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HAY VIDA EN EL ARTE INTERACTIVO
08September

HAY VIDA EN EL ARTE INTERACTIVO

Artista visual, músico e ingeniero informático, el argentino Emiliano Causa es del tipo de autores que predomina en la 9ª Bienal de Video y Artes Mediales Chile 2009.

Dentro del grupo Biopus (que forma con Matías Romero y Tarcisio Pirotta, todos profesores de multimedia), es responsable de “Sensible”, una de las obras interactivas destacadas en la exposición abierta hasta este domingo en el Museo de Arte Contemporáneo, sede Quinta Normal, Santiago de Chile. Con una versión especial para la BVAM, “Sensible” es una experiencia plena de poesía: un concierto de música, formas y colores que cada uno activa a su manera y con distintos énfasis a través de una tela suave y blanda; una especie de pantalla luminosa que reacciona al tacto y parece a punto de conectarnos con un más allá desde una de las caras de un gran cubo oscuro.

En su obra, donde confluyen distintas disciplinas, sus nociones de inteligencia y vida artificial aplicadas al arte interactivo constituyen un aporte destacado a nivel latinoamericano. En este evento internacional, Emiliano Causa participó además con un taller especializado que convocó a casi 30 artistas de diversas generaciones.

¿Cómo se inserta este aporte en la escena del arte contemporáneo?
Dentro de las artes multimedias o electrónicas y digitales, es arte interactivo. No predomina lo visual, sino la simulación de comportamientos de seres vivos, algo que toma meses de programación. Es un tipo de trabajo situado en distintos ámbitos de visibilidad y circulación, sin noción de que era “arte” hasta que alguien lo dijo. Hace unos siete años que el tema es muy discutido en mi país. Se ha generado al respecto un circuito de arte, de festivales, museos y muestras, pero la apertura al mercado es incipiente. Recién el año pasado expuse en una galería. El arte interactivo trae muchos problemas: es una ruptura de las características auráticas, donde la obra no es un objeto, sino que importa el proceso y eso no suele venderse sino como servicios más bien relacionados a la publicidad y al espectáculo. El fenómeno de interacción es efímero; pone en funcionamiento un proceso y es difícil que alguien quiera adquirir algo así. Más vinculado a otros circuitos, es algo que atrae más bien a corporaciones, instituciones o a algún acto conmemorativo, una fiesta rave.

¿Cómo estas experiencias superan el puro aspecto lúdico?
Primero me pregunto: ¿es necesario superarlo? Esto parte de la noción de que el arte no debiera ser lúdico y apunta a cuál sería el plus discursivo que podría tener una obra interactiva. Nuestro interés parte de la necesidad de integrar a la persona en la obra, de integrar la particularidad subjetiva en el discurso. Es una noción de arte que propone empezar a escuchar y dejar de decir. No estamos en la posición del artista como un genio que da cuenta de su mirada. Nuestro arte interactivo construye una gramática, no un discurso absoluto, donde cada uno construye un texto en el tiempo con plena autonomía.

¿Cómo es posible integrar nociones de vida artificial a una obra de arte?
Nuestro interés parte de los procesos de vida biológica y en cómo aplicar a procesos estéticos situaciones de adaptación, reproducción, multiplicación; la complejidad del desarrollo de la vida a una obra de arte. También nos interesa la idea de “arte dialógico”, de Eduardo Kac (artista brasileño). La función del arte es provocar una relación intersubjetiva, un diálogo. No son sólo obras reactivas y sin sentido semántico. En “Sensible”, por ejemplo (donde cada figura que emerge representa la creación de un ecosistema que nace, se alimenta y muere), no hay obra sin la participación del otro, ni tampoco dos momentos iguales en toda su existencia. Pero las posibilidades no son ilimitadas. Metafórica y prototípicamente es algo vivo; se dan analogías en cuanto al comportamiento de un organismo.

¿Qué impresión te causó la bienal?
En estos dos años veo un crecimiento importante del arte interactivo y electrónico. En 2007 participé también. Intentamos implementar este taller (que enseña herramientas tecnológicas para aplicar nociones de vida artificial en el arte), pero no fue posible, por lo que sólo me limité a transmitir conocimientos básicos. En las muestras, he visto un buen nivel de obras, tanto chilenas como extranjeras. Creo que acá se está gestando algo.

Me da la impresión que en Argentina hay un sistema más consolidado en apoyo de estas prácticas.
Desde hace unos seis años, se han abierto muchas carreras de pregrado en multimedia. Hay una tradición académica, algunas universidades gratuitas y por lo tanto muchísimo movimiento. Además, ciertas instituciones como Telefónica y el Centro Cultural de España generan espacios de exhibición e investigación. Creo que en esta materia, Argentina, México y Brasil llevan la delantera.

Más información: http://www.bvam.cl/