y 6. La cinta la cortó el Guille, un tipo tozudo que se ha empeñado en no dejar morir a Los Beatles en esta pequeña isla del Caribe. De ahí sus palabras: «Lennon está muy contento de haber decidido vivir entre nosotros, de establecer residencia permanente en este país, en esta ciudad, en este parque que lleva su nombre. Caminará por su cebra, la que se merece un músico de su estatura profesional, la que se merecen hombres que, como él, han imaginado que un mundo mejor es posible».

A continuación reproducimos las palabras pronunciadas por el Guille Vilar en el acto: 

La cebra que le hemos hecho a Lennon

Cuando la visita a Cuba en el 2002 de Sir George Martin, el fantástico productor de Los Beatles, tuve el privilegio de atenderlo personalmente y por supuesto que lo invité a ver la estatua de Lennon. Recuerdo que era una fresca mañana de verano y nada más estábamos nosotros dos. Por supuesto, que me ubiqué a una distancia respetuosa porque se trataba de la estatua de su querido amigo desaparecido, pero estuve lo suficientemente cerca como para percatarme que se quedó tan impresionado con esta que decidió, aunque muy bajito, conversar brevemente con Lennon. Y si esto se los cuento, es para asegurarles que no solo George Martin habló con Lennon, pues sabemos que muchos de ustedes se han sentado al lado de él para entablar una conversación. Y yo, para no ser menos, les digo que ya hemos dialogado unas cuantas veces, igualito que ustedes. Por lo tanto, no se sorprendan cuando diga que Lennon está muy contento de haberse decidido a vivir entre nosotros, de establecer residencia permanente en este país, en esta ciudad, en este parque que lleva su nombre. Y se dio cuenta de esa posibilidad desde que Carlos Alfonso y yo hicimos el primer concierto en este lugar en 1990. Fue un evento tan hermoso, que él rápidamente se percató de cuanto lo queremos los cubanos. Y nos pidió que si podíamos repetir la experiencia y así lo hicimos varias veces hasta que tuvo lugar un suceso que nadie se imaginaba. La estatua realizada por Villa Soberón a John Lennon, fue develada nada menos que por el Comandante en Jefe Fidel Castro junto a Silvio Rodríguez el 8 de diciembre del 2000.

Semejante deferencia lo dejó tan impresionado que nos hizo saber de una foto histórica tomada en su casa en Inglaterra, donde aparece junto a su esposa Yoko Ono en la cocina, pero lo verdaderamente sorprendente es que, en la pared entre otros cuadros, estaba un afiche con la emblemática foto al Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara de Korda. A buen entendedor… (c) Por la fecha de la foto, esta fue tomada en la época que grabó Imagine. Después el parque fue testigo de otros conciertos y Lennon no dejaba de asombrarse como aquel donde participó hasta la Banda Nacional de Conciertos tocando música de Los Beatles. Pero lo que de verdad volvió loco a John con las cosas nuestras, fue cuando en el 2011, el Ministerio de Cultura decide inaugurar el Centro Cultural Submarino Amarillo, sede para que nuestros músicos no solo toquen su música y la de Los Beatles sino la de los grandes clásicos del género. Lennon quería visitarnos, pero no sabía cómo llegar hasta allí. Por eso, en un día como hoy, en que celebramos los 50 años del Abbey Road, ese disco que tiene en la portada a Los Beatles cruzando la famosa cebra londinense, un conjunto de muuchos buenos cubanos, decidimos también hacerle a Lennon su cebra, su cebra criolla. No les hablo de una “cebrita” de 7 o 9 franjas en la calle 6. Se trata de una gran cebra de franjas que cual alfombra roja, le permitirá a Lennon ir cada noche al Submarino Amarillo para pasarla bien junto a todos nosotros, junto a todos ustedes.

 Y para eso, les reitero, caminará por “la cebra de Lennon”. La que se merece un músico de su estatura profesional, la que se merecen hombres que como él, se han imaginado que un mundo es mejor posible y por eso se siente tan bien entre los cubanos, por eso se siente tan bien en Cuba. Gracias, John.

En portada: Guille Vilar inaugura la cebra con el ministro de cultura de Cuba, Alpidio Alonso y Abel Prieto, director de la Oficina del Programa Martiano